“Marchamos, principalmente, por la salud y bienestar de nuestros pacientes”, resumió el jueves Adriane Carrier, enfermera del hospital St. John’s Regional Medical Center, de Oxnard, California, quien junto a decenas de enfermeros, personal técnico y activistas marchaban frente a Dignity Health´s Northridge Hospital Medical Center.
“El asunto más importante es la seguridad de los pacientes”, indicó la enfermera clínica que trabaja en el hospital de Oxnard desde hace 12 años. En entrevista con La Opinión, Carrier dijo que el centro médico necesitaba tener más personal, enfermeros y asistentes para poder ofrecer un ambiente seguro para los pacientes. “Son los pacientes los que se perjudican con este escenario”.
“Queremos tener la ayuda suficiente para atender a los pacientes en un ambiente seguro”, coincidió George Robles, enfermero de Dignity Hospital desde hace 10 años, y quien llegó a la marcha con sus hijitos de 6, 7 y 10 años de edad. “Trabajamos jornadas de 12 y 14 horas y queremos que el hospital ofrezca el ambiente ideal para el cuidado de los pacientes”.
Hasta la hora del cierre de edición, Dignity Health no había respondido a los mensajes de La Opinión.

Gayle Batiste, enfermera en el Hospital Dignity. y presidenta de SEIU Local 121RN (enfermeras registradas) explicó, en entrevista con La Opinión, que el sindicato estaba actualmente en negociaciones con la administración del hospital para acordar un nuevo contrato.
“Propusimos que haya un CNA (asistente certificado de enfermería) por cada paciente y la administración respondió dos semanas después ofreciendo exactamente lo contrario, y aumentando el radio a cinco pacientes por cada un enfermero en el piso”, indicó Batiste.



La presidenta de SEIU Local 121RN explicó que no sólo era necesario considerar la métrica de pacientes y enfermeros, sino que el hospital también debería considerar la diferente condición de cada individuo en particular, lo que a su vez afecta las necesidades y demandas de cuidado.
Batiste dijo haber sido testigo de problemas similares a lo largo de sus años trabajando para Dignity Hospital, pero que nunca había visto algo así.
“Cuando empecé a trabajar como enfermera era siempre ‘primero el paciente’, pero ahora es ‘primero las ganancias’”, recordó Batiste. La enfermera opinó que la falta de personal se debía a una cuestión financiera. “El hospital recién tuvo una fusión con otro hospital y necesita el dinero”, señaló Batiste.
Carrier coincidió con Batiste.
“Hicieron una gran compra, se fusionaron con Catholic Health Care, y están recortando fondos por otros lados para ahorrar dinero, como por ejemplo con la comida para los pacientes, la cantidad de personal, incluso con la medicina, porque al haber menos personal en las farmacias, los medicamentos se retrasan y hay pacientes que en lugar de recibir, por ejemplo, las 4 dosis que necesitan, reciben sólo tres. El hospital está obsesionado con ganar dinero”, comentó la enfermera.
Carrier dijo que por años han estado expresando sus preocupaciones a la administración del hospital, pero que hasta la fecha han sido ignorados.



Licencia profesional
Tanto Carrier, como Batiste mencionaron que las condiciones bajo las cuales deben trabajar en la actualidad podrían poner en riesgo sus propias licencias profesionales.
“Al no darnos el tiempo necesario para ocuparnos de cada paciente, están poniendo en riesgo su salud y también nuestras licencias, porque no llegamos a cumplir todos los requisitos legales, de llenar planillas y completar documentos”, explicó Batiste. Las enfermeras y enfermeros no pueden trabajar sin su licencia profesional.
“Los pacientes están sufriendo, reciben cuentas por servicios que no llegaron a recibir por la falta de personal. Necesitamos más profesionales en la farmacia, necesitamos técnicos respiratorios, enfermeros y asistentes. Conozco a mi comunidad y lo hago por ellos. Los pacientes son nuestra prioridad”, agregó Carrier.