Guerreras de la justicia ambiental en California, entérate de quiénes son

Las mujeres encabezan la lucha del movimiento ecologista en el estado

La activista Andrea Vidaurre (i) y el Equipo de CCAEJ / foto: CCAEJ

La activista Andrea Vidaurre (i) y el Equipo de CCAEJ / foto: CCAEJ Crédito: La Opinión

La lucha que se lleva a cabo en California para proteger el medio ambiente tiene rostro de mujer.

Así lo demuestra la participación femenina dentro de las organizaciones dedicadas a combatir la contaminación y preservar la naturaleza, donde ellas son mayoría y han llevado a otro nivel el rol que tradicionalmente habían desempeñado en el hogar.

Andrea, Miya, Gladys y Katherine son ejemplo del liderazgo que han asumido las mujeres en el movimiento por la justicia ambiental en el estado.

Ellas representan a grupos ecologistas que desde su trinchera han combatido a las industrias contaminantes, promovido leyes y educado a la comunidad para cuidar y limpiar la casa que habitan todos los californianos.

Comunidades saludables

Andrea Vidáurre trabaja en el Center for Community Action and Environmental Justice (CCAEJ) como analista de políticas ambientales para el Inland Empire, una región conformada por los condados de San Bernardino y Riverside —que albergan una pésima calidad del aire.

Su participación en la lucha por la justicia ambiental empezó en sus años de colegio luego de escuchar una conferencia de Penny Newman, fundadora del CCAEJ, cuya mesa directiva y personal está conformado por 24 personas, de las cuales 20 son mujeres.

“Empecé como voluntaria… Siempre me ha preocupado la salud pública, que es algo que no se puede separar de la justicia ambiental. Las comunidades puedan ser igual de saludables que cualquier otro lugar, sin importar si son pobres, de color o inmigrantes”, comentó Andrea.

Entre los principales problemas ecológicos que afectan a Inland Empire, dijo esta activista, está la baja calidad del aire ya que por su ubicación geográfica, en esa zona se concentra el smog que acarrean los vientos desde el condado de Los Ángeles.

Además, siendo uno de los lugares que alberga una enorme cantidad de bodegas, la contaminación del aire se agrava por los camiones de carga que transitan las autopistas.

Por eso su trabajo se ha enfocado en desarrollar y promover políticas de salud ambiental para que los residentes del Inland Empire, en su mayoría hispanos de clase trabajadora, tengan una mejor calidad de vida.

Racismo ambiental

Gladys Limón es la directora ejecutiva de California Environmental Justice Alliance (CEJA), una organización donde 10 de sus 12 colaboradores son mujeres.

“En la lucha por la justicia ambiental parece que dominamos las mujeres y yo creo que es porque es un asunto que llega al corazón de los derechos humanos… Las mujeres generalmente luchamos por proteger la vida y el trabajo de justicia ambiental se trata de proteger y promover los derechos básicos”, mencionó.

Uno de los temas que más le preocupa, dice, es el “racismo ambiental” —un término peculiar considerando que el cambio climático y la contaminación pareciera afectar a todos por igual.

“El racismo ambiental”, explicó, “se da cuando las industrias que son la raíz de la contaminación se ubican en comunidades de bajos recursos, de color, de inmigrantes, porque las empresas calculan que no habrá resistencia del pueblo y pueden contaminar”.

Gladys Limón (d), directora de CEJA. / foto: suministrada.

Expuso como ejemplo el caso de la fábrica de baterías Exide, la cual por años contaminó el suelo de comunidades hispanas en el condado de Los Ángeles, ya que la respuesta de las autoridades fue tardía en comparación con la reacción inmediata que tuvo el gobierno ante la contaminación por gas que sufrió la comunidad blanca de Porter Ranch.

“El tema del medio ambiente se trata de derechos humanos, de proteger la vida”, agregó la directora de CEJA.

“La lucha es grande. Nuestro trabajo es hacer que las voces de las comunidades crezcan, tanto en las cortes como en la Legislatura, tenemos la responsabilidad, el deber y la oportunidad de hacer crecer este movimiento a todos los niveles”.

La intersección: contaminación y pobreza

Miya Yoshitani es directora ejecutiva de Asian Pacific Environmental Network (APEN), una organización con sede en Oakland en la que 21 de sus 31 colaboradores son mujeres.

El papel mayoritario de la mujer en el tema ambiental tiene mucho sentido para Miya, pues considera que son las madres de familia las que ven de frente el sufrimiento de sus hijos cuando a medianoche tienen que llevarlos al hospital por un ataque de asma.

Creció en Chicago y desde niña estuvo expuesta a la problemática de la contaminación industrial debido al trabajo que realizaba su padre como ingeniero. Por ello, siendo adolescente se involucró en el grupo ambientalista Greenpeace.

“Me empecé a dar cuenta que toda la contaminación de plantas industriales, refinerías, incineradoras, etc., afectaba principalmente a la gente de color por las zonas donde se ubican”, comentó.

Miya Yoshitani indica que todos tienen derecho de vivir en un lugar saludable.

“Hay una intersección entre la pobreza y la contaminación”, explicó. “Es una asunto que tiene mayor impacto en los pobres y también en los inmigrantes, refugiados e indígenas.

También está el factor de la raza, ya que si eres latino o afroamericano es más probable que vivas donde están las industrias contaminantes”.

Para Miya, su papel dentro de la lucha por la justicia ambiental es desarrollar liderazgo y promover el derecho que todos tienen de vivir en comunidades saludables, así como evitar el desplazamiento de personas de bajos ingresos, inmigrantes o refugiados debido a los intereses económicos de las industrias.

Conexión con la naturaleza

Katherine Palomares trabaja con la organización United Voices of Pomona for Enviromental Justice, es maestra de secundaria, pero colabora en programas educativos sobre el medio ambiente a través del jardín comunitario Huerta del Valle en Ontario.

“La lucha por la justicia ambiental es algo que me conecta a mi familia, a mi madre y a mi abuela, a la naturaleza, a mis raíces en México”, comentó.

Su labor como ambientalista está vinculada con la educar sobre los problemas del ambiente y hacer que la comunidad se conecte a la naturaleza a través del cultivo de la tierra.

También ha colaborado con campañas del CCAEJ relacionadas con la justicia alimentaria en el Inland Empire, donde personas de la comunidad pueden cosechar sus propias frutas y verduras.

Katherine Palomares colabora en programas educativos para el medio ambiente . / foto: cortesía de andres garcía.

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