Joven ‘dreamer’ y dueño de una funeraria demuestra que cuando se quiere se puede

Por su estado migratorio su sueño de ser ingeniero se desvaneció, pero cuando llegó el programa de DACA su visión y ganas salir adelante lo llevaron por el camino empresarial.

Hugo es originario del estado de Colima y emigró a Estados Unidos con su madre y dos hermanos cuando tenía 14 años. (Aurelia Ventura/ La Opinión)
Hugo es originario del estado de Colima y emigró a Estados Unidos con su madre y dos hermanos cuando tenía 14 años. (Aurelia Ventura/ La Opinión)
Foto: Aurelia Ventura / Impremedia/La Opinión

Hablar de la muerte es un tema que a muchas personas les asusta, pero para Hugo Sánchez Laurel el tema se volvió una platica común cuando por necesidad comenzó a trabajar en una funeraria.

En aquel momento, poco imaginaba que a sus 31 años se convertiría en el dueño de su propio negocio; la funeraria Optima Funeral Home en el sur centro de Los Ángeles.

Hugo es originario del estado de Colima y emigró a Estados Unidos con su madre y dos hermanos cuando tenía 14 años. En Los Ángeles la familia se estableció en el sur centro, lugar que carecía de buena reputación debido a la infestación de pandillas y crimen.

Sin embargo, este no fue obstáculo para que Hugo se aplicara en la escuela; aprendió el idioma y se sumergió en la cultura. Todo con el sueño de algún día poder ser un ingeniero de desarrollo inmobiliario.

No obstante, su sueño se vio frustrado al graduarse de la secundaria en el 2004 cuando se dio cuenta de la importancia de tener “papeles”.

La universidad ya no era una opción y él debía comenzar a trabajar.

“Cuando quise aplicar a mi primer trabajo en una compañía me pidieron documentos y se dieron cuenta que mi seguro social no era bueno y ni me lo regresaron”, recordó Hugo, de 33 años. “Después a los 18 o 19 años obtuve una pasantía con un ingeniero y me fue muy bien pero como dos años después corrieron mis papeles y ya no pude trabajar”.

Ya casado y con un hijo recién nacido, Hugo comenzó a enfrentar los estragos de la recesión del 2007. Los raquíticos ingresos de la pareja apenas les permitían cubrir sus necesidades básicas y tuvieron que desprenderse de lo material.

“Ya no había dinero, no podíamos hacer los pagos de los carros y dejamos que las compañías de reposesión se los llevaran”, aseveró el ahora empresario.

“Entonces ahorramos 200 dólares y con eso me compré una bicicleta”, contó Hugo quien nunca se dio por vencido.

El joven dijo que un tiempo atrás ayudó a un conocido a hacer un video con fotos (slide show) para mostrarlo en el velorio de un familiar fallecido. Los asistentes quedaron sorprendidos con el trabajo de Hugo y él no dejó escapar la oportunidad.

A Sánchez el programa de DACA le abrió las puertas, pero su entusiasmo y ganas de hacer algo lo lleva en las venas. (Aurelia Ventura/ La Opinión)

Y fue así que con bicicleta y el video en mano, como demo, Hugo visitó varias funerarias para ofrecer sus servicios de video.

“Antes era más fácil porque no era muy común tener los videos”, indicó Hugo quien entonces comenzó un trabajo independiente ofreciendo videos en las funerarias.

“Un día alguien vio el video y me ofreció un trabajo en una funeraria de tiempo completo”, recordó Hugo.

 

Un llamado para ayudar

Ya establecido en su empleo en la funeraria, Hugo dijo que todavía recuerda vívidamente aquel momento cuando por primera vez lo enviaron a recoger un cuerpo para llevarlo a la funeraria.

“Entré por las puertas de esa casa y me llegó mucho, primero porque yo era un extraño para ellos y al envolver a su ser querido con mi compañero, sentí que ellos querían tomar parte, les dijimos a los familiares si nos querían ayudar y ellos aceptaron”, contó Hugo.

“Y segundo porque recuerdo que al poner esa persona en mis brazos para ponerla en la camilla, estaba recibiendo el ser querido de alguien y eso se quedó conmigo para siempre”, agregó.

Ese fue el momento cuando Hugo entendió que su llamado era ayudar a las personas que enfrentaban uno de los peores momentos con la perdida de un ser amado.

“La primera pregunta que todo el mundo me hace ‘¿No te da miedo?’ Y desde la primera vez que recogí un cuerpo supe la respuesta, ‘No’. Porque es el ser querido de alguien y si es el ser querido de alguien como le vas a tener miedo a alguien que es amado”, aseveró Hugo. “Es imposible”.

 

Buscando más oportunidades

Hugo dijo que desde el comienzo de su trabajo en la funeraria le encontró “el amor” a la industria inmediatamente. No obstante, él también sabía que al paso de los años, y ya con dos hijos, se estaba estancando ya que no tenía aumento salarial ni beneficios y la falta de documentos le impedía hacer cambios drásticos.

Fue en el 2012 que Hugo, al igual que miles de jóvenes indocumentados en el país, recibió la importante noticia del presidente Barack Obama que anunció la Acción Diferida para Los Llegados en la Infancia (DACA).

Tan rápido como pudo, Hugo reunió todos sus documentos, contrató a un abogado y solicitó su DACA.

“Entonces alguien me ofreció otro trabajo en otra funeraria y mi salario fue duplicado”, dijo Hugo.

Contento pero no conforme, Hugo trabajó dos años más en esta segunda funeraria hasta que en el 2017 decidió tomar un paso arriesgado.

“Renuncié a mi trabajo y decidí que iba a abrir mi propio negocio”, contó Hugo aseverando que su esposa y su madre le dieron apoyo incondicional.

En su tiempo libre Hugo Sánchez Laurel disfruta el tiempo con su familia. (Suministrada)

Optima Funeral Home

A principios del 2017 comenzó a buscar el local para su propia funeraria. Él quería que fuera en el sur centro de Los Ángeles para poder servir a su comunidad.

El empresario dijo que cuando vio el edificio histórico de una iglesia bautista en la esquina de la calle 49 y Compton tuvo una pequeña duda que pronto descartó.

“Había una vocecita dentro de mi que me decía ‘ ¡Estas bien loco!’, porque la iglesia se estaba cayendo. El edificio estaba completamente destruido”, dijo Hugo. “Pero yo lo vi como algunos maestros me veían a mi en la secundaria, con potencial”.

Y fue así que tras seis meses de buscar los permisos pertinentes con la ciudad y de la asociación de estructuras históricas Hugo logró abrir las puertas de la funeraria Optima Funeral Home, el 6 de junio del 2017.

El edificio histórico completado originalmente en 1944 fue la sede de la Iglesia Bautista de Belén, cuyo diseño único eclesiástico del arquitecto Rudolph Schindler fue de los pocos ejemplos de arquitectura moderna de aquel tiempo.

El edificio se mantiene intacto hasta la fecha.

Sánchez prefirió iniciar su negocio en el sur de Los Ángeles, lugar a donde llegó a los 14 años. (Aurelia Ventura/ La Opinión)

Hugo dijo que escogió el nombre de Optima debido a su significado; el nivel más alto de servicio.

“Y en inglés y en español se escribe igual y significa lo mismo”, recalcó el empresario.

Los laureles que rodean el nombre son en honor al apellido de su madre, Laurel.

Hugo no puede dejar de emocionarse al pensar en el momento que su sueño como empresario comenzó a florecer.

“Ver mi negocio abierto fue casi como cuando mis dos hijos nacieron. Fue uno de los momentos mas felices de mi vida”, aceptó Hugo.

Sin esperar mucho tiempo, Hugo decidió hacer el papeleo pertinente para incluir su funeraria en la lista de funerarias con servicios de repatriación en el consulado en México en Los Ángeles.

“Somos la única funeraria del sur de Los Ángeles enlistada”, aseveró.

Hugo también se enorgullece en decir que Optima Funeral Home también ha servido a la comunidad. Él ha ofrecido servicios funerarios libres de costo a veteranos fallecidos como forma de agradecimiento por luchar por este país.

“Son personas que no tienen familias y nosotros les ayudamos para que no terminen abandonados en el condado”, recalcó.

 

‘Obama pensó en mi’

Hugo dijo que gracias a DACA ha logrado grandes avances en su vida. La esperanza que acarició por muchos años para poder tener un seguro social valido y un permiso de trabajo por fin se le había hecho realidad.

Hugo Sánchez siempre ve oportunidades donde otros ven obstáculos.  (Aurelia Ventura/ La Opinión)

“Pagar $495 cada dos años [para renovar DACA] para mi no es difícil, especialmente con todas las oportunidades que DACA te da, de estar a gusto, poder viajar, poder tener un negocio, un buen trabajo, poder pagar tus impuestos y poder contribuir”, aseguró.

El empresario aseveró que muchas veces las personas tienden solamente a caminar por la vida sin ver a su alrededor, algo que les impide salir adelante.

“Es muy importante levantar la mirada y ver lo que estas haciendo. Para mi cada mañana llegar aquí y ver el edificio es un orgullo. Llegar, saludar a los muchachos, ver el plan del día y empezar a ejecutarlo es un orgullo”, recalcó Hugo quien tiene cuatro empleados, dos de ellos también beneficiarios de DACA.

“Y me gusta ser un poquito egocéntrico y decir, ‘Yo creo que Obama pensó en mi y pensó en muchos de nosotros que si tenemos algo que aportar a este país”, puntualiza con una sonrisa.