¡Sí se pudo! Recamareras se apuntan una victoria
Ayuntamiento de Santa Mónica vota a favor de mejorar los beneficios para miles de trabajadoras en la limpieza de hoteles, que incluye el botón de pánico para evitar agresiones sexuales mientras laboran

Las protecciones ganadas en la ordenanza de la ciudad de Santa Mónica serán para más de 2,100 mujeres que trabajan en la industria de hotelería local. / fotos: Jorge Luis Macías. Crédito: La Opinión
Los seis miembros del Ayuntamiento de la ciudad costera de Santa Mónica votaron de manera unánime por una ordenanza que mejoraría la seguridad de miles de mujeres —en su mayoría latinas— en la industria hotelera.
La alcaldesa Gleam Davis, el alcalde pro-tempore Terry O’Day; así como los concejales Ana María Jara, Kevin McKeown, Sue Himmelrich, Greg Morena y Ted Winterer otorgaron la histórica victoria a dicho movimiento laboral.
“En estos tiempos la política necesita un poco más de humanidad”, dijo el concejal Greg Morena al argumentar su voto. “Espero que empoderemos a la gente y les proporcionemos los derechos humanos que merecen y que el tema de esta ordenanza se replique en el país”.
La sesión que se prolongó por más de seis horas debido a casi un centenar de testimonios públicos, pero la medida aprobó todas las protecciones solicitadas por el sindicato hotelero UNITE HERE Local 11, a pesar de la oposición de un grupo de recamareras de algunos hoteles.

En específico
La protección más relevante se refiere al riesgo de agresión sexual u otra conducta amenazante cuando las mujeres realizan sus quehaceres y aplica también a hoteles muy pequeños con menos de 40 habitaciones.
El otorgamiento de un dispositivo de seguridad personal, conocido como “botón de pánico”, que ayudaría a las mujeres a defenderse cuando se encuentren en situaciones de peligro en el trabajo.
“Hace 10 años yo entré a hacer la limpieza en un cuarto”, dijo a La Opinión Juana “N”, una recamarera de origen salvadoreño. “El hombre de la habitación estaba en bata y se quiso propasar conmigo. Yo hui de inmediato, lo reporté, pero no pasó nada”.
La ordenanza incluye una política de compensación —la más fuerte del país— por la carga de trabajo. Esta incluye el pago doble por turnos de 8 horas en los que a los trabajadores se les asignan 3,500 pies cuadrados de limpieza (4,000 pies cuadrados para las recamareras).
“Uno tiene que limpiar demasiadas habitaciones en cada hotel y con tanta presión uno se lastima”, dijo Ismelda Reyes, una mucama del Departamento La Unión, El Salvador, quien lava y plancha en un hotel por $15.72 la hora. “Yo, antes trabajaba limpiando oficinas de 5:00 pm a las 2:00 a.m. pero dejé ese trabajo porque no podía dormir en el día y me estaba enfermando”.
La ordenanza requiere, además, que los 41 hoteles de la ciudad organicen talleres de capacitación sobre medidas de seguridad en el empleo y sus propietarios retengan a sus trabajadores si las propiedades cambian de dueño o hay nueva administración.

Las críticas
Greg Metz, copropietario del Sea Shore Motel —un inmueble de 21 cuartos que ha operado desde 1972 junto a su hermano Chris y que cuenta con cuatro empleados— dijo que una de las partes “más problemáticas” de la ordenanza eran las cargas administrativas y financieras asociadas con el cumplimiento de la Capacitación de Limpieza Pública.
“Esta es una extralimitación”, criticó Metz. “Entiendo que no hay ninguna organización de capacitación de limpieza pública, ni sabemos quién proporcionará el mandato de entrenamiento”.
La industria hotelera local argumentó que las recamareras terminarían sus labores de limpieza de pies cuadrados asignados en menos de ocho horas, lo cual les obligaría a pasarlas de tiempo completo a tiempo parcial, lo que conllevaría a la perdida de beneficios.
“Los 4,000 pies cuadrados son dos cuartos de dos suites donde yo trabajo y los limpio en menos de cuatro horas”, dijo Gladyz Beltrán, una recamarera originaria de San Salvador. “De ser así, a nosotros nos daría trabajo de medio tiempo y yo perdería todos mis beneficios”.
En la actualidad, ella trabaja ocho horas en las que limpia un promedio de nueve a 10 cuartos en el hotel Casa del Mar. Esto le significa ganar 10 créditos en el día.
“Mis beneficios de seguro médico son del 100%; gano $26 la hora y por eso estoy feliz… Yo no quiero cambios a mis créditos”, indico la mujer. “Aparte, luego de cinco años de trabajo, acumulo cinco horas por quincena y me dan dos semanas de vacaciones”.

Sin embargo, en la presentación de su reporte al Concilio, Anuj Gupta —subgerente de la ciudad y director de política— recomendó un límite diario de 4,000 pies cuadrados de espacio de limpieza, al tiempo que dicha tarea requiera una tasa de compensación de tiempo doble por todas las horas trabajadas cuando la carga de trabajo excede el máximo de pies cuadrados.
“Nuestro trabajo es demasiado pesado” dijo René Ortiz, un asistente de lobby. “Hay días en que uno no alcanza a sacar [terminar] el trabajo en ocho horas”.
Su esposa, Josefina, quien se desempeña como recamarera sindicalizada, añadió que “cuando pedimos ayuda los administradores se enojan”. Para ellos, la cuota de trabajo es limpiar 14 habitaciones.
El tema de la explotación laboral de las recamareras ha cobrado interés nacional y en ciudades como Long Beach, Oakland, Emeryville, Seattle y Chicago se han adoptado leyes para protegerlas.
La ordenanza de Santa Mónica entraría en vigor, a partir del 1 de enero de 2020.