El 189 aniversario de Independencia de Centroamérica en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, además de la participación de contingentes representativos de Belice, Panamá y México congregó a casi 250,000 personas a lo largo del festival y desfile que comenzó en la intersección de las avenidas Vermont y Pico, y concluyó en el Parque Mac Arthur.
El despliegue de bellas carrozas, adornadas con globos y banderas de las naciones adscritas a las naciones que integran la Confederación Centroamericana (COFECA), fueron parte de la edición 37 de la magna fiesta.
“Recordemos los sueños de los próceres que deseaban una Centroamérica unida”, destacó la cónsul de Honduras en Los Ángeles, María Fernanda Rivera Fiallos, en referencia a Francisco Morazán, el libertador de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.

Después de lanzar vivas por todos los países participantes del desfile, la diplomática grito a todo pulmón: “¡Que viva la independencia!, ¡Dios los bendiga! y ¡Dios bendiga a Centroamérica!”, momento en el que se desató la algarabía entre quienes participaron del evento protocolario.
Este año, Honduras fue el país organizador y al frente del desfile estuvo el Ballet Nacional Folclórico Garífuna del director artístico Armando Crisanto Meléndez, quien al recordar el 198 aniversario de la liberación de la opresión de los conquistadores españoles dijo que “nunca nos sometieron. La cultura no tiene color; permite la solidaridad, la compasión nos mantienen unidos”, añadió. “No hay cultura negra ni blanca porque la cultura es patrimonio de la humanidad”.



Los hijos de la tierra de Rubén Darío, los nicaragüenses portaron con orgullo su bandera con franjas azules, que simbolizan la justicia, lealtad y el color de los lagos Xolotlán y Cocibolca.
“Por primera vez vivo este desfile y se me enchina la piel”, dijo Felipe Reyes Aburto, un nicaragüense de 40 años, originario de Managua. “Yo vivía en Oregón, pero allá no hacen esta fiesta, y para mí es un honor celebrar a mi patria”.
Para la comunidad salvadoreña, preocupa la incertidumbre de no tener protección legal permanente, aunque muchos pudieron conseguir el Estatus de Protección Temporal (TPS) ofrecido en 1992, al final de la guerra, y después de la devastación del huracán Mitch, en 1998 y el terremoto de 2001; la comunidad sigue preocupada porque cada 18 meses se vence el permiso, quedando vulnerables legalmente y con la obligación de tener que desembolsar cientos de dólares para renovar el permiso, si es que es extendido.



En la actualidad, son aproximadamente 200,000 salvadoreños quienes están protegidos de la deportación y cuentan con permisos para trabajar en Estados Unidos.
En marzo pasado, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) anunció la extensión del TPS a los ciudadanos de El Salvador, Haití, Nicaragua y Sudan, cuyos permisos de trabajo vencen el 2 de enero de 2020.
La fecha de caducidad tiene nervioso, pero no temeroso a Rafael Diaz, de 73 años.



“Si viene la migra por mí, mejor; así me ahorran el pasaje de avión”, dijo. “He renovado mi permiso 15 o 20 veces y siempre hay que pagar mucho dinero a inmigración y a los abogados”, dijo el hombre originario de Jocoro, Morazán (El Salvador).
Al final del desfile se desató una polémica por la participación de un grupo de miembros del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), quienes fueron abucheados por el público y les gritaron “¡Váyanse, Váyanse!”.
“Por culpa de ellos tuvimos que huir de nuestra patria”, criticó Rosa Melgar, oriunda de San Salvador, a la vez que otros de sus compatriotas apostados en las aceras pidieron a Dios “que le dé sabiduría al presidente Nayib Armando Bukele para que sepa gobernar”.


