Recibe una triste noticia después de averiguar que está embarazada

Tuvo que tomar una difícil decisión que podría afectar a su bebé

Roberta Burton está esperando a su tercer hijo, pero a la alegría de saber que estaba embarazada se le sumó la triste noticia de que tiene cáncer.

Ante tan un diagnóstico tan devastador tuvo que tomar la aterradora decisión de someterse a tratamiento de quimioterapia sin saber si afectaría a su hijo por nacer.

Afortunadamente, los médicos creen que la quimioterapia está funcionando, informa Chronicle Live.

“Al bebé le está yendo muy bien. Estoy teniendo exámenes regulares para comprobar que todo va bien y están muy contentos, el bebé está bien. Me hicieron una resonancia magnética a la mitad de mi quimioterapia y el cáncer parecía remitir. Es un alivio, pero aún me preocupa”, declaró la afectada.

Roberta, madre de Noah, de cuatro años, y Ezra, que tiene casi dos años, descubrió que tenía cáncer después de que su esposo Jason, de 27 años, notó un bulto inusual en su cuello cuando tenía alrededor de seis semanas de embarazo.

Fue al médico a que lo mirara y entonces la derivaron al hospital a que le hicieran pruebas.

Después de una serie de pruebas, que incluyeron tres biopsias, finalmente le diagnosticaron linfoma de Hogkin.

Después de los resultados, los médicos le informaron de  que su mejor oportunidad de vencer la enfermedad sería comenzar un ciclo de quimioterapia de inmediato, pero también le advirtieron que el tratamiento podría presentar riesgos para su bebé.

Pruebas posteriores revelaron que el cáncer de Roberta estaba en fase 2 y que los tumores se habían extendido a su pecho.

Pero ahora, a mitad de su tratamiento, los tumores de Roberta parecen estar disminuyendo, aunque debido a su embarazo no puede hacerse una ‘tomografía por emisión de positrones’ (PET), el tipo de exploración que normalmente se usaría para monitorear la enfermedad.

“No puedo hacerme una exploración PET. Ese es el tipo de exploración que generalmente usarían en estas circunstancias, es un poco más preciso, pero usa radiación y no es aconsejable”, explicó Roberta.

A pesar de su alivio por los buenos resultados hasta el momento, afrontar el cáncer y el embarazo ha sido algo muy difícil para Roberta, que está de 28 semanas. Se siente agotada, ha tenido un resfriado que le ha durado más de ochos semana y además tiene diabetes gestacional.

Pero tener dos niños pequeños y otro en camino no le deja mucho tiempo para lamentarse por su situación.

Sigue luchando, aunque nota los efectos físicos. No solo el cansancio extremo, también se le ha caído el cabello y por eso se ha comprado una peluca que piensa  usar de vez en cuando.

Los médicos del hospital Royal Victoria, en Newcastle, Reino Unido, continuarán monitoreando de cerca el embarazo de Roberta antes de decidir cuándo debería tener una cesárea planificada.

Se espera que pueda cargar al bebé hasta las 36 semanas, pero es posible que tenga que dar a luz antes, tal vez a las 32 semanas.

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