Inyecciones de esteroides para la artritis ¿son seguras?

A medida que envejecemos aumenta el riesgo de padecer artritis, un trastorno que se caracteriza por la hinchazón y sensibilidad de una o más articulaciones. Para aliviar esta condición, muchos pacientes recurren a tratamientos con inyecciones o infiltraciones de esteroides, especialmente en las rodillas y caderas. Sin embargo, esta práctica genera preocupación entre algunos profesionales, aquí te contamos por qué.

El cartílago es el tejido firme y elástico que reviste a las articulaciones y se encarga de proteger a los huesos, permitiendo que se deslicen unos sobre otros. Cuando se rompe o desgasta, estos comienzan a rozarse, provocando dolor, hinchazón y rigidez. La osteoartritis, también llamada enfermedad degenerativa de las articulaciones o artritis de “desgaste”, es la forma más común de artritis. Generalmente ocurre en las manos, caderas y rodillas.

Según explica la Clínica Mayo, si bien este trastorno se encuentra estrechamente relacionado con la edad, existen otros factores de riesgo: antecedentes familiares, tener sobrepeso, haber sufrido fracturas u otras lesiones articulares, realizar trabajos que demandan posiciones desgastantes (como arrodillarse o estar en cuclillas), practicar deportes de impacto y ser sedentario.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ( CDC) estiman que más de 30 millones de adultos estadounidenses sufren osteoartritis, razón principal por la que se reemplazan más de un millón de articulaciones (principalmente caderas y rodillas) cada año.

Además de las cirugías, reservadas como último recurso, los profesionales pueden recetar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, como ibuprofeno (Advil) o naproxeno (Aleve), recomendar cambios en el estilo de vida, como realizar ejercicio o modificar la dieta, o enfoques sin fármacos, como la fisioterapia, el uso de bastón o aparatos ortopédicos.

También existe otra opción muy común, las inyecciones de esteroides o ácido hialurónico (un tipo de lubricante). Estas pueden aliviar rápidamente la inflamación articular, y sus efectos puede durar varias semanas, incluso meses. Sin embargo, en una reciente publicación de Harvard Health Publishing, el doctor Robert Shmerling, profesor asociado de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard, cuestionó esta práctica.

Preocupación por las inyecciones

A partir de un informe publicado recientemente en Radiology, Shmerling explicó que la experiencia de un centro médico y una revisión de investigaciones llegaron a conclusiones preocupantes sobre las inyecciones articulares para la osteoartritis de cadera o rodilla. Los puntos destacados fueron los siguientes:

  • Falta de evidencia convincente de que funcionen.
  • Entre el 7 y 8% de las personas que reciben inyecciones de esteroides parecen empeorar, e incluso su artritis se acelera “más allá de la tasa esperada”.
  • Pueden ocurrir fracturas inusuales en aproximadamente el 1% de las personas.
  • Puede provocarse daño óseo (llamado osteonecrosis) en aproximadamente el 1% de las personas.

Otros efectos secundarios incluyen un aumento temporal del azúcar en sangre, sangrado en la articulación y, aunque inusual, infección. Los autores sugieren que los médicos ordenen radiografías antes de cada inyección y no las realicen si hay evidencia de alguna de estas complicaciones o dolor inexplicable.

Si bien el experto dijo que, aunque temporal, algunas personas informaron una mejora significativa con las inyecciones de esteroides, también compartió información de un estudio publicado en JAMA, que descubrió que las personas que recibieron inyecciones de esteroides tenían un mayor adelgazamiento del cartílago articular que las que recibieron inyecciones de placebo.

Entonces ¿Cómo se debe proceder ante esta situación? Shmerling afirmó que, por el momento en su propia práctica, no descartará el uso de inyecciones. Sin embargo, solo las utilizará tras revisar cuidadosamente los riesgos y beneficios potenciales. “Si no es terriblemente útil, no recomendaría inyecciones repetidas”.

Y agregó: “Restringir las inyecciones a aquellos que mejoran significativamente y limitar el número de cada año puede ser una buena estrategia para eliminarlas por completo, especialmente porque los efectos secundarios más graves son bastante raros”.

El experto señaló que son necesarios estudios adicionales que examinen el tipo, dosis y frecuencia de las inyecciones de esteroides que podrían proporcionar más beneficios que riesgos, y quiénes serían los más beneficiados. Hasta entonces, concluyó “creo que es importante tener una mente abierta sobre cuán útiles y seguras son realmente las inyecciones de esteroides para la osteoartritis”.

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