Entérate cómo llegan los tanques de agua a los albegues de migrantes en Tijuana

La ayuda de voluntarios en la frontera escasea en la época de la pandemia

Los tanques pueden almacenar hasta 70 galones de agua. / fotos: Manuel Ocaño.

Los tanques pueden almacenar hasta 70 galones de agua. / fotos: Manuel Ocaño.  Crédito: Impremedia

El doctor Phil Canete vivía en California pero decidió mudarse a Tijuana, México, con el objetivo de estar más cerca de los migrantes en los refugios, donde todos los días intenta prevenir que se den casos de COVID-19.

Desde hace unas semanas, Canete y algunos voluntarios amigos suyos, del grupo Alianza para la Salud Migrante, instalan tanques de agua en los albergues, para que los migrantes puedan lavarse las manos de manera constante e incluso si el suministro en la ciudad les fallara.

“En la pandemia es increíblemente importante que se laven las manos, hemos instalado cuatro tanques en albergues donde hay más migrantes y donde están refugiados en espacios más compactos”, platica el médico a La Opinión, desde su clínica de la zona norte de Tijuana.

Canete es posiblemente el último voluntario estadounidense que recorre los albergues con la misión de prevenir que el coronavirus llegue a estos migrantes.

El doctor Phil Canete (i) da charlas de higiene a los migrantes que viven en los albergues.

Dificultades en medio de la emergencia

Por la contingencia, las organizaciones que generalmente ayudan a los refugios de migrantes dejaron de cruzar hacia Tijuana.

Esto sucedió luego de que México y Estados Unidos decidieran, desde el 20 de marzo, suspender cruces fronterizos de personas “no esenciales”.

Y como la entrega de alimentos y artículos de higiene personal lo llevan a cabo organizaciones, cuyos miembros tienen visas de turista —y su viaje era considerado ‘no esencial’— encontraron cada vez más obstáculos para cruzar la frontera; hasta que finalmente dejaron de cruzar.

Canete por el contrario, decidió mudarse a Tijuana para estar cerca de sus pacientes y continuar los trabajos de la Alianza.

Instalado en México, el estudiante de medicina continúa sus clases de postgrado en la Universidad de California en San Diego (UCSD) por Internet y con ello dejó de tener que cruzar la frontera diariamente.

Consultas por WhatsApp

Ahora, al acudir al refugio Pro Amor Dei —donde lo esperaban 117 potenciales pacientes— el médico les entregó copias de un cartel en el que está anotado su número telefónico, para que le consulten por WhatsApp cualquier asunto relacionado con su salud, independientemente de qué lado de la frontera él se encuentre.

“Si ustedes tienen algún malestar, me pueden contactar por WhatsApp para platicarme qué les pasa. Si necesitan consejos, se los doy y si necesitan medicamentos, se los puedo traer aquí al albergue”, explica el médico.

Un migrante pidió medicamento para la Diabetes tipo 2 y Canete le dijo que le entregará suministro para dos meses, que cubre buena parte del periodo de confinamiento.

Se reparten carteles con el número de teléfono del doctor para consultas.

Leticia Herrera, directora de Pro Amor Dei, dice que la labor del médico y de sus asistentes “es una bendición”.

La pandemia ha pegado rápidamente en Baja California. Los primeros casos se registraron casi un mes después que inició en San Diego. No obstante, hasta este sábado San Diego tenía 100 fallecimientos y Baja California 163, de ellos 110 en Tijuana. El condado de San Diego tiene 3.1 millones de residentes y el estado de Baja California 3.6 millones.

Hasta ahora, ningún refugio de migrantes en Tijuana ha detectado casos de COVID-19 y Herrera se pregunta si tiene algo que ver el trabajo del médico Canete.

Por recomendación del doctor, cada persona que llega al albergue recibe gel antibacterial para las manos y rociadas de un compuesto con cloro para las suelas de los zapatos. Si no tiene cubrebocas, también se le proporciona.

En cada visita enseña a niños y adultos a lavarse lo mejor posible las manos y les habla de la importancia de mantener distancia entre sí.

Preparados con lugar para la cuarentena

Phil Canete tiene también designada, frente al refugio, una casa a la que planea llevar a los migrantes en caso de que alguno llegue a enfermarse de coronavirus. Hasta ahora nadie ha tenido que ir a ese lugar.

De hecho trabaja con aprobación de autoridades de Salud de Baja California, que le han encargado avisar si localiza algún caso de COVID-19 en los albergues.

Para prevenir contagios, Canete ha comprado siete contenedores o tanques de agua y ya ha instalado cuatro en algunos de los albergues migrantes más concurridos.

Este fin de semana regresó con La Opinión al refugio Pro Amor Dei, un albergue que eligió para instalar uno de los tanques porque tiene un gran número de personas y es uno de los últimos dos refugios en la ciudad que todavía recibe migrantes, a condición de pasar cuarentena para prevenir potenciales contagios.

“En diciembre [de 2019] llegamos a tener 130 migrantes, pero algunas familias se fueron con parientes a pasar el tiempo que no se procesen los casos de asilo”, explica Leticia Herrera.

Dulce García, directora ejecutiva de la organización Ángeles de la Frontera, comentó que su agrupación ha otorgado recursos a Canete y a sus voluntarios para comprar los tanques para lavarse las manos y comprar medicamentos.

“Al parecer es el último grupo activo de ayuda a los migrantes en los refugios y al apoyarlos, ayudamos a quienes más lo necesitas en momentos clave”, dijo la abogada.

A través del doctor Phil, Mario podrá conseguir medicina para su diabetes.

Para ayudar

Aunque Canete y el grupo de voluntarios han trabajado con fondos de Ángeles de la frontera, desean ampliar sus servicios y hoy buscan aportaciones en una página de GoFundMe en: gofundme.com/f/refugee-health-alliance-

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