Serenatas, fiestas clandestinas, donaciones, cambio de oficio… todas las estrategias del mariachi para sobrevivir

Los integrantes del Mariachi San Andrés crearon una estrategia para poder sobrevivir en la emergencia por coronavirus

Parte del Mariachi San Andrés durante una serenata en la Ciudad de México.

Mariachi San Andrés durante una serenata. Crédito: Gardenia Mendoza | Impremedia

MÉXICO  – Son las cuatro en una tarde nublada en la Ciudad de México. Cinco hombres y una mujer se forman en una fila lateral para guardar distancia. Afinan violines y guitarras sobre la calle de Colima en la colonia Roma. Trajes ajustados, botones brillantes, moños en lugar de corbata, sombreros de ala ancha. Cubrebocas.

Forman parte del Mariachi San Andrés que se ha movilizado a todo galope porque les cayó un cliente y ese contratante quiere una serenata para una muchacha morena de pelo largo vestida de short corto que se asoma incrédula entre los barandales para descubrir la sorpresa:  una serenata al pie de su ventana, ¡como en las películas!

La pandemia de COVID-19 no detuvo los músicos que ahora cantan y tocan alegres en la calle vacía. Las mañanitas es su primera pieza y la chica festejada junta las manos para aplaudir. Un hombre se le acerca y le da un beso. Desde el interior se unen otras personas. Todos arriba beben sorbitos vasos en mano y suena Cielo Rojo, el Son de la Negra, Mátalas, ¿Sabes una cosa?

Es una ronda de balcón, una de las pocas posibilidades que ahora tienen miles de mariachis mexicanos para sobrevivir porque les permite guardar distancia, principalmente en las ciudades que tienen aún el semáforo en rojo, como la capital mexicana. Y porque la fiesta está suspendida.

Es uno de los eventos menos riesgosos relacionados al oficio. Las otras opciones son acciones desesperadas.

Zimbrar la guitarra en una reunión pequeña o arriesgar el todo por el todo para seguir en una actividad declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2011 o dar un giro a sus vidas, cambiar de oficio o esperar.

Serenata de balcón en la calle Colima de la Colonia Roma
Serenata de balcón en la calle Colima de la Colonia Roma

Extremos 

Al principio de la cuarentena, cuando la información sobre el COVID-19 era confusa y ajena para muchos mexicanos, el Mariachi San Andrés tuvo un repunte en las contrataciones para ir a los cementerios. Hasta seis eventos en un día. Ahora que lo mira a distancia, Sergio Carrrillo, director del grupo, cree que algunos de los difuntos que aún se enterraban allá por mediados de marzo pasado eran las primeras víctimas del coronavirus.

“Todo coincide, pero no supimos si habían muerto  por eso porque somos discretos con los clientes”.

El Mariachi San Andrés tenía una cartera de 400 clientes en la Ciudad de México y los alrededores para bodas, serenatas, sepelios, festivales? que logró gracias a su pagina de internet www. Mariachi-san-andres.com. Pero en los últimos tiempos, el teléfono dejó de sonar. Entre abril y mayo sólo los llamaron para cuatro eventos.

Los mariachis en general no tienen problema en salir en medio de la pandemia. El primer día de junio fueron quienes recibieron a los primeros turistas en Los Cabos, Baja California, y justo en esa misma fecha, pero en Torreón, Coahuila, alegraron con sus voces la vuelta al mercado de la cerveza en el país que se había restringido por el cierre de las fábricas. Poco después, en el balcón de la calle de Colima, con entonaciones, gritos, acordes…

Sergio Carrillo sabe que hay riesgo en los eventos, pero más por el descuido en las medidas de sanidad. “Han muerto muchos mariachis en estos días, no creían en el coronvirus”, advierte.

“Principalmete de Garibaldi (donde antes de la pandemia trabajaban unos 2,000). Entre ellos, unos  12 que yo conocía aunque no había amistad y dos que eran amigos cercanos”.

En medio de la desesperación, muchos charros han tomado decisiones arriesgadas hasta los límites. El 10 de mayo, en el estado de Jalisco —cuna del mariachi — entraron al Hospital Civil de Guadalajara para dar una serenata a los médicos y enfermeros que atienden a pacientes COVID-19 ante el impedimento de poder hacerlo como cada año en casas, jardines, plazas, restaurantes…   Días después, la policía de la ciudad de Querétaro reportó el arresto de mariachis en la colonia Obrera, donde se habían reunido más de 20 personas para celebrar una fiesta a pesar de las restricciones.

Más al norte del país, en Culiacán, Sinaloa, un grupo de mariachis y bandas de viento tomaron el palacio de Gobierno para ofrecer una serenata al gobernador Quirino Ordaz con una especial petición: subsidios para sobrevivir en tanto se permiten los eventos masivos donde ellos trabajan.

La Ley General de Cultura y Derechos culturales, en su artículo 18, precisa que, para preservar al mariachi, se debe impulsar desde el estado “el estudio, protección, preservación y administración del patrimonio cultural inmaterial de las entidades federativas, municipios y alcaldías”

Los músicos sinaloenses no tuvieron respuesta aún, sólo los acercamientos físicos entre ellos mismos y los curiosos que rondaron el  palacio estatal.

Los moderados 

Antes de que cancelaran todos los eventos internacionales del Mariachi Internacional San Juan, Miguel Angel Rodríguez, su director, no se había tomado tan en serio al coronavirus. O más bien, lo veía como un bicho exótico. Pero las llamadas procedentes de Bélgica, Rusia y Francia fueron contundentes: “No habrá festivales”.

Poco después también les canceló Cuba un show en Ciego de Avila. Y luego la Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala. No habría más eventos de gobierno ni en teatros del pueblo ni ferias patronales. Para abril sólo se quedaron con un evento y ya no hubo más. De vez en cuando algún cumpleañero arriesgado les habla a Zumpango del Río, la sede del grupo, pero son eventos de máximo 10 personas.

Buenos tiempos. Cuando el Mariachi Internacional San Juan podía salir de gira por el mundo.
Buenos tiempos. Cuando el Mariachi Internacional San Juan podía salir de gira por el mundo.

En esos casos Miguel Angel Rodríguez llama a los  músicos y cantantes que hoy sobreviven gracias a préstamos del fondo común del Mariachi Internacional San Juan, o sea, el dinero que les  habían dado por adelantado en los festivales cancelados y que tarde o temprano tendrán que pagar. Mientras tanto van capoteando el temporal.

Los más complicados del grupo son los casados con familia. Ellos son los que piden prestado o trabajan en otros oficios. Un compadre fabrica lozas, un primo hace de carnicero, un hermano cría ganado y otros son agricultores en sus pueblos, en Chimalhuacán y Pachuca, a donde volvieron para ahorrarse la renta”.

En el mariachi San Andrés también tienen algunas bajas. De los 13 miembros que integran la banda, seis están lejos de la CDMX, en Puebla, Tlaxcala, Guanajuato… y no pueden venir por pocas presentaciones. Mientra pasa la pandemia, uno vende tamales otro purifica agua y un tercero exporta café. Los otros tres se volcaron al campo.

Mientras tanto, Sergio Carrillo escribe correos, manda mensajes por WhatsApp y paga publicidad en Google para promover su página, cada click le cuesta algo de dinero, pero así se ha hecho de nuevos clientes como aquellos a los que llevaron serenata en la colonia Roma la semana pasada.

“Algo va saliendo”.

El resto del tiempo sigue su rutina de trabajo en la Secretaría de Salud de la Ciudad de México como parte del equipo administrativo.

En el afán de sobrevivir, los mariachis de la capital mexicana han buscado diversas estrategias. Quienes trabajaban en la Plaza Garibaldi se integraron en un colectivo de 322 personas del oficio para empujar al gremio a través de una campaña en Donadora, una plataforma digital para el financiamiento de causas.

La idea es intercambiar canciones en formato digital por donaciones. La donadora se lanzó en el marco del Día de las Madres en el Teatro Esperanza Iris de la capital mexicana, 16 agrupaciones de mariachis retransmitieron un espectáculo virtual.

Sin embargo, la gente no se ha entusiasmado demasiado después de esa fecha.

“No gusta mucho el mariachi virtual porque es algo que ya se puede ver en Youtube”, advierte Sergio Carrillo. “Por eso ceo nos queda más que esperar, tener buen ánimo y seguir viviendo al día”.

Eso sí, el día que salgan otra vez sin miedoa las calles, será en grande. A grito abierto como suele hacer el marichi.

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