Programa reconoce y premia a líderes hispanos

Jacqueline Pérez Valencia, una de las nominadas, comparte su historia, logros y planes futuros

Jacqueline es una de las 12 jóvenes hispanas nominadas.

Jacqueline es una de las 12 jóvenes hispanas nominadas. Crédito: Cortesía Perez Valencia | Cortesía

Cada año desde 2006, la compañía Coors Light celebra y recompensa a jóvenes hispanos de entre 21 y 39 años de edad, que trabajen o sean voluntarios para una organización sin fines de lucro, por sus logros y compromiso con la comunidad. La persona ganadora recibe una subvención de $25,000 para que su organización desarrolle un programa que beneficie a los latinos en su comunidad.

Una de las 12 nominadas de este año es Jacqueline Pérez Valencia, de 26 años y coordinadora del programa Coding as a Second Language (Código como segundo idioma), de la organización Hispanic Heritage Foundation (HHF).

En entrevista con La Opinión la joven hispana describió su labor y compartió logros y planes futuros.

“El programa Coding as a Second Language es una iniciativa de HHF que comenzó unos cinco años atrás, de la mano de quien fue mi supervisor, Alberto Avalos”, indicó Jacqueline. La joven explicó que el programa nació de la necesidad de atraer a más latinos al espacio de tecnología.

Jacqueline se integró a la organización y al programa alrededor de un año y medio atrás y trajo consigo su experiencia en Washington DC, donde trabajó con niños y ayudó a desarrollar políticas educativas. En su estadía en Washington, la joven también enseñó educación cívica y el funcionamiento del Gobierno a estudiantes de la escuela secundaria.

La joven enseña computación a los niños.

Sí se puede, elegir una carrera STEM

Jacqueline explicó que la premisa del programa de código es que los estudiantes hispanos vean las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática) como una posibilidad viable y que aprendan los conceptos básicos de la computación.

“Yo recuerdo cuando era chica que, cuando llegaban temas de tecnología o computación, los maestros nos decían, ‘Esto es muy difícil, si no lo entienden, ya déjenlo’. Nosotros queremos que los niños hispanos sepan que sí es difícil, pero también que sí se puede aprender. Todos tenemos la posibilidad de aprender y elegir una carrera tecnológica”.

“A todos nos gusta ver televisión, películas y jugar videogames y eso no tiene nada de malo; pero nosotros queremos ver a nuestra comunidad latina, en lugar de ser consumidores, nos convirtamos en los creadores de estos juegos y películas”.

Como en todos los ámbitos, la pandemia del COVID-19 hizo que la modalidad original de enseñanza de computación tuviese que modificarse para seguir los protocolos de seguridad y distanciamiento. Jacqueline explicó que las clases en la actualidad se realizan de manera virtual, a través de Zoom.

“Nos comunicamos y trabajamos con maestro con maestros, escuelas y distritos. Antes de la pandemia, organizábamos ‘Boot Camps’, campamentos y academias, depende de lo que los maestros nos piden, desde una clase, a un programa de 6 a 8 horas”.

Competencia cultural

Otro componente del programa de código y computación de HHF es el de la competencia cultural, esto es, la identificación de los niños hispanos con sus instructores.

“No tiene nada de malo que el instructor sea una persona mayor, un hombre blanco ingeniero, pero los niños se sienten más identificados cuando ven a un estudiante o graduado joven que se parece más a ellos, que los pueda entender”, explicó la joven.

“Cuando yo estoy dando los cursos, me puedo identificar con los niños, porque yo también crecí en una casa humilde. Entiendo que los papás estén atrás cocinando, mientras los niños están tomando sus clases. Entiendo que muchas veces tienen que apagar la cámara de la computadora porque tienen a toda su familia de 10 atrás haciendo ruido”.

Cada semana, el programa cuenta con 30 y 60 estudiantes. “Nuestra meta es llegar a un millón de estudiantes para finales del año 2021″, dijo la joven y compartió una de sus experiencias favoritas, enseñando computación en español.

“Con mi compañera, manejamos a Caléxico a enseñar código. Es un pueblo fronterizo y muchos de los niños son recién llegados, o cruzan la frontera para tomar las clases. En Caléxico damos dos clases por día, desde 30 estudiantes, hasta una clase combinada de hasta 200 a la vez. Esa fue mi primera experiencia dando clases en español, porque muchos niños en el lugar no hablaban inglés. Esto me recordó cuando yo era chica. Hasta 2 y 3 grado yo no conocía el idioma porque mis papás no sabían hablar inglés. Los estudiantes estaban muy agradecidos y fue una experiencia muy bonita”, recordó.

Perez Valencia destacó la importancia de la competencia cultural.

Planes para el futuro

Jacqueline nació y creció en Pico Rivera, California. Hija de padres inmigrantes de Veracruz y Toluca, México, la joven es la primera en su familia en estudiar en la universidad. Jacqueline estudió y se graduó de Sociología y Negocios en la Universidad de La Verne, California.

Entre sus sueños y planes futuros, la joven contó que le gustaría volver a la universidad para obtener una maestría en políticas de educación.

“Hay muchos problemas en el sistema educativo y siempre se necesitan nuevas ideas. Me gustaría poder ayudar en ese aspecto. Siempre recibí muy buenos consejos y tuve el apoyo de maestros y personas que me ayudaron, y ahora querría poder ayudar a otros. Los niños son el futuro”. Jacqueline también está involucrada en el programa Latinas On Fast Track (LOFT) para jóvenes profesionales latinas y estudiantes universitarias

Para más información, o para apoyar y votar por Jacqueline, puedes visitar: https://www.coorslightlideres.com/

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