Lo que nadie vio en la inauguración de Biden

La ceremonia fue muy distinta a las pasadas

WASHINGTON, DC - JANUARY 20: Jennifer Lopez performs during the 59th Presidential Inauguration for President-elect Joe Biden and Vice President-elect Kamala Harris on January 20, 2021 in Washington, DC.  During today’s inauguration ceremony Joe Biden becomes the 46th president of the United States. (Photo by Greg Nash - Pool/Getty Images)

WASHINGTON, DC - JANUARY 20: Jennifer Lopez performs during the 59th Presidential Inauguration for President-elect Joe Biden and Vice President-elect Kamala Harris on January 20, 2021 in Washington, DC. During today’s inauguration ceremony Joe Biden becomes the 46th president of the United States. (Photo by Greg Nash - Pool/Getty Images) Crédito: Greg Nash - Pool/ | Getty Images

El panorama político dejó un inusual escenario en los últimos días del mandato de Trump y, sobre todo, ayer, en la toma de posesión del cargo por parte Biden.

Lo que se veía: miles de soldados de la Guardia Nacional en uniforme de combate, puntos de acceso inaccesibles, vallas rematadas con alambres de espino. Y lo que no era tan visible: periodistas con chalecos antibalas, cascos y recomendaciones de los jefes de no llevar las acreditaciones de prensa a la vista para no convertirse en el “blanco fácil” de grupos violentos como los que asaltaron el Capitolio el 6 de enero. .

El 10 de enero, el periodista de la NBC Los Angeles Mekhalo Medina avisaba a sus compañeros de profesión en Twitter: “Compañeros periodistas, tened cuidado sobre el terreno. Además de las preocupaciones por Covid, existe esta creciente preocupación sobre cómo los partidarios de Trump afirman que somos ‘blanco fácil’. Ya vimos el mensaje que enviaron mientras saqueaban el Capitolio. Por favor, estad alerta”.

Y es que desde que el Seattle Times descubriera varios hilos en la plataforma social favorita de ultras y antisistema animando a la turba a dirigir sus esfuerzos contra los periodistas que acudieran a cubrir la ceremonia de inauguración, calificándolos de ‘blanco fácil’ –término militar que hacer referencia a población civil u otros individuos desarmados– los medios de comunicación confirmados para retransmitir el evento extremaron las precauciones.

El editor gerente del Times, Ray Rivera, calificaba la situación de “territorio aterrador”. “No quiero exagerar esto, pero siempre existe la preocupación. Es difícil saber cuánto de esto es retórica o grandilocuencia, pero es fácil para mí pensar que alguna persona se tomará esos mensajes en serio y hará algo”, concluía Rivera.

Por su parte, la jefa de la oficina de Los Angeles Times en Washington, Kimbriell Kelly, distribuyó máscaras de gas, cascos y chalecos antibalas para los periodistas del LA Times que asistieron a la toma de posesión del presidente electo Joe Biden.

Varios medios llevaron a cabo entrenamientos de seguridad para preparar a los reporteros para el Día de la Inauguración, llegando a aconsejarles mantener sus credenciales de prensa ocultas para no convertirse en ese blanco fácil tan ansiado por los ultras.

Para garantizar la seguridad, también se emplearon miles de efectivos de la Guardia Nacional en uniforme de combate, portando mochilas y rifles de asalto, situados detrás de vallas de más de dos metros de altura rematadas con alambre de púas.

Agentes del FBI y de los SWAT se entremezclaban con miembros del Servicio Secreto y de la Policía local y estatal, repartiéndose por zonas para proteger los alrededores del Capitolio y los edificios del Senado y la Cámara de Representantes de posibles ataques como el del pasado 6 de enero.

Unidades fuertemente armadas llegadas de todo el país respaldaban a los oficiales de la Policía del Capitolio de los Estados Unidos en las contadas entradas habilitadas para el 20 de enero: tan solo un par de puntos de acceso para peatones y vehículos alrededor del campus del Capitolio.

Comentando el despliegue de camino a hacerse la obligada prueba de coronavirus antes de asistir a la inauguración, el ex representante republicano por Florida, John Mica, admitió que la escena era “diferente a todo lo que he visto” durante sus 24 años en la Cámara.

No es para menos.  Se temía lo peor y se debía estar preparado por si sucedía. Así lo demostró una falsa alarma de ataque al Capitolio desató el pánico, poniendo en pausa uno de los ensayos de la inauguración y movilizando decenas de efectivos de fuerzas de seguridad y de atención médica.

Poco después se descubría que lo que parecía ser un ataque en las inmediaciones del Capitolio resultó ser un incendio que hirió a una mujer sin hogar y destruyó sus posesiones.

Dicho incendio “generó una columna de humo y causó problemas de seguridad en una ciudad que ya estaba nerviosa”, según informó Associated Press.

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