Vendedores ambulantes reciben el apoyo de la comunidad a través del evento ‘Love Our Vendors’

Activistas piden que los ataques a este grupo deberían de ser considerados como ‘delitos de odio’

La comunidad sale a apoyar a los vendedores asaltados.

La comunidad sale a apoyar a los vendedores asaltados. Crédito: Jorge Macías | Cortesía

El costarricense Mauricio Caballero y el mexicano Eliú Ramírez agradecieron que los directivos de la fundación Local Hearts haya organizado el evento “Love Our Vendors” (Amor por nuestros vendedores).

“Gracias a todos los buenos corazones que han venido para ayudarnos”, dijo Caballero, quien es legalmente ciego y fue atacado y robado en Los Ángeles.

El hombre de 45 años, nacido en San José, Costa Rica sufrió la fractura de una pierna y la nariz. Estuvo dos semanas hospitalizado.

“Yo vivía y dormía en mi carro y una grúa se lo llevo; me querían cobrar $3,000, pero yo preferí perderlo porque no podía pagar”, contó Mauricio a La Opinión.

“También me robaron $2,000 que tenía ahorrados y no podía defenderme? ¿Cómo? si soy ciego”, agregó el hombre que vendía sus productos en una mesa, desde cruces y rosarios a muñecos de peluche, pasta de dientes, mascarillas y baterías.

Mauricio Caballero, vendedor ambulante invidente, fue atacado y robado en mayo.

En el establecimiento de Dirt Dog, “el perro caliente oficial de Los Ángeles”, ubicado en 9414 del bulevar Firestone en la ciudad de Downey, los 25 empleados de Kenny Dang y Timothy Cam la fila de comensales era larga.

“Nosotros nos identificamos con los vendedores ambulantes; yo también lo fui en Nueva York y en Chinatown”, dijo Kenny Dang, respecto al motivo por el cual su negocio se involucró en ayudar a los vendedores latinos.

Otro de ellos fue Eliú Ramírez, originario de  Puebla, México, quien fue acosado tres veces por afroamericanos en Long Beach, cuando hacía sus ventas sobre la calle Cedar.

“A la tercera vez que vinieron una mujer me lanzó agua por la espalda; luego llegaron otras dos y me tiraron  toda la mercancía al piso”, expresó.

A pesar de ser la víctima, la policía de Long Beach lo multó, aunque después de desatar la ira de la comunidad, la infracción le fue anulada.

“Hay más gente buena que mala, creo yo”, dijo Eliú. “Yo le doy las gracias a todas las personas que de buen corazón me han ayudado”.

El niño Iván Mason Martínez compra nieve a Eliú Ramírez, un vendedor ambulante.

Justamente, a través de Local Hearts Foundation de Long Beach, Tito Rodríguez y otros directivos se han dado a la tarea de llegar a los corazones de la comunidad para crear una cultura de amor y proteger a los vendedores ambulantes.

“Durante la pandemia nuestra organización invirtió $15,000 para regalarles mascarillas, desinfectante y gas pimienta para que se puedan defender”, dijo Rodríguez.

Rodríguez consideró que los ataques a los vendedores ambulantes deberían ser considerados como “delitos de odio”, ya que, de acuerdo con la organización LA Street Vendors, el 90% de las agresiones han provenido de atacantes afroamericanos.

La mayoría de los ataques han ocurrido en Long Beach, Watts, Compton, Paramount, el centro y sur centro de Los Ángeles, y en el área de Pico-Union.

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