AMLO: ataque frontal contra la clase media 

A López Obrador se le olvida que la clase media de la Ciudad de México votó de manera abrumadora por su proyecto en 2018

amlo y su esposa

AMLO y su esposa se quinat el cubrebocas al salir de la casilla después de votar (Foto: Manuel Velasquez/Getty Images). Crédito: Manuel Velásquez | Getty Images

Aunque en las elecciones del 6 de junio Morena mantuvo la mayoría absoluta en el Congreso y ganó 11 de las 15 gubernaturas en juego, para López Obrador ha sido muy difícil aceptar el descalabro de su partido en la Ciudad de México.

En su afán por aminorar la derrota en la capital del país, donde Morena perdió 9 de las 16 alcaldías, AMLO ha recurrido a lo insólito: atacar a la clase media.

Primero dijo que el revés de Morena en lo que había sido su principal bastión político se debió a que los clasemedieros fueron víctimas de un manejo informativo perverso, tendencioso, inmoral y tóxico contra su gobierno. Es decir que, desde su óptica, ese sector no tiene criterio propio pues se deja manipular fácilmente por lo que dicen los periodistas e intelectuales contrarios a su gobierno.

La furia del presidente no quedó ahí. Días después redobló sus agresiones al señalar que hay un sector en la clase media que siempre ha sido “muy individualista, aspiracionista, que siempre le da la espalda a su prójimo y que sin escrúpulos morales quiere ser como los de la arriba… Es increíble cómo apoyan a gobiernos corruptos”, sentenció.

Las declaraciones de AMLO no solo son equivocadas sino muy peligrosas pues le echan leña a la hoguera a un país ya altamente dividido.

Por otro lado, a López Obrador se le olvida que la clase media de la Ciudad de México votó de manera abrumadora por su proyecto en 2018. Ese año Morena ganó incluso en las alcaldías con mayor poder adquisitivo (Miguel Hidalgo y Benito Juárez) porque existía la esperanza de que terminara con la corrupción del PRIAN y trabajara a favor de un país con mayor igualdad.

Hoy, sin embargo, los clasemedieros le han retirado su apoyo a la 4T, no porque de repente se hayan vuelto egoístas, sino porque están desencantados ante la falta de resultados.

Los males del país no solo no se han resuelto, sino que se han agravado. Pese a los programas sociales para ayudar a los más desfavorecidos, México tiene hoy 10 millones más de pobres. La lucha contra la corrupción no ha avanzado como se prometió, el pésimo manejo de la pandemia ha dejado oficialmente 260 mil muertos y la violencia generada por el crimen organizado sigue incontenible.

Gran parte de la población también está inconforme por la caída de la Línea 12 del Metro, por la militarización del país, por la escasez de medicinas para niños con cáncer, por el cierre de guarderías y por la indiferencia de Palacio Nacional hacia las demandas de las mujeres para vivir en una sociedad donde se les respete y proteja.

Por desgracia, ninguno de estos factores tiene peso en la lectura que hace López Obrador de la derrota de Morena en la Ciudad de México. En lugar de escuchar a la gente y hacer un examen de conciencia sobre los errores cometidos, prefiere recurrir a la descalificación rápida. De continuar así, lo único que logrará es perder cada vez más apoyo. Habría que recordarle que en la capital el 50% de los hogares se identifica como parte de la clase media.

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