Mujeres de la Tierra salen a las calles a convencer a las personas que no se han vacunado

Con el incremento de contagios de covid, un grupo de mujeres visitan comunidades difíciles y peligrosas para aclarar dudas sobre las vacunas

Irma Muñoz es directora ejecutiva de Mujeres de la Tierra.

Irma Muñoz es directora ejecutiva de Mujeres de la Tierra. Crédito: Jorge Macías | Impremedia

Personal contratado por la organización sin fines de lucro Mujeres de la Tierra marca una diferencia en los esfuerzos de alcance para que inmigrantes con o sin documentos que viven en las áreas de Westlake, Koreatown y el Parque MacArthur se convenzan de la importancia de vacunarse contra la covid-19.

Desde junio y hasta el 10 de septiembre, un grupo de 25 trabajadores que lidera Irma Muñoz, directora ejecutiva de Mujeres de la Tierra, completarán  la labor de informar, educar y programar citas para que la comunidad venza el miedo y despeje sus dudas sobre la eficacia y seguridad de las vacunas Pfizer y Moderna.

“Estamos salvando vidas en esa área”, dijo Irma Muñoz a La Opinión, durante una entrevista frente al renovado teatro al aire libre Levitt Pavilion del  parque MacArthur. “Esa es nuestra meta y compromiso con la gente de El Salvador, Guatemala, Honduras y México”.

Hasta mediados de agosto, en su octava semana de promover e informar sobre la vacunación, el esfuerzo y compromiso del equipo de Mujeres de la Tierra proporcionó información a más de 65,000 miembros de la comunidad y programaron 2,314 citas de vacunación.

Nanette Machado, una trabajadora de Mujeres de la Tierra, logró convencer a las hermanas Vilma y Mónica Santiago a inmunizarse.

La intervención de Mujeres de la Tierra surgió de un proyecto concertado con autoridades de UCLA y el gobernador de California, Gavin Newsom, para llevar las vacunas directamente a donde viven los inmigrantes que, por diversos motivos se han mantenido reacios a inocularse.

“Después que nos dieron entrenamiento les dijimos que ya no estábamos interesados en participar y se sorprendieron”, recordó Irma Muñoz. ”Nosotros pensábamos que la forma en cómo ellos querían llevar a cabo el proyecto no iba a tener impacto”.

La activista dijo que cada comunidad tiene su forma de ser. Su cultura e idiosincrasia es muy distinta a como ellos querían hacer el trabajo comunitario, pues lo primero que había qué resolver era el miedo de las familias que no tienen documentos.  A ellos les preocupa que su información pueda ser compartida con cualquier agencia de gobierno.

“La mayoría de la gente en el área [Westlake y MacArthur Park] pertenece a una comunidad de bajos ingresos”, expresó Paola Machan, directora de operaciones en Mujeres de la Tierra.  “Es un área bastante poblada y muchos tenían miedos, dudas, mitos que veían [y creían] en Facebook; por eso no se vacunaban”.

Juan Daniel de 12 años de edad es vacunado.

Un enfoque distinto

Tocar a las puertas no era una opción viable.

Además, los inmigrantes saben que si alguien extraño llega a su casa no le van a abrir.

Los edificios altos y sobrepoblados presentaba también restricciones de entrada a los representantes de Mujeres de la Tierra.

La labor se tornó peligrosa porque al menos tres pandillas controlan Westlake y los alrededores del Parque MacArthur.

De hecho, a un trabajador que promovía la información de la vacuna la amenazaron con una pistola.

Para acercarse con seguridad y convicción ante la gente, la organización cambió la estrategia: salieron a encontrar a la gente en la calle, en el parque, en las lavanderías, donde ellos conviven, y en sus horarios, a fin de entender los motivos por los cuales no se habían vacunado.

“La brecha tecnológica también era un obstáculo, incluso aun cuando navegar en la página de https://myturn.ca.gov/ era muy fácil, pero para muchos no lo era”, indicó Paola Machan.

Ahora, muchos residentes agradecen el diálogo personal en el que se involucraron, se han vacunado y están más tranquilos.

“Poquito a poquito van cambiando las cosas”, subrayó Irma Muñoz.

David Aranda, de 13 años(i) ya está vacunado, igual que su mama, Ingrid Rodríguez. Solo falta el pequeño Moisés..

Alta cifra de muertes

En este Distrito 1 de la ciudad de Los Ángeles, datos del Departamento de Salud Pública del condado, señalan que, en el barrio de Westlake -donde se localiza el Parque MacArthur- hasta el 27 de agosto se registraron 315 muertes y se detectaron 8,462 casos positivos de covid-19.

Esa misma zona tiene la tasa más baja de vacunación: 58.6%, en comparación con el 69.7% de Koreatown, donde se han registrado 6,083 casos de covid-19 y 126 muertes, es decir, menos de la mitad que en el área donde residen latinos.

Entre tanto, en el área de Pico-Union los casos acumulados son 7,603 y 239 fallecimientos, mientras que la tasa de vacunación es del 64.2%.

El Distrito 1 de la ciudad de Los Ángeles está compuesto por 274,628 habitantes: El 23% corresponde a menores de 0 a 17 años; el 65% de 18 a 64 años y el 11% tienen 65 años o más. El 70.6% son de origen latino; 18.1% asiáticos; 8.2% blancos y 2.7% afroamericanos.

“A medida que seguimos viendo que los casos de covid-19 aumentan, en mi distrito [en una semana de 699 a 1070 y de dos muertes a seis] es más importante que nunca que la gente se vacune, se haga la prueba con regularidad, use una mascarilla que cubra su nariz siempre que esté fuera de su casa, se lave las manos con frecuencia y respete la distancia social”, dijo el concejal Gil Cedillo.

“Es la lucha de la comunidad”

Este fin de semana, los encuestadores de Mujeres de la Tierra se dispersaron alrededor del parque MacArthur y calles aledañas para hablar cara a cara con los residentes, en lugares abiertos como la calle, lavanderías, tiendas de conveniencia, supermercados y puestos de comida.

Nanette Machado, una trabajadora de la organización, destacó que ha resultado un verdadero reto llegar a la gente porque muchas personas no quieren compartir su información, debido a que son indocumentados. Hay residentes de Guatemala que solo hablan la lengua quiché y desconfían de las personas del gobierno.

No obstante, ella pudo persuadir a las hermanas oaxaqueñas, Vilma y Mónica Santiago, y al hijo de esta última, Juan Daniel Tobón, de 12 años, para que se vacunaran en la clínica móvil de St. John’s  Well Child & Family Center, ubicado en University Prep Value High School, del 1929 West Pico Boulevard.

“Yo no creía en la vacuna; en más de un año y medio no me ha pasado nada”, dijo Vilma.

Su hermana consideró que “era mejor vacunarse porque en las escuelas van a pedir que sea obligatoria para los niños”. Los tres recibieron la primera dosis de la vacuna Pfizer.

“Mucha gente no se había vacunado porque pensaban que necesitaban tener seguro médico y que se iban a meter en problemas de inmigración”, expresó José Chaidez, consejero de beneficios de St. John’s Well Child and Family Center.

Los esfuerzos por incrementar los niveles de vacunación también se desarrollaron en el patio del Consulado de Mexico, donde aproximadamente 8,000 personas ya están protegidas contra la Covid-19.

“Nosotros unimos esfuerzos con organizaciones pro-inmigrantes y que luchan por el derecho a la salud de todos”, comentó a La Opinión, Elena Aragón, directora de la Ventanilla de Salud de la sede diplomática de México.

“Muchos piensan todavía que por su estatus migratorio no tienen derechos, pero esto no es así”, expresó. “Estamos abiertos para aclarar cualquier duda que haya sobre las vacunas”.

Los interesados en obtener información pueden comunicarse al consulado mexicano al (213) 351-6826; también pueden obtener un viaje gratuito a un lugar de vacunación, llamando a la oficina del concejal Gil Cedillo: Gilbert.Cedillo@lacity.org o 213-473-7001, y para hacer una cita, con Mujeres de la Tierra al (323) 207-5155

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