Fin de semana mortal con tres tiroteos

Dos de las balaceras fueron en el sur de California; en conjunto dejaron al menos 12 muertos y varios heridos

Grand Central Market fue el epicentro de un tiroteo el sábado. (Jacqueline García/La Opinión)

Grand Central Market fue el epicentro de un tiroteo el sábado. (Jacqueline García/La Opinión) Crédito: Jacqueline García/La Opinión | Impremedia

El lunes por la mañana el mercado Grand Central Market del centro de Los Ángeles radiaba su habitual ambiente agradable dando la bienvenida a las personas que compraban su comida y otros productos.

De no ser por las noticias y los videos de las redes sociales, pocos se imaginarían que tan solo dos días atrás este lugar fue la sede de un tiroteo que dejó a un hombre muerto y docenas de personas huyendo por su vida. El sospechoso del tiroteo aún no ha sido arrestado.  

Entre los espectadores estuvo el señor Adán Hernández, quien ha trabajado en un negocio de frutas y verduras por más de 30 años. Contó que el sábado por la tarde estaba acomodando la fruta cuando escuchó alrededor de cuatro tiros “fuertes” y muy “cerca” de donde él se encontraba.

Su esposa Cristina Hernández lo había ido a visitar y también fue testigo de los fuertes disparos.

Adán dijo que inmediatamente la dueña del negocio gritó que se escondieran.

“Nos metimos a ese cuadrito”, dijo Adán señalando un pequeño compartimento debajo de la mesa de las frutas. “Tampoco podíamos correr porque pasó la estampida de gente y ahí nos podían agarrar los tiros también porque no sabíamos de donde venían”.  

Adán Hernández atiende a clientes en Grand Central Market. (Jacqueline García/La Opinión) Crédito: Jacqueline García/La Opinión | Impremedia

Cristina dijo que ella solo se puso a rezar y tuvo mucho miedo. Añadió que ha visto los casos de tiroteos en las noticias, pero jamás pensó que les pasaría tan cerca.

Un guardia de seguridad que cuidaba la entrada sobre la calle Hill, y que no quiso proveer su nombre, dijo que él tenía el día libre cuando sucedió el tiroteo, pero en los más de tres años que lleva trabajando ahí nunca ha experimentado un incidente de esa magnitud.

“Si ocurre que llegan las personas con problemas mentales a molestar a los clientes o algunos que tratan de robar pero nosotros los calmamos”, dijo el guardia de seguridad indicando que hay cinco guardias de seguridad vigilando el mercado.

Debido a que el mercado es muy popular por su amplia variedad de comida y restaurantes, los turistas lo visitan todos los días. Este fue el caso de José, quien esperaba su comida pacientemente, pero desconocía lo que había pasado unos días antes. Él y su esposa andaban de vacaciones y eran de San Francisco.

“Hasta ahorita todo lo que hemos visto se ve bien y se ve calmado”, dijo José, quien no quiso revelar su apellido.

A pocas mesas de distancia, Michael Melchor y su prometida Alejandra Hernández habían llegado de Utah a visitar familiares y amigos, pero por ahora habían decidido ir a comer al mercado. Melchor dijo que vio a varios guardias de seguridad por todo el mercado lo cual era una buena señal.

“Pues verlos te hace sentir más seguro”, indicó el joven, quien también trabaja como guardia de seguridad en Utah y desconocía lo del tiroteo.

Melchor explicó que es bien sabido que los guardias de seguridad no cargan armas y él cree que no es necesario ya que utilizarlas en lugares tan aglomerados como el Grand Central Market pudiera afectar a más personas inocentes al tratar de detener al sospechoso a disparos.

“A nosotros nos han enseñado a utilizar métodos para calmar la situación, pero no usamos armas”, dijo Melchor.

Michael Melchor, su prometida Alejandra Hernández y su sobrina en el Grand Central Market. (Jacqueline García/La Opinión) Crédito: Jacqueline García/La Opinión | Impremedia

Fin de semana trágico

El fin de semana causó pena y dolor por los tres tiroteos que se desataron en diferentes partes del país. Dos de ellos en California, estado conocido por tener el mayor número de regulaciones de armas de fuego.

Tres horas antes del tiroteo en el centro de Los Ángeles, las noticias reportaban que un sospechoso identificado como Payton S. Gendron, entró a un supermercado en Buffalo Nueva York y comenzó a disparar despiadadamente desde el estacionamiento y luego dentro del supermercado.

Diez personas fallecieron y tres más resultaron heridas. Se cree que fue motivado por causas raciales ya que el supermercado estaba en un área primordialmente negra.

El domingo en el condado de Orange se reportó que otro hombre, no relacionado con ninguno de los dos sospechosos anteriores, disparó dentro de la Iglesia Presbiteriana de Taiwán en Laguna Woods donde se estaba llevando a cabo un banquete de almuerzo después del servicio religioso.

El sheriff del condado de Orange, Don Barnes, dijo el lunes en conferencia de prensa que había unas 50 personas en ese momento.

“El sospechoso involucrado condujo [de Las Vegas, NV] hasta el condado de Orange el sábado, y estaba en el área alrededor de la iglesia… El sospechoso no asistía regularmente a esa iglesia, y no se conocen vínculos ni afiliaciones con esa iglesia aparte de su aparición [el domingo]”, dijo Barnes.

El sheriff explicó que el sospechoso, identificado como David Cho, de 68 años, aseguró las puertas dentro de la iglesia con cadenas e intentó desactivar las cerraduras con superpegamento.

Barnes explicó que el sospechoso comenzó a disparar hiriendo a cinco personas hasta que el doctor John Chang, de 52 años, lo detuvo pero perdió la vida en el intento.

“Quiero decirles que el doctor Chang es un héroe en este incidente, según las declaraciones del testigos y corroborado por otros medios, se sabe que el doctor Chang intentó desarmar al sospechoso lo que permitió que otros feligreses intercedieran y lo detuvieran”, dijo Barnes en la conferencia. “Lamentablemente, después de que el doctor Chang abordó al sospechoso, fue alcanzado por disparos y fue declarado muerto en la escena”.

Se cree que el motivo de este tiroteo fue un incidente de odio motivado políticamente, dijo Barnes añadiendo que el sospechoso estaba molesto por las tensiones políticas entre China y Taiwán.

Identificando los patrones

Jillian Peterson, psicóloga y profesora de criminología y justicia penal en la Universidad de Hamline en St. Paul, Minnesota, dijo en entrevista con KNX que los tiroteos masivos se han vuelto tan rutinarios y la respuesta del público en general también se ha vuelto rutinaria.

“Los medios lo reportan, de nuevo la vida sigue y hasta que vuelve a suceder”, dijo Peterson. “Fue una de las razones por las que decidimos profundizar en las historias de vida de los tiradores en masa en este proyecto de cinco años, que publicamos en este libro llamado ‘El proyecto de la violencia’, donde realmente tratamos de entender quiénes son estos perpetradores, de dónde vienen y qué podemos hacer en realidad”.

Peterson lideró un proyecto nacional para crear una base de datos integral de cada tirador masivo desde 1966, que ha impactado la política nacional y recibido la atención de los medios globales.

Indicó que la disponibilidad de las armas y la segunda enmienda son componentes claves al problema. Sin embargo, su investigación descubrió que no hay una sola cosa a la que se le pueda identificar como el detonante, ya sea la salud mental, trauma, racismo o la retórica de odio entre otros.

“Es una especie de todo junto. Pero ciertamente, el fácil acceso a las armas realmente está alimentando eso y especialmente para personas que tienen historias documentadas de antecedentes problemáticos”, dijo la profesora.

Añadió que parte de la motivación de los tiroteos masivos son con el objetivo de que sean observados y presenciados.

“Es un crimen horrible y espantoso, pero el objetivo es hacer llegar su mensaje al mundo”, indicó.

Es por eso que hay tiradores que transmiten sus fechorías en las redes sociales en vivo o dejan manifiestos para asegurarse que su queja y su nombre se vuelva viral, como lo hizo el asesino del supermercado en Buffalo.

La psicóloga explicó que algunas de las soluciones que se encontró en su investigación es que pueden haber estrategias como verificaciones de antecedentes universales, leyes de bandera roja que permiten peticionar ante la corte la remoción de un arma a alguna persona no apta para portarla.  

“Hay cosas que tienen un buen apoyo de investigación que podemos hacer sin una ley del Congreso… como el almacenamiento seguro de nuestras propias armas de fuego… la creación de equipos de respuesta a una crisis, la creación de conexiones con los centros comunitarios de salud mental, la evaluación de amenazas”, dijo Peterson.

Y en cuanto a esparcir el mensaje, dijo que tanto las redes sociales como los individuos son clave importante para continuar o detener la distribución del mensaje.

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