Buscan rescatar la identidad indígena de las niñas en Los Ángeles

La organización Girasoles en Marcha busca apoyo para seguir operando tras el impacto de la pandemia

Girasoles en Marcha pide donaciones para seguir operando.

Girasoles en Marcha pide donaciones para seguir operando. Crédito: Cortesía

Celeste nació en Los Ángeles, pero hasta que cumplió 15 años desconocía su ascendencia zapoteca del sureño estado mexicano de Oaxaca y cuando la descubrió se quedó tan fascinada que no descansó hasta iniciar, con apoyo de su madre, una organización que ayudara a miles de niñas como ella, descendientes de indígenas latinoamericanos, a encontrar su identidad.

Mónica García, la madre de Celeste Rojas, recuerda el notable cambio que experimentó su hija al saber de dónde venían sus raíces.

“Yo me identificaba mucho con mi hija”, platicó Mónica García a La Opinión, “porque, como madre soltera, yo tenía que trabajar todo el día y, al regresar a casa, me encontraba con mi adolescente que me decía ‘ma, yo siento que no pertenezco a ningún lugar’”.

La madre de Mónica y abuela de Celeste es zapoteca del pueblo de Solaga. Mónica, quien nació en la Ciudad de México, la escuchaba hablar en zapoteco por teléfono o con sus tías, pero la señora enfrentó por su origen une fuerte discriminación en la capital mexicana y no quería que su hija sufriera lo mismo.

“Como mi hija yo sentía que no pertenecía, no sabía de mis raíces aunque vivimos en el Barrio Coreano en Los Ángeles”, un vecindario con una significativa población zapoteca.

Mónica García hizo un esfuerzo por regresar a estudiar y se matriculó en el Colegio Comunitario de Los Ángeles.

“Fue como si por primera vez abriera los ojos y viera por mí misma”, dijo al platicar sobre las clases en que aprendía con orgullo de las grandes aportaciones al mundo de las culturas y los líderes indígenas latinoamericanos.

“Regresaba a casa y le platicaba de esas clases a Celeste”, y la jovencita abría grandes los ojos y le repetía “sí, má, sí; eso es lo que me hacía falta saber”.

A partir de entonces entendieron más a la madre de Mónica y abuela de Celeste, quien las cuidaba en Los Ángeles “sin que casi nunca tuviéramos que ver a un doctor, porque sabe curar con yerbas y su comida típica oxaqueña es muy saludable”.
Nace Girasoles en Marcha
Por ese tiempo Celeste le propuso a su madre lanzar una iniciativa, “porque no es posible que tantas niñas como yo tengan que esperar hasta que vayan ellas o sus madres vayan al colegio para entender que sí encajan, que sí tienen una identidad”.

“Usted probablemente sabe”, dijo Mónica García, “con la identidad viene el autoestima”, y a iniciativa de Celeste formaron y registraron la organización Girasoles en Marcha.

Iba a ser una organización para niñas zapotecas, pero comenzaron a llegar menores de países latinoamericanos. Incluso el primer logo lo diseñó una voluntaria hondureña; el segundo fue de una peruana.

La organización sobrevivió con fondos que aportaron Mónica y su actual esposo, pero durante la pandemia sufrieron desempleo y privaciones de las que apenas comienzan a recuperarse.

Celeste ahora es egresada de Estudios Globales de la Universidad de California en Berkeley y trabaja en promoción de organizaciones de justicia social; Mónica es pasante de terapeuta de Salud Mental y pronto va a terminar la maestría.

Mientras tanto Celeste es asesora de Girasoles en Marcha y Mónica ha incluido en los talleres de la organización algunos que ayudan a las niñas a responder a la discriminación y a ganar autoestima al sentirse orgullosas al identificarse como indígenas.

Aunque cuentan con apoyo de voluntarios que donan conferencias y materiales, la organización continúa sin poderse reponer como consecuencia de la pandemia.

Mónica y Maité Montalvo, una indígena quechua boliviana, son las únicas dos personas al frente de Girasoles en Marcha y solo cuentan con sus propios recursos para sacar adelante la organización.

Mónica y su esposo pagaron dos veces trámites para que notarios de Los Ángeles registraran la organización en la clasificación 501 (c) (3), que les permitiría tener fondos de fundaciones y de excepción impuestos a empresas por donativos, pero en ambas ocasiones les cobraron $600 cada vez y nunca recibieron alguna respuesta.

Las dos dirigentes iniciaron una campaña en GoFundMe con la meta de conseguir “solo lo necesario para gastos de operaciones”, explicó Mónica García, “tenemos materiales embodegados y aunque tenemos buenas conferencias y presentaciones que no nos cobra, hay que pagar la bodega, no tenemos un lugar, y algunos conferencistas sí nos cobran”, dijo.

Mónica está segura que las niñas y sus madres que conozcan el proyecto, lo querrían apoyar. Quienes deseen enterarse más, pueden contactar o visitar el Instagram de Girasoles en Marcha en https://www.instagram.com/girasolesenmarcha/?hl=en


Piden donaciones
Girasoles en Marcha busca el apoyo de la comunidad para seguir operando. Si quiere donar visite la campaña en GoFundMe: https://www.gofundme.com/f/save-girasoles-en-marcha

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