Caifanes histórico
Saúl Hernández y Alejandro Marcovich se reencontraron con sus seguidores de LA
Desde antes de su presentación, Caifanes ya había hecho historia. Y nada, en absoluto, arruinó la celebración de una de las mejores bandas de rock en español.
Su regreso a los escenarios, después de esa abrupta separación de hace 15 años, causó furor. Para muchos fans en Los Ángeles, era la oportunidad que no tuvieron en su época, de presenciar una banda a la que nunca vieron en vivo y para otros -una nueva generación de seguidores-, era gozar de lo que conocían casi, casi, como una leyenda del rock.
El viernes por la noche, Caifanes abarrotó el Nokia Theatre en la primera de sus dos presentaciones.
“¡Hola raza…! Gracias por tu amor, por tu paciencia. Finalmente Caifanes aquí a tus pies”, dijo Saúl Hernández al comienzo de la presentación.
Fue un concierto glorioso, con nostalgias resueltas por volver a escuchar y ver a la banda completa. En varios momentos, Hernández mostró esa felicidad por el reencuentro con Alejandro Marcovich, con quien estuvo peleado hasta el año pasado.
Verlos chocar cabeza en un gesto amistoso mientras actuaban, dejó clara la humildad de dos grandes músicos que se habían separado, entre tantos otros factores, por su egocentrismo.
Nada de lo que pasó esa noche pudo arruinar la fiesta; ni que el concierto comenzara tarde, ni los pequeños disturbios de algunos asistentes desde el inicio del show, ni las imperfecciones del sonido -frecuentes en este recinto-, ni el mal estado de la voz de Hernández, debido a los serios problemas en sus cuerdas vocales. Los logros fueron más relevantes.
Hernández, Marcovich, Alfonso André, Diego Herrera y Sabo Romo, en casi dos horas y media de espectáculo, complacieron y se podría decir que pagaron bien su deuda con sus seguidores, a quienes años ha dejaron sin una gira de despedida.
La banda hizo una variación de sus temas, desde los más ´exitosos hasta los cortes más oscuros de la banda. Al inicio del show soltaron canciones como Viento, Miedo, Para que no digas y Te estoy mirando. Interpretaron también Sombra en tiempos perdidos, con arreglos muy contemporáneos, lo mismo que Miércoles de ceniza.
Marcovich demostró que sigue siendo un virtuoso de la guitarra, con varios impresionantes solos que resultaron una verdadera delicia. Lo mismo que André con la batería, Romo con el bajo y Herrera con el teclado.
La gente coreó todas sus canciones. Los fans mostraron esa devoción a sus héroes, esa urgencia por volver a verles juntos. Gozaron la reconciliación entre Hernández y Marcovich, que pensaban que nunca iba a ocurrir.
Después de 20 temas interpretados, Caifanes se despidió, pero la multitud los hizo volver al escenario y entonces cantaron Nubes, La célula que explota y Afuera.
La banda se fue y volvió a regresar para dar un gran despedida con los temas No dejes que, en la que Hernández dejó al público cantar casi en su totalidad, y su mayor triunfo internacional, La negra Tomasa.
Después de esta última interpretación, Sabo y Saúl, bajaron del escenario para firmar algunos autógrafos.
Caifanes seguirá de gira, pero nadie, ni ellos, saben si estos históricos momentos que están desgranando por varias ciudades de México y Estados Unidos, den paso a una nueva etapa de este quinteto.