Historia falaz de Rubio
El senador por la Florida, Marco Rubio, recibió reprimendas y unos cuantos gestos de “y esto qué importa”, referente a si tiene importancia en realidad que su familia hubiera llegado a la Florida en el año 1956, dos años y más previos a la revolución de Castro en Cuba. ¿Tiene importancia?
Pues, sí que tiene importancia.
Cuando la familia dejó Cuba, lo más cercano que se encontraba Fidel Castro a La Habana era frecuentar el Café La Habana en la Ciudad de México. Fue allí que se conocieron él y el Che Guevara, y donde planearon su revolución, durante el exilio de Castro.
Luego los hermanos Castro -Fidel y Raúl- lanzarían su revolución desde el extranjero y tomarían control de la capital de Cuba en 1959. Hoy son un vestigio de la guerra fría y una de las últimas dictaduras comunistas existentes en el mundo.
Se hace importante este contexto por una nota que salió en el Washington Post escrita por Manuel Roig-Franzia el 20 de octubre. Escribió que Rubio “engalanó” la historia de su vida representándose como “hijo de exiliados” después que el “matón” de Fidel Castro se hiciera con el poder.
Hay una diferencia técnica entre “engalanar” y la completa invención de una historia. De alguna manera, la revelación referente a Rubio recorrió parte del camino pero no cumplió con el cometido.
“Engalanar” significa “adornar” y “galano” significa “dispuesto con buen gusto, con intención de agradar”, según la Real Academia de la Lengua Española, con definiciones similares en otros diccionarios por internet. Se aplica esta definición si el hecho central es verídico. En este caso, el año 1956 no es igual al año 1959.
Rubio le dijo al Miami Herald el 21 de octubre que, “la esencia de la historia no radica en la fecha”. Dice, “sin hacer investigación ni verificación, (Roig-Franzia) asevera que hay una diferencia operativa”.
En otras palabras, afirma Rubio que no existe una diferencia entre 1956 y 1959. ¿Y cuál será la esencia de su historia? Continúa: “La esencia de mi historia es el hecho que soy hijo de inmigrantes e hijo de exiliados y cómo esto me llevó a ciertas conclusiones políticas y me llevó a la carrera política y al éxito”.
En otras palabras, se puede atribuir su éxito a las particulares conclusiones políticas a las que llegó, que parten de ser hijo de inmigrantes y también de exiliados.
Pero él es hijo de expatriados (y no exiliados) y evidentemente de inmigrantes por voluntad propia.
Por ende, ¿y esto qué importa?
El hecho es que sin una historia auténtica de exiliado, se le descubrieron las cartas. Rubio no es un personaje político formado de la experiencia del exilio, sino que está creando un personaje para aquellos que han vivido esta experiencia. Este personaje improvisado, si no se fundamenta en los hechos, por su propio cálculo hace que el contenido de su personaje sea palabrería hueca. Mientras tanto, ha cosechado el beneficio de las luchas y las dificultados de otros para llenar su propio morral.
La revelación de Rubio se categoriza a la altura de la dimisión de Sarah Palin de su cargo de gobernadora de Alaska. Al público estadounidense se le hizo creer que aquí había un líder político cuando se le seleccionó como candidata a la vicepresidencia.
Pero no tenía el carácter para ocupar el cargo político en el que ella se representó. De lo contrario, estaba actuando y quería el papel más que la realidad del cargo, con el brillo y la ostentación y los beneficios.
En el caso de Rubio, lo que demuestra es que él es un personaje político inventado, así como en realidad John Wayne era Marion Robert Morrison y Cary Grant era Archibald Alexander Leach. Su entendimiento visceral del exilio y los asuntos del inmigrante, como les ha promovido a los seguidores del Tea Party, es pura mentira.
Ya no se le puede creer de buenas a primeras por la misma razón que, si yo les dijera que llegué en un barco que zarpó en el año 1492, sabrían que yo infería que había navegado con Colón. Es una historia completamente diferente si se enteran que el año que viajé fue en realidad 1495.
Marco Rubio acaba de definir lo que significa el humo en una presentación teatral de humo y espejismos. Hay que buscar la palabra “falaz” en el diccionario. Su definición es “embustero, falso; que halaga y atrae con falsas apariencias”. Igual dicen una variedad de diccionarios más.