Matan a Gadafi
Tras varios meses de batallas, los rebeldes logran capturarlo en Sirte, su ciudad natal; uno de los hijos del dictador también muere
SIRTE, Libia.- Muamar Gadafi, quien gobernó Libia con mano de hierro durante 42 años hasta que fue depuesto en una sangrienta rebelión, murió ayer cuando las fuerzas revolucionarias tomaron esta ciudad, el último bastión de resistencia dos meses después de que su régimen cayó.
Sacado a rastras de una tubería de desagüe donde se escondía, Gadafi levantó sus manos y rogó a los combatientes revolucionarios: “No me maten, mis hijos”. Una hora después estaba muerto, pero no antes de que los jubilosos libios hubieran desahogado décadas de odio al jalar el cabello del dictador y exhibir su cuerpo ensangrentado en el capó de una camioneta.
“Hemos esperado este momento durante mucho tiempo. Han matado a Muamar Gadafi”, dijo el primer ministro Mahmud Yibril en conferencia de prensa en Trípoli.
El gobierno de transición informó más tarde que uno de los hijos de Gadafi, Muatassim, fue también muerto en Sirte y otro, su aparente heredero Seif al-Islam, fue capturado con un herida de bala en una pierna.
Gadafi es el primer gobernante que es muerto en la revolución árabe, una serie de levantamientos populares que recorrieron el Medio Oriente para exigir el fin de los regímenes autocráticos y el establecimiento de una mayor democracia.
La muerte de Gadafi marca el fin de un régimen que convirtió a Libia en un paria internacional y que dirigió al país petrolero con el capricho y la brutalidad de su líder.
Libia ingresa ahora a una nueva era, pero la turbulencia podría persistir. Los exrebeldes que ahora gobiernan están desorganizados, enfrentan la reconstrucción de un país despojado de instituciones y ya han mostrado indicios de luchas internas por diferencias entre zonas geográficas, áreas islamistas e ideologías más seculares.
Hubo versiones contradictorias acerca de las últimas horas de Gadafi. El gobierno interino dijo que fue capturado ileso y luego herido de muerte en el fuego cruzado entre ambos bandos. Una segunda versión describe la forma en que ya estaba herido en el pecho cuando fue capturado y luego sufrió las otras heridas.
Un video difundido por la televisora árabe Al-Yazira mostró que Gadafi, de 69 años, fue capturado herido, pero vivo, en Sirte. Con barbilla y calvo, Gadafi se ve de pie con el rostro y la camisa ensangrentados mientras es empujado por revolucionarios, y parece tropezar, gritar y forcejear con sus captores.
Un video posterior muestra a revolucionarios que giran el cuerpo de Gadafi en el pavimento, con el torso desnudo y la cabeza sangrante.
Cuando aún está con vida, los combatientes lo llevan sobre un camioneta, quizás para exhibirlo en público.
Mientras se mantiene erguido, rebeldes que cantan “Dios es grande” lo empujan en una carretera de Sirte. Gadafi parece luchar contra ellos, tambaleándose y gritando.
“Lo queremos con vida. Lo queremos con vida”, grita un hombre antes de que se lleven a Gadafi. Algunos combatientes lo arrastran del cabello hacia una ambulancia.
La mayoría de los relatos coinciden en que Gadafi había estado atrincherado con sus últimos leales bien armados en edificios que retenían en el puerto mediterráneo de Sirte, donde combatían encarnizadamente a los revolucionarios que los cercaban. La batalla por Sirte llevaba más de un mes.
En determinado momento, una caravana intentó huir de la zona y fue atacada por aviones franceses de la OTAN. El ministro de defensa francés, Gerard Longuet, dijo que la caravana de 80 vehículos llevaba a Gadafi e intentaba huir de la ciudad. Los ataques detuvieron a la caravana, pero no la destruyeron, y después los combatientes revolucionarios avanzaron sobre el vehículo que llevaba a Gadafi.
Un combatiente que aseguró haber estado en la batalla dijo que el último combate ocurrió en un opulento complejo. Adel Busamir explicó que la caravana intentó escapar, pero que después del ataque aéreo regresó al complejo. Varios cientos de combatientes atacaron el lugar.
“Lo combatimos ahí”, dijo Busamir sobre Gadafi. “Los vimos golpeándolo [a Gadafi] y alguien le disparó con una pistola de nueve milímetros… Después se lo llevaron”.
El portavoz militar, el coronel Ahmed Bani, le dijo en Trípoli a Al-Yazira TV que Gadafi, herido, “intentó resistirse [a las fuerzas revolucionarias], así que ellos lo abatieron”.
Fathi Bashaga, portavoz del consejo militar de Misrata, cuyas fuerzas participaron en el ataque, dijo que los combatientes rodearon la caravana e intercambiaron fuego. En un vehículo, encontraron a Gadafi, herido en el cuello, y lo llevaron a una ambulancia. “¿Que quieren?”, les preguntó Gadafi a los revolucionarios, señaló Bashga, citando a testigos.
Gadafi se desangró hasta la muerte por las heridas una media hora después, dijo. Los combatientes aseguraron que murió en la ambulancia, en la ruta hacia Misrata, a casi 200 kilómetros (120 millas) de Sirte.
Abdel-Yalil Abdel-Aziz, un médico que acompañó el cuerpo en la ambulancia y lo examinó, dijo que Gadafi murió de dos balazos, en la cabeza y el pecho.
“Ustedes no pueden imaginar mi felicidad. No puedo describir mi felicidad”, dijo Abdel-Aziz. “La tiranía se ha ido. El pueblo libio puede descansar”.
El ministro de Información, Mahmud Shammam, dijo vía telefónica sobre la muerte de Muatassim Gadafi, que fue asesor de seguridad nacional durante el gobierno de su padre.
El ministro de Justicia dijo que otro hijo de Gadafi y su otrora posible sucesor, Seif al-Islam, fue herido en una pierna y se encontraba capturado por combatientes revolucionarios en un hospital en la ciudad de Zlitan, al noroeste de Sirte. Agregó que Seif fue capturado en Sirte.
El cadáver de Gadafi fue llevado por las calles de la ciudad vecina de Misrata en la parte superior de un vehículo rodeado de numerosas personas que coreaban “la sangre de los mártires no será en vano”, de acuerdo con imágenes transmitidas por el canal Al-Arabiya. Al parecer, los revolucionarios que le dieron muerte provenían de Misrata, una ciudad que sufrió un brutal sitio de varios meses por las fuerzas de Gadafi durante la guerra civil de ocho meses.
Disparos al aire y clamores de “Allahu Akbar” (Dios es grande) resonaban por Trípoli al correr la noticia. Sonaban bocinas y la gente se abrazaba en las calles. En Sirte, los jubilosos exrebeldes festejaban la caída de la ciudad tras semanas de asedio sangriento, blandiendo fusiles, cuchillos y hasta alguna cuchilla de carnicero mientras entonaban el himno nacional.
Los nuevos gobernantes del país habían dicho que proclamarían la liberación tras la caída de Sirte. La muerte o captura de Gadafi consolida esa declaración.
Con esto se descarta una hipótesis que muchos temían: que Gadafi huiría a los vastos desiertos del sur del país para encabezar la resistencia al nuevo gobierno. Se desconoce la suerte de otras importantes personalidades del régimen derrocado, pero la muerte de Gadafi les resta en gran medida su capacidad de convocar a los leales.
Amnistia Internacional urgió a los combatientes revolucionarios a reportar todos los hechos relacionados con la muerte de Gadafi, y aseguró que todos los miembros del antiguo régimen deben ser tratados con compasión.