Migración de indígenas mexicanos no se detiene

Especialistas dicen que la situación en su país aún no mejora su realidad

Durante su reciente visita a Los Ángeles, el presidente Felipe Calderón presumió que gracias a que en su gobierno se ha invertido en las comunidades rurales, la migración de México a Estados Unidos se ha reducido a tal grado que la tasa de mexicanos que ingresa ilegalmente a este país “se aproxima a cero”.

El presidente basó su dicho en una estudio de la Universidad de Princeton que indica que por primera vez en 70 años el flujo de mexicanos hacia Estados Unidos se ha detenido.

Según Calderón, en México hay mejoras en oportunidades sociales, se han construido hospitales, escuelas y se han creado miles de trabajos. En lo que va del año, aseguró, van 500 mil nuevos empleos.

Sin embargo, expertos en migración indígena que participaron ayer en la Conferencia de Sensibilidad Cultural de Oaxaca recalcaron que la migración al norte no ha parado, simplemente porque las condiciones en México no han cambiado.

Reconocieron que ha habido una reducción en los flujos fronterizos, como lo indican las cifras de detenciones por parte de la Patrulla Fronteriza, pero se debe en gran parte a que ya no hay una “migración circular”, es decir, mexicanos que visitaban su país y regresaban a Estados Unidos.

Datos oficiales indican que la cantidad de arrestos de la Patrulla Fronteriza bajó de 480 mil que en promedio había por año, a 320 mil.

Gaspar Rivera Salgado, doctor en sociología por la Universidad de California en Santa Clara, explicó que esa migración de vaivén se ha reducido por las restricciones en la frontera, la inseguridad que genera el narcotráfico y las elevadas cuotas que están cobrando los “polleros”.

“Antes podían ir y venir de manera temporal, porque no era tan caro ni tan inseguro”, explicó.

Otro dato que indica que la migración se ha reducido, pero no detenido, es la cantidad en las remesas, ya que en los últimos cinco años ha bajado de 26,000 millones de dólares a 22,000 millones, lo cual pudiera entenderse por la recesión estadounidense.

“Es cierto que los números han disminuido, pero eso no quiere decir que ha parado la migración. La gente sigue saliendo de sus pueblos de origen”, comentó.

Para Rivera Salgado existe una brecha enorme entre la realidad y decir que la migración se está deteniendo por la supuesta creación de empleos y la supuesta reactivación económica en las comunidades rurales.

En el caso de los indígenas oaxaqueños, indicó que están emigrando por la creciente crisis que está experimentando el campo mexicano por la falta de subsidio, el crecimiento económico es casi nulo en las comunidades indígenas y no hay oportunidades de trabajo.

“Los flujos en general se han detenido un poco debido a que ya no hay la circularidad de antes [migrantes que iban y venían]”, comentó.

La violencia que vive el país como producto del narcotráfico en algunos estados ha ocasionado un nuevo motivo en el fenómeno migratorio, ya que están saliendo del país por la inseguridad por encima de la necesidad económica.

“Hay grupos específicos, como la población triqui, que ha sido desplazada por el alto grado de violencia”, mencionó Rivera Salgado. “En los pasados 10 años ha habido mucha violencia política, del narco, y eso ha creado un desplazamiento y no pueden regresar porque hay mucha violencia”.

El sociólogo aclaró que Oaxaca es uno de los estados donde no hay mucha violencia del narcotráfico, y aunque sí hay producción de drogas, no se ha expresado en masacres o crueldad visible como en otros lugares.

Bonnie Bade, antropóloga que durante más de dos décadas ha estudiado la comunidad indígena oaxaqueña establecida en el condado de San Diego, coincidió en que la migración no se ha detenido a pesar de la crisis económica en Estados Unidos.

“La migración continúa, porque las condiciones económicas allá están peor, no hay tierra buena, hay más erosión, más deforestación y más gente”, mencionó.

La Encuesta Nacional de Trabajadores Agrícolas (NAWS) que lleva a cabo el Departamento del Trabajo (DOL) de Estados Unidos, citó Bade, indica que el 61% de los campesinos en el país viven en la pobreza.

“Si vivieran allá [en México] la pobreza sería peor”, comentó. “Aunque allá sí tendrían su milpa, a sus abuelos, sus fiestas, a su comunidad”.

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