Obama en su salsa latina

Con su popularidad en baja, y con la amenaza que si no revierte la crisis podría sumarse en 2012 a las filas de los desempleados, el presidente Barack Obama llegó a Los Ángeles para reconectarse con los votantes latinos, considerados clave para su posible reelección. Además de ser el grupo de mayor crecimiento demográfico, los latinos representan 8.7% de los electores del país.

La tarea no es fácil: según un estudio reciente de Latino Decisions, actualmente sólo 38% del electorado hispano está decidido a apoyar la reelección de Obama, cuando en junio pasado esa intención de voto era de 49%.

Gran parte de la culpa hay que achacarla a una crisis económica más grave de lo que parecía hace dos años, que mantiene el desempleo en el 9.1%, pero que ha afectado con particular dureza a la comunidad latina, que sufre un nivel de desempleo del 11.3 por ciento y cuyas familias han perdido el 66%de sus ingresos desde 2005.

Pero otra parte de la responsabilidad hay que atribuírsela al propio Obama, que ha sido incapaz de definir un modelo claro de presidencia. Para los latinos, su persona ha resultado lejana, y su gestión, confusa. Su obsesión en gobernar por consenso ha acabado diluyendo sus propias creencias y desmoralizando a su partido sin encontrar el menor cariño del otro bando.

El problema de fondo es que, en la práctica, Obama debe responder por un número de deportaciones que este año va a superar a la de los mandatos de George W. Bush. La desesperación de parte de la administración en probar su buena fe con los latinos en este tema, pero sin acciones de fuerza, ha permitido que quienes se oponen a la inmigración y los conservadores en puestos de poder definan el debate, ha señalado el analista Erwin de León, investigador del Urban Institute de Washington.

¿Qué es lo que impide que el presidente se enfrente a la derecha y a los poderes que han llevado a este desastre? ¿Por qué no lucha?

Pero más significativo es que las bases de Obama (entre ellos los independientes, las mujeres y los latinos) muestran cada vez más desencanto por las promesas incumplidas,

A la fecha, la reforma migratoria integral sigue siendo un deseo y una demanda de los grupos hispanos, cuando en el país se estima existen 12 millones de indocumentados ansiosos de encontrar una vía legal para regularizar su condición.

La estrategia del oficialismo es que el presidente se acerque a la gente en momentos de crisis económica, y Obama ha reforzado en los últimos meses las iniciativas para acercarse a los hispanos tras el fracaso de la reforma y las críticas recibidas por la política de deportaciones.

También hay pocas semanas del calendario que la Casa Blanca no dedique una reunión, foro, conferencia o mesa redonda a la comunidad latina.

Según la Casa Blanca, el plan de creación de empleo que propone el presidente, convierte a la comunidad latina en una de las principales beneficiadas de su plan y tendrá un impacto positivo para 25 millones de hispanos gracias a recortes de impuestos y ayudas a pequeñas y medianas empresas.

El presidente ha apostado por invertir en la reconstrucción de infraestructuras y de centenares de escuelas de todo el país. Muchos de los casi 350,000 hispanos que perdieron su trabajo en la construcción podrían recuperar su fuente de ingresos. Al mismo tiempo, en ocho de los diez distritos escolares seleccionados para su modernización, la mayoría de los alumnos son de origen hispano. En Santa Ana, California, suponen el 93%.

Obama ha hecho de la defensa de esta ley su mejor argumento electoral. La explica en los mítines y pide todo su apoyo a la comunidad latina para ella con una energía que nunca había demostrado hasta ahora. Esta ley es hoy causa y la principal arma de su última ofensiva.

Pero cuál pueda ser el futuro de ese proyecto de ley es incierto.

Por ahora las encuestas registran que se ha desvanecido casi por completo el optimismo que prevaleció hace tres años cuando Obama llegó a la Casa Blanca.

“Obama ya no es el favorito para ganar la elección”, reportó Reuters. Está casi empatado con dos precandidatos republicanos y por primera vez pierde ante un aspirante republicano genérico (44% a 40%), según esa encuesta

Incluso, de acuerdo con un estudio del Centro Pew, sufre reveses en un área donde hasta ahora había recibido un tratamiento favorable, la cobertura de los medios de comunicación.

¿Qué está pasando? ¿Cómo resolverlo? Ante la dificultad de responder a estas preguntas, los estrategas de la Casa Blanca, confiados en el principio de que la mejor defensa es un buen ataque, han lanzado al presidente a una precipitada campaña electoral en la que se trata de recuperar sus señas de identidad y las de su partido. Obama ha emprendido una ofensiva para marcar por fin distancias con los republicanos, recuperar el aprecio de los latinos y animar a sus decepcionados seguidores a volver a las urnas con la esperanza del “Yes, we can… again”.