SU MÚSICA ES ESCONDITE Y REFUGIO

MÉXICO, D.F.- La música ha sido el escondite de la cantante Lila Downs para lidiar contra el horror que le producen las noticias de violencia, una angustia que ella ha transformado en un nuevo disco, Pecados y milagros, que ofrece a los mexicanos para que se refugien en él.

“Hubo un momento en el que ya no quería leer las noticias, pero ahora lo puedo enfrentar, puedo lidiar mejor con ello gracias a mi música, que es mi refugio”, dijo la artista mexicana en una entrevista.

Nacida en Oaxaca (sur de México) hace 43 años, explicó que para encontrar este refugio necesitó agarrarse a imágenes como la de las mujeres que muelen el maíz.

“De ahí he tomado las fuerzas para poder cantar al público, de la belleza de mi México, de lo mucho que me enseña ese símbolo que me da fuerza, que es el hacer la tortilla”, contó.

Aunque no se considera embajadora de su cultura, sí se califica como “traductora” de algunos pensamientos y algunas “delicadezas de nuestro país que tienen las mujeres especialmente”, de esa fuerza que tienen “para lidiar con cosas muy tremendas”.

Pecados y milagros saldrá a la venta el próximo 18 de octubre y su nombre hace alusión, entre otras cosas, a la tradición mexicana de los exvotos, que consiste en mandar a un artista que dibuje un milagro que se te haya sido concedido en la vida.

De hecho, con la ayuda del pintor oaxaqueño Demián Flores, Downs encargó a varios artistas que representaran exvotos de cada una de sus nuevas canciones.

Las obras de arte, algunas inspiradas en la vida de la artista, se han convertido en exposición y se mostrarán a partir del 21 de octubre en el Museo Nacional de Arte de México.

De las 14 canciones que contiene el álbum, seis fueron compuestas por la artista y el resto son canciones clásicas mexicanas de artistas como José Alfredo Jiménez.

El disco trae colaboraciones con músicos latinos como el compositor mexicano Celso Piña, la cantante folclórica colombiana Totó la Momposina y el grupo argentino de funk y hip-hop Illya Kuryaki & The Valderramas.

La intérprete siempre ha estado muy involucrada en temas migratorios y, aunque no hay una alusión directa a los inmigrantes en ninguna de las nuevas canciones, sí que hay “un camino metafórico” con letras que hablan de la búsqueda de la libertad.

“La comunidad migrante sigue siendo parte de mi piel, de mi corazón y de mi camino. Yo tengo el privilegio de poder ir y venir y por eso tengo la responsabilidad de cantarles, porque pasan dos años y se olvida el canto anterior que hicimos”, dijo.

Además del tema de la migración, la artista ha sido una fiel defensora del controvertido movimiento de maestros de Oaxaca que año tras año organiza paros y bloqueos en demanda de mejoras salariales y ha exigido solución a las desapariciones presuntamente forzadas de líderes sindicales y políticos en ese estado.

Esta defensa le valió ser vetada durante un tiempo por el exgobernador Ulises Ruiz, aunque ya volvió a actuar en su tierra el pasado año.

“He vuelto a Oaxaca, pero he sentido en el público que estamos en el limbo, que no logramos pasar a la siguiente etapa de nuestra vida porque estamos esperando justicia”, comentó.

“No ha habido justicia en nuestra tierra. Hay que investigar todos los casos de personajes desaparecidos y estamos lidiando con eso”, añadió.

Pese a sus profundas convicciones de defensora de los derechos de inmigrantes e indígenas, nunca ha pensado en dedicarse a la política porque la idea del poder nunca le ha llamado la atención.

Lo suyo es usar música para transformar la sociedad y, desde hace un año y cuatro meses, ser madre.

“La maternidad me ha hecho miedosa ante ciertas cosas y también todo lo contrario, más aguerrida. Me encanta porque es como otra faceta de la mujer, un descubrimiento extraordinario”, contó.