Vida tras trasplante

Pacientes que recibieron donación de médula ósea hablan de sus experiencias

Phillip Herrera es sobreviviente de tres tipos distintos de cáncer. Hace esta revelación rodeado de su familia en un pasillo del Skirball Center, al que acudió ayer junto con otras 74 personas que recibieron trasplantes de médula ósea, para celebrar el don de la vida.

Entre 2008 y 2010, Herrera sufrió simultáneamente leucemia, cáncer de piel -en el labio- y mieloma múltiple, un tipo de cáncer de la médula ósea. Este última requirió una prolongada hospitalización y un procedimiento de trasplante de médula, extraída del cuerpo de su hermano menor, que se ofreció como donante.

“Estoy libre de cáncer desde marzo de 2009”, explica, mientras carga a su pequeña nieta.

Explicó que las probabilidades de que una persona tenga los dos tipos de cáncer de sangre por los que fue tratado en 2008, sólo se dan una vez en un millón de personas. Por eso, menciona, su caso fue registrado en una de las publicaciones médicas más prestigiosa del país, el New England Journal of Medicine. Hasta ayer no había hablado con la prensa sobre su experiencia.

Bajo ese ataque múltiple, dijo Herrera, encontró en su hijo de ocho años la inspiración para luchar contra los males que lo aquejaban. Ya había criado y educado a dos hijas mayores, pero pensar que también tenía que sacar adelante a su hijo le dio las fuerzas que necesitaba para esa batalla.

Herrera, de 54 años fue atendido en el hospital Cedars-Sinai, de Los Ángeles, donde además del trasplante recibió varios tratamientos de quimioterapia.

“Por doce días perdí la noción del tiempo”, dijo. En los momentos más árduos del tratamiento, parecía que su corazón no iba a aguantar. “Aguanta, aguanta”, le decía su médico, el Dr. Amir Steinberg, de Cedars-Sinai, “tu corazón es un campeón”.

Herrera no es una persona pudiente. Se gana la vida como transportista, y la enfermedad consumió todos los recursos de su negocio.

“Perdimos todo lo que teníamos, pero lo tenemos a él”, dice su esposa, Gladys Dalila Herrera.

Maribel Flores, otra paciente que participó ayer en el tributo a los sobrevivientes de leucemia, estuvo sometida a tres tratamientos de quimioterapia antes de que su médico, el especialista en médula osea Stephen Lim, también de Cedars-Sinai, le comunicara que era candidata a recibir un trasplante de cordón umbilical.

“Durante dos años fue medio difícil porque me enfermaba mucho, pero después de eso me he sentido muy bien, y la recuperación fue más rápida que en otros tipos de trasplantes”, dijo.

El Dr. Lim explicó que este tipo de trasplante se ha usado en los últimos diez años, y usualmente se recurre a él cuando no se encuentra un donante adecuado de médula ósea, o partir del Registro nacional de donantes de médula osea , un sistema nacional.

“En el curso de los últimos años más gente está donando cordones umbilicales y ahora podemos acudir El Dr. Lim explicó que este tipo de trasplante se ha usado en los últimos diez años, y usualmente se recurre a él cuando no se encuentra un donante adecuado de médula ósea, o partir del Registro nacional de donantes de médula osea, un sistema nacional.

“En el curso de los últimos años más gente está donando cordones umbilicales y ahora podemos acudir a esto en busca de células compatibles cuando no hay un donante adulto disponible”, explicó.

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