Antesala de una fiesta bestial

LAS VEGAS.- El día de la bestia. O al menos eso dijeron. El día del 11-11-11, en el que estaban supuestos a ocurrir varios sucesos críticos. Azarosos. De alto riesgo. Aunque no necesariamente trágicos.

El día de la bestia llegó Mike Tyson, saludó amable, contestó preguntas y se tomó fotos con sus fans; sin morder las orejas de nadie.

Acaso porque no se cruzó con Evander Holyfield, quien estuvo en la ceremonia de pesaje y cuando le gritaron que por ahí andaba “Iron Mike”, bromeó con un ademán de espanto y siguió en lo suyo.

Bueno, también estaba Víctor Ortiz, que alguna bestialidad tiene ya en su catálogo luego de atacar a los cabezazos a Floyd Mayweather Jr. en su reciente pelea en la que fue luego noqueado de manera reglamentaria en una acción que todos descalificaron.

El caso es que todos, empezando por la alcaldesa de la ciudad, Carolyn Goodman, le buscaron la vuelta para convertir en fiesta una creencia popular que no tiene otro asidero que las fantasías represadas en la mente calenturienta de la gente.

¿Algo bestial?

“¡Calle 13!”, dice una colega de espectáculos que sigue de fiesta en la ciudad después del Grammy Latino que tuvo lugar en el Mandalay Bay.

Bestial Shakira cuando baila y mueve las caderas.

“¿Bestial?, Maná”, dice un periodista de Tijuana.

El caso es que los usos sociales aportan también estadísticas a los puramente casual.

No se crea que sólo asociamos con el ahora famoso 11-11-11 el precio de escándalo de una porción de alas y papitas por 14 dólares. Ni la cara de estupor de la víctima que tuvo que pagarlas.

Tal vez haya sido peor, en el día de la bestia ver a un filipino, divertido y amable como son ellos, cobrando por posar disfrazado de Manny Pacquiao en un paraje del Tropicana Avenue.

Había un fila de cuatro personas convencidas de que se tomaban la foto con el primo de “Pacman”. Así lo vendía el agente del artista que lo promocionaba con mucha convicción.

La verdad: el tipo, un poco más flaco y más viejo que Pacquiao tenía con el mítico campeón un parecido bestial.

Obsesionada con el Día de la Bestia, Carolyn Goodman declaró en un noticiero que durante el día iban a contraer matrimonio más de 3,200 parejas que no querían desaprovechar la oportunidad. [Para cometer la bestialidad de casarse, debieron preguntarle].

Lo divertido no es asociar el santo sacramento del matrimonio con un acto descalificable sino la clase de ofertas que surgieron en este día.

Había matrimonios en oferta hasta por 125 dólares con un reverendo que parecía con resaca; pero si usted tiene gustos más refinados, había una tarifa diferenciada de 25 mil dólares, no dice en el brochure del “special price”, si por esa suma le mantienen a uno la familia por al menos un año.

Había una oferta para casarse con la ayuda de un reverendo vestido de Elvis Presley y con el “Rock de la cárcel” de fondo en lugar del Concierto de Aranjuez. Y una iglesia vestida de casa de monstruos con murciélagos y todo y Drácula la hacía de cura.

No tuvimos el dato al final, pero el récord de matrimonios en un solo día en Las Vegas es de 4,333 y está vigente desde el 7-7-07.

Una ciudad que vive y goza en una semana que es una bendición para su economía con el telón de fondo de un combate de leyenda con Pacquiao para vender lo que haya que vender, y miles y miles de mexicanos para poner el color y el sabor a un fiesta bestial.

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