La fuerza profesional del narco

Cárteles mexicanos reclutan a profesionistas para ejecutar obras especializadas

TORREÓN, México.- “No me mire ‘directly’, señora”. Aquel hombre bajito, moreno y armado con carrilleras y granadas a la cintura apuntó la metralleta a la frente de Ixchel Pérez que ya estaba inmovilizada por el arma de otro delincuente clavada en la sien.

“¿Qué quieren?”, sollozó la mujer sorprendida en la madrugada por un portazo que dio el grupo de nueve hombres que entraron en su casa para robarse una computadora, una cámara de video, otra de fotografías y a su marido, Armando Tapia, de 46 años.

No tocaron joyas, dinero, ni camionetas.

Aquel 9 de julio de 2010, los delincuentes fueron solo por “el ingeniero”, que se sumó así al creciente número de profesionales y trabajadores de oficios secuestrados en Coahuila y sus alrededores.

El gobierno mexicano ha documentado que las organizaciones criminales necesitan mano de obra para realizar sus actividades delictivas y se hacen de ella por la fuerza.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) rescató el pasado 16 de octubre a 61 personas en Piedras Negras, al norte del estado, que eran obligadas a trabajar con la delincuencia organizada, según informó en un escueto boletín de prensa en el que no aclaró el perfil laboral de los liberados.

Entre los oficios más perseguidos por el crimen se encuentran albañiles, arquitectos e ingenieros civiles, según reportes de las Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (Fundec), presumiblemente para la construcción de túneles por donde se transporta droga en la frontera entre México y Estados Unidos.

La Oficina Federal contra el Narcotráfico (DEA) reveló en un informe reciente que desde 1999 a la fecha han sido descubiertos 155 subterráneos clandestinos entre México y Estados Unidos; 31 de ellos en 2011. Todos construidos por ingenieros y arquitectos profesionales al servicio del cártel de Sinaloa y el Golfo, principalmente.

Militares mexicanos han reportado que los pasadizos cuentan con iluminaciones, rieles y complejos sistemas de ventilación.

“¿De dónde sacan a las personas que diseñan esos túneles?”, se preguntó Ixchel, quien cree que su esposo Armando es una víctima de trabajo forzado. “Es un ingeniero brillante y nunca pidieron rescate por él”.

Tapia fue becado en el Instituto Tecnológico regional y aún siendo estudiante erigió uno de los primeros puentes en la Comarca Lagunera, región que abarca cinco municipios coahuilenses y 10 de Durango.

En la misma zona cimentó cuatro complejos de casas de interés social antes de participar en proyectos de plantas tratadoras de agua en Michoacán. En 2009 había regresado a Torreón como gerente de la constructora Darsa, donde permaneció hasta su desaparición.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) detalló en un informe sobre secuestros en 2010 que los delincuentes de la región noreste del país someten a sus víctimas a trabajo forzado a través de intimidaciones tales como golpear hasta la muerte a grupos de migrantes que se negaban a colaborar con ellos.

El sacerdote Pedro Pantoja, de la diócesis de Saltillo, dijo que una mujer le reveló que vio a su hijo desaparecido arriba de una camioneta. Iba flanqueado por hombres armados y cuando ella intentó llamarlo el muchacho se llevó el dedo índice a la boca en señal de silencio.

Con tales antecedentes, Óscar Flores no tiene dudas de que su hijo está esclavizado por el crimen. Jesús Daniel Flores fue capturado tras una persecución de película por las estrechas calles de Torreón. Seis hombres persiguieron la motocicleta en la que huía a toda velocidad, pero no hubo disparos: lo atraparon hasta que chocó contra un bote de basura.

“Mi hijo puede ser muy útil para ellos: es un chofer excelente. Jugaba carreras en el autódromo, manejaba camiones pesados y motocicletas. Además hablaba perfectamente inglés porque vivimos muchos años en Atlanta, donde estudió hasta High School”, dijo. “Los narcotraficantes necesitan una flota de choferes”.

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