Un Polanski estelar

Jodie Foster y Kate Winslet actúan en 'Carnage'

John C. Reilly, Jodie Foster, Christoph Waltz y Kate Winslet.

John C. Reilly, Jodie Foster, Christoph Waltz y Kate Winslet. Crédito: Sony Pictures Classics

MADRID, España.- Cuatro actores rendidos a su director. Y no son nombres cualquiera: Kate Winslet, Jodie Foster, Christoph Waltz y John C. Reilly. Pero tampoco se trata de un director cualquier: estamos hablando de Roman Polanski. Todos juntos han creado Carnage, una película que demuestra que lo simple es muchas veces lo más complejo.

Basada en la obra de teatro God of Carnage de la francesa Yasmina Reza -que ha colaborado con Polanski en el guión-, Carnage llega a los cines este viernes tras su paso por diversos países europeos.

Un filme que Polanski preparó en su tiempo de detención domiciliaria en Suiza, mientras esperaba a una decisión de la justicia helvética sobre la petición de extradición solicitada por Estados Unidos, donde está acusado de haber mantenido relaciones sexuales con una menor hace 33 años.

Rechazada la extradición y liberado después de siete meses de detención y arresto domiciliario, Polanski se centró en realizar Carnage, que llega precedido de tanta expectación como buenas críticas y con una admiración profunda a su director por parte de los protagonistas.

“El resultado superó de lejos mis expectativas. [Polanski] es único, tiene una visión muy especial. Es director desde hace 60 años: hizo su primera película con 18 y ahora tiene 78 años. Es imposible que alguien como él se equivoque”.

Así de rotundo se mostró Christoph Waltz en una entrevista llevada a cabo en el pasado Festival de Venecia, donde se exhibió la película y en el que comenzó a cosechar los primeros aplausos.

Waltz -ganador del Oscar en 2010 al mejor actor secundario por Inglourious Basterds— aseguró que no tuvo que pensar si participaba en el filme.

“Él decidió que yo podía actuar en esa película y yo no tuve nada que decir… Si él decide que tú eres el adecuado para una de esas películas es un honor, no es algo sobre lo que necesite pensar. Polanski es Polanski”.

Una reacción parecida a la que tuvo inicialmente Kate Winslet. La británica -Oscar en 2009 por The Reader— cuenta muy expresivamente lo que pensó cuando recibió la llamada del director franco-polaco. “Piensas: ‘es Roman Polanski. ¡Oh, Dios mío!'”, señaló en entrevista también en Venecia.

“Es el sueño de cualquier actriz trabajar con alguien como Roman”, afirmó convencida Winslet antes de reconocer que, sin embargo, decidió participar en la película por una combinación de elementos.

Un guión que le encantó -“creo que es absolutamente hilarante”-, que podía entender desde su faceta de madre -“he experimentado ese tipo de insignificantes intrigas de patio de recreo”- y que trata de un asunto que realmente le divierte.

Una historia reducida a cuatro personajes entre cuatro paredes. Dos parejas que se reúnen para discutir sobre la pelea que han mantenido sus hijos, de 11 años, y sobre las decisiones o castigos a adoptar. Parece simple pero no lo es.

De la más exquisita educación a un enfrentamiento vulgar, las dos parejas evolucionan en tiempo real ante la mirada del espectador. Y lo hacen en el salón de una casa, un espacio claustrofóbico que ayuda a delimitar la acción y a centrar la atención en unas soberbias actuaciones.

El principal desafío para Winslet fue mostrar en ese espacio de tiempo y lugar “el significativo viaje emocional” de su personaje. Algo por lo que pasan los cuatro protagonistas pero de una manera especial la Nancy a la que ella da vida.

“Nancy empieza extremadamente recta y al final vomita, está borracha, grita, nada de lo que hubieras esperado de ese personaje”, relata divertida la actriz.

“El espacio era importante. Una única habitación con cuatro personas y con el peligro de romper los nervios del otro”, explica Waltz. “Pero lo sabíamos antes de empezar. El hecho de que fuera un espacio pequeño para el rodaje no significa que el espacio para nuestra imaginación y nuestra colaboración no fuera adecuado, justamente lo contrario”.

El clima creado por Polanski ayudó mucho al buen desarrollo del rodaje.

“Trabajo con gente que es muy abierta pero que asume su responsabilidad”, explicó John C. Reilly, quien recuerda cómo Polanski les decía: “He hecho esto durante 60 años. Confiad en mí”. “Estábamos en muy buenas manos”, afirmó este actor, nominado al Oscar por su trabajo en Chicago.

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