Su misión es dar felicidad
Luego de 30 años de ayudar a familias vulnerables de Los Ángeles, la Misión Fred Jordan refuerza su objetivo en esta temporada de fin de año
Aunque es la necesidad lo que les impulsa a hacer largas filas y soportar el frío, los padres de familia se olvidan por un momento de eso, pues lo que les importa es ver a sus hijos disfrutar de la fiesta navideña que ofrece la Misión Fred Jordan.
“Mis niñas disfrutan mucho, aunque se quejan del frío”, expresa Susana Martínez, quien tiene dos nietas y es de las primeras en la fila. “Claro que también hay necesidad porque aquí tenemos asegurada la cena de Navidad, pero ver a nuestros niños felices es lo más importante”.
Como cada año, desde hace 30, la Misión Fred Jordan ofrece el festejo navideño más grande de Estados Unidos, según sus organizadores: 25 mil personas se dan cita en el área de Skid Row, en el centro de Los Ángeles, en donde albergan a cientos de personas sin hogar.
La necesidad es un tema habitual en la mayoría de las familias que acuden a esta celebración. Pero paradójicamente esa escasez que les aflige a diario les dio ayer felicidad.
“Esta fiesta es para los niños, queremos que ellos estén felices porque eso hacemos, un enorme esfuerzo para traerles esto”, explicó Walter Contreras, coordinador principal de la Misión. “Pero no dejamos de pensar en la necesidad de sus padres, porque hay mucha”.
Por esa razón este año el festejo navideño de tuvo un ingrediente extra: un camión del Departamento de Servicio Público Social del Condado de Los Ángeles, Food for LA.
“No tenga miedo, si usted no tiene documentos pero sus hijos son ciudadanos de este país, pueden calificar para recibir ayuda económica para comida, eso no le afecta en su estatus migratorio”, repetía el coordinador por micrófono.
Contreras comentó que este año esperaban la llegada de más familias, debido a la situación económica del estado.
“Hay mucha necesidad de comida”, expresó. “Y lo que hemos notado es que llegan familias con más niños, hijos de padres que han sido deportados a sus países de origen, y que ahora están ellos con la responsabilidad de alimentarlos”.
Por eso, y como cada año, además de entregar dotación de comida, la Misión se dio a la tarea de traerles el servicio para recibir ayuda alimenticia.
Alberta Palma, de origen mexicano, se quedó desde una noche anterior para ser de las primeras en entrar al festejo.
“Lo hago por mis hijos”, dijo. “A ellos les gusta venir, porque siempre es una sorpresa lo que recibirán de regalo”.
María Gutiérrez llegó junto con su esposo y sus cuatro hijas, una de ellas en sillas de ruedas.
“Saber que esto lo hacen para nosotros es ya un regalo y vale la pena venir”, comentó María, quien tiene dos semanas de haber dado a luz a su cuarta hija.
Thomas Jordan, vicepresidente de la Misión que fundó su padre, comentó que aunque el país enfrenta una situación económica difícil y California sufre de esos estragos, “vivimos en la mejor ciudad porque contamos con gente que nos sigue dando su apoyo para poder ofrecer esta celebración”.
“Este país será mejor en el mundo cuando personas como todos los que estamos aquí sigamos dando lo mejor. Juntos podemos hacer la diferencia”, expresó.
Las miles de familias que se dieron cita pudieron disfrutar de un mensaje de esperanza de Willie Jordan, esposa del fundador y presidenta de la Misión, así como de música, algunos bocadillos y muchos regalos.
“Nosotros siempre tendremos algo para ayudarles, no duden en acercarse, todos los días repartimos comida”, dijo Jordan, además de agradecer a compañías como Metro que donaron un camión de juguetes, y organizaciones sindicales como los Teamsters, que llegaron con un camión de comida, entre otros patrocinadores.