Intentan alejarlos de la calle

LA implementa prueba para identificar a los que quieran salir del pandillerismo

Durante 11 años Melissa fue parte de una pandilla. Hoy, a los 34 años, trata de ayudar a otros jóvenes para que abandonen esos grupos que promueven la violencia.

Durante 11 años Melissa fue parte de una pandilla. Hoy, a los 34 años, trata de ayudar a otros jóvenes para que abandonen esos grupos que promueven la violencia. Crédito: AP

Melissa Pirraglio pasó una buena parte de sus 11 años de pertenencia a una pandilla buscando la salida, pero se encontraba en una situación desesperante y envuelta en el caos de las drogas.

“De alguna manera, todos los miembros de pandillas buscan la oportunidad de abandonar esa vida”, señaló Pirraglio, quien actualmente tiene 34 años de edad y es consejera de jóvenes en dificultades.

“Uno llega a un punto en que ve que todo su estilo de vida es una farsa”, agregó.

Aquellos que luchan contra las pandillas saben desde hace mucho tiempo que si logran llegar a ese deseo interno en los pandilleros esto puede significar el camino hacia el abandono de la pandilla; pero el problema es encontrar dicho deseo en los jóvenes endurecidos y con una gran desconfianza a los extraños, además de sentir poca esperanza en su futuro.

En la actualidad, los investigadores en Los Ángeles creen haber creado una prueba para medir la probabilidad que tiene un miembro de abandonar la pandilla.”La gran pregunta siempre ha sido, ‘¿Cómo hacemos para que los miembros puedan abandonar la pandilla?’”, señaló Guillermo Céspedes, jefe de la unidad antipandillas de la ciudad.

El nuevo experimento relacionado con medidas de intervención en pandillas continúa el enfoque basado en la psicología, que tuvo sus inicios hace dos años en la unidad antipandillas de la alcaldía al crear una prueba cuyo objetivo era identificar a jóvenes con probabilidades de unirse a una pandilla.

Los psicólogos sociales de la Universidad del Sur de California (USC) crearon cuestionarios para identificar a jóvenes con probabilidades de unirse o abandonar una pandilla. El cuestionario también incluye opciones para brindarles el apoyo necesario para evitar la vida pandillera o la ayuda que los miembros necesitan para poder abandonar la pandilla.

La nueva prueba está programada para comenzar este mes con 80 miembros de pandillas que los consejeros antipandillas conocen de los programas de alcance a la comunidad en las calles.

Si observan que su lealtad flaquea, los consejeros antipandillas aumentarán los esfuerzos para animarlos a abandonar la pandilla. Entre los esfuerzos se puede incluir la inscripción en un programa de rehabilitación de drogas o de capacitación laboral, así como también el trabajo con las familias de los pandilleros para reparar las relaciones quebrantadas.

Medir la tendencia que una persona tiene para abandonar una pandilla no es algo fácil. Es una decisión que generalmente lleva tiempo elaborar, y con frecuencia es consecuencia de un gran cambio en la vida, como el nacimiento de un hijo, la muerte de un ser querido a causa de la violencia pandillera o la posibilidad de enfrentarse a una larga condena en la cárcel. Algunos pandilleros simplemente se desgastan.”Las personas llegan a puntos de quiebre muy personales y no es algo que se pueda medir”, señaló Jorja Leap, profesor de bienestar social en la Universidad de California, Los Ángeles que se encuentra en el tercer año de un estudio de cinco años de duración sobre miembros de pandillas que abandonan ese estilo de vida.

La nueva encuesta, que cuesta unos 65,000 dólares en desarrollar, sigue una prueba moderadamente exitosa sobre la tendencia de unirse a una pandilla. Se encontró que aproximadamente 3,000 preadolescentes y adolescentes jóvenes corren riesgo de convertirse en miembros de pandillas, según el informe divulgado el verano pasado por Urban Institute.

Luego de que esos jóvenes participaran en programas después del horario escolar y sus padres asistieran a talleres sobre la crianza de hijos, se observó una mayor cantidad de actitudes positivas y una menor cantidad de conductas delictivas.

Eso resulta alentador en una ciudad que se ha visto acosada durante cuatro décadas por las pandillas. Los Ángeles es la capital pandillera del país, con unos 41,000 pandilleros en 700 pandillas.

La nueva prueba psicológica continúa con la línea de trabajo de la primera prueba.

Los investigadores de USC establecieron medidas para evaluar la fortaleza del compromiso de un miembro con su pandilla y el grado en que un miembro basa su identidad en la pandilla.”El grupo tiene un fuerte impacto en la persona. En el caso de las pandillas, queremos intentar reducir el impacto del grupo”, señaló Karen Hennigan, profesora adjunta de psicología de USC, que creó el cuestionario. “Por lo tanto, la pregunta es ‘¿Se puede mantener la postura propia contra el grupo?’ La llamamos ‘mi postura’”.

Los consejeros antipandillas, que a menudo son exmiembros de pandillas, realizarán preguntas muy variadas, desde la participación en deportes y grupos religiosos a la cantidad de dependientes en su familia y la reacción a afirmaciones como “ser parte de un grupo es una parte importante de mi vida”.

Uno de los problemas puede ser encontrar a miembros de pandillas que estén dispuestos a realizar la encuesta, particularmente si se percibe como crítica.

Hennigan señaló que con los consejeros antipandillas se acercarán a los miembros de pandillas diciéndoles que la encuesta se usará para ayudarlos a mejorar sus vidas. Como mínimo, el objetivo es que los miembros de pandillas detengan las conductas violentas, en caso de no poder abandonar la pandilla totalmente.”Puede haber resentimiento”, dijo Hennigan. “Es posible que no quieran retirarse”.

También es posible que no haga ninguna diferencia en los pandilleros más extremos, que son responsables de una buena parte de la violencia, pero implementar la prueba en reiteradas ocasiones ayudaría a determinar si el programa de mentores que los consejeros antipandillas llevan a cabo está cambiando la actitud o la conducta.

Los exmiembros de pandillas afirman que cualquier cosa que les brinde más apoyo para abandonar las pandillas, desde apoyo para reconectarse con miembros de la familia distanciados a oportunidades laborales, sería de gran ayuda.

“Hay mucho a la deriva”, dijo Trent Grandberry, exmiembro de una pandilla del Sur de Los Ángeles que ahora trabaja como consejero antipandillas.

A Grandberry le llevó más de 20 años abandonar la vida pandillera. Tener hijos y cansarse de las frecuentes entradas y salidas a la cárcel lo ayudaron a retirarse, pero al comienzo la vida sin la pandilla le resultó muy difícil emocionalmente.

“La cultura de la pandilla está arraigada en ti, la forma en que caminas, hablas y te vistes”, dijo Grandberry, de 41 años. “No tienes amigos fuera de la pandilla. Debes llegar a un momento en que puedas aceptar que estarás solo”.

Pirraglio señaló que terminó sola en los barrios bajos cuando abandonó a su pandilla.

“Todo se convirtió en una situación muy desesperante”, recuerda. “Dejé todo. Todos pensaron que estaba muerta”.

Una afección cardiaca que puso en riesgo su vida y la internación de seis semanas en el hospital fueron el origen de su epifanía espiritual mediante la cual logró dar un gran giro a su vida. Ahora se pregunta con frecuencia si los servicios de los consejeros antipandillas podrían haber acelerado su proceso de abandono de las drogas y la violencia.

“El poder de alguien que apuesta por ti y te hace ver su potencial es muy importante”, dijo. “Necesitamos que alguien crea en nosotros”.

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