Sequía consume a tarahumaras

Afectada la siembra de maíz en la sierra; no tienen qué comer

Una mujer tarahumara luce su atuendo típico.

Una mujer tarahumara luce su atuendo típico. Crédito: NOTIMEX

MÉXICO, D.F.- Cuando el hambre aprieta, los tarahumaras toman tejuino fermentado, una bebida ancestral preparada a base de maíz para olvidar sus penas o en el mejor de los casos comen pinole: el grano molido con un poco de azúcar y canela.

Pero este año no han tenido opciones: ni siquiera con los ‘quelites’, esas hierbas que crecen salvajes por la Sierra que hoy padece la peor sequía en 80 años y que ha golpeado con toda su crueldad en Chihuahua.

Los municipios de Balleza, Batopilas, Baycona, Curichi, Goachochi, Guadalupe, Calvo, Maguarichi y Urique representan las regiones con sequías más severas del país, de acuerdo con el titular de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luege Tamargo.

Las denuncias sobre la miseria indígena de Chihuahua tuvieron su último auge en 2005 cuando cifras de la Comisión Nacional de Población revelaron que en la región se encuentran en pobreza extrema alrededor de 100,000 tarahumaras (rarámuris, odamis, pimas y guarijíos).

Sin embargo, los anuncios sobre apoyo a la región se anunciaron hasta que un gestor indígena denunció 25 suicidios de tarahumaras por hambre.

Luege y otros funcionarios prometieron llevar ayuda, pero lograrla parece una misión imposible: caminar por veredas durante 48 horas a pie porque no hay acceso para autos o camionetas.

Aún así dijo que “no va a faltar agua en las comunidades apartadas y en el caso de los rarámuris vamos a llevar el agua físicamente en un tanque especial de 10,000 litros”.

La Secretaría de Desarrollo Social anunció que llevarían alimentos, pero sólo para los albergues: 100,000 despensas que deberán entregarse en 104 refugios de 23 municipios de la Zona Serrana de Chihuahua.

El gobierno de Chihuahua reconoció un incremento de la migración indígena hacia las principales ciudades del estado.

En Ciudad Juárez, Chihuahua, Cuauhtémoc, Delicias y Madera han fundado marginales colonias en la periferia desde las que se desplazan para pedir limosna o vender artesanías.

Cualquier actividad es preferible a ver morir a sus hijos por desnutrición crónica o hepatitis por falta de agua y granos en la Sierra.

Para la directora de Protección Civil a nivel nacional, Laura Gurza, la situación indígena en Chihuahua va para largo porque el cambio climático a extremado las condiciones del país.

“Debemos verlo como un problema de largo plazo”, dijo.

Desde la perspectiva local, la falta de dinero para programas de desarrollo es el punto central. “Es culpa del gobierno federal lo que genera la inequidad por el modelo de fiscalización”, dijo en su defensa el secretario de Estado local, Eloy García.

“No es posible que en Chihuahua al permanecer dentro de los ocho estados que más le aportan al país en impuestos y generación de riqueza, sólo le destinen el 17% de lo que recauda y la Federación se quede con el resto”.

Con una postura más pragmática, el director de la Fundación Tarahumara, Luis Octavio Híjar, la situación es de vida o muerte y de atención emergente: “Queda grano sólo para un mes”.

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