Murales guardan un legado

Restauración de $1.6 millones preserva el arte del Parque Chicano de San Diego

SAN DIEGO.- El Parque Chicano de San Diego, que alberga cerca de 72 murales a gran escala, está siendo renovado gracias a fondos federales por 1.6 millones de dólares, los cuales se suman a recursos recaudados por artistas locales

Ubicado en el corazón del Barrio Logan bajo el puente Coronado, el Parque Chicano celebra la historia e identidad hispana en el área, que se remontan a la colonización del llamado “East End” a finales del siglo XIX, cuya población se incrementó significativamente tras la Revolución Mexicana.

Cada 22 de abril el parque celebra su fiesta anual para recordar el evento que le dio existencia, pues en ese día de 1970 residentes locales formaron una cadena humana para impedir la construcción de una estación para la Patrulla de Carreteras de California.

El artista Mario Torero, cuyo mural Allende pintado en 1974 conmemora al depuesto mandatario chileno y que restaura ahora la obra, dijo a Efe que el parque “es un símbolo de liberación del pueblo frente al trato humillante que latinos y nativoamericanos han sufrido durante los últimos 500 años”.

Según los profesores de la Universidad Estatal de San Diego, Kathleen L. Robles y Richard Griwold del Castillo, codirectores del Proyecto de Documentación Histórica del Parque Chicano, el espacio es importante porque ha sido testigo de desplazamientos de la comunidad hispana, que vio su barrio ser destruido en diferentes momentos, como cuando en la década de 1930 perdió acceso a la playa ante las industrias de la Marina y Defensa.

Con estatuas de bronce de Emiliano Zapata e imágenes de Frida Khalo, motivos aztecas, referencias a la Raza Cósmica de José Vasconcelos, Bob Marley, el Ché Guevara, la Virgen de Guadalupe, César Chávez, símbolos prehispánicos de fertilidad y banderas tricolores con la alusión a México y a la mítica Aztlán, el parque ofrece al visitante un abanico de símbolos que transforman la misma infraestructura, los pilares del puente, que alguna vez escindió a esta comunidad.

Torero dijo que los murales suponen un “renacimiento cultural hispano” y que el trabajo ahí expuesto reflexiona sobre el lazo entre la vitalidad de la comunidad y la explotación de la que ha sido víctima.

“Han sido comparados con la Capilla Sixtina, en el sentido de que son arte en muros, en los techos, hay algo sagrado en ellos y son altamente simbólicos”, indicó Torero.

Los murales, una de las más importantes expresiones del arte chicano de California, se han visto deteriorados por la contaminación y vibraciones generadas por ambas carreteras que lo cruzan durante los últimos 42 años.

La fase actual de la restauración, que tomará un año y comenzó en 2011, es la segunda del proyecto, e incluye trabajo en no más de cinco murales en forma simultánea, con lo que se planea que los 18 murales que necesitan reparación sean completados antes del siguiente aniversario del parque.

La solicitud de fondos se inició en el año 2000 y en 2004 se comenzó a preparar el manual para la restauración, el cual fue completado en 2006. En 2008 se contrató a la firma Ghirardelli Associates.

La primera fase del proyecto fue completada en junio de 2009. El 15 de marzo de 2011 comenzó la segunda fase del proyecto, luego de localizar a los artistas que los pintaron, dijo a Efe Ricardo Duffy, administrador del proyecto por la firma Ghirardelli.

Entre los retos que se presentan para la restauración está que algunos de los murales fueron pintados originalmente con pintura que contenía plomo, por lo que se tuvo que eliminar ese material antes de iniciarse la restauración.

El área, conocida también en el pasado como Logan Heights, albergó a cerca del 15 por ciento de la comunidad mexicoamericana de la ciudad en los años cuarenta y fue considerada como el segundo barrio chicano en importancia en la costa oeste, con cerca de 20.000 vecinos.

Sin embargo, en 1963 se aprobó que la construcción de la carretera 5, que dividió el barrio, con lo que lo que la construcción en 1969 del puente de Coronado completó el proceso de separación de familias y negocios, con lo que se redujo la población del barrio a cerca de 5,000 residentes para 1979.

Por ello, la restauración de este espacio es de especial importancia para la población del área, en la que cada domingo se practica la danza azteca de los concheros y que sirve como sitio de reunión a familias en eventos a lo largo del año.

Los primeros cinco murales en ser restaurados fueron Trabajador Indocumentado, bajo responsabilidad de Michael Schnorr, seguidos por Toma del Parque Chicano, por Guillermo Rocette y Linda Velarde, además de Los Niños del Mundo por Norma Montoya, Arquero Azteca por Felipe Adame y Varrio Logan por Víctor Ochoa.

Otros murales que han sido restaurados incluyen Mujer Cosmica por Esteban Villa; Leyes – La Familia por Tomás y Maceo Montoya; Inlakesh por Juanishi Orosco, y Hasta La Bahía/All the way to the Bay, también por Víctor Ochoa.

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