Eutanasia, debate que no termina

Jerry Dincin quiere terminar con su vida; intención controvertida en varios ámbitos

Jerry Dincin, de 81 años, padece de cáncer en los huesos y asegura que ya tiene planeado como acabar con su vida.

Jerry Dincin, de 81 años, padece de cáncer en los huesos y asegura que ya tiene planeado como acabar con su vida. Crédito: Fabiola Pomareda / La Raza

Primera parte de una serie de tres

En la muñeca izquierda, Jerry Dincin lleva el reloj que le indica que su tiempo se acaba. Tiene cáncer en los huesos y la firme decisión de quitarse la vida.

Y lo hará. “Cuando la vida ya no sirva para vivir, ya no querré vivir”, dice en entrevista.

A sus 81 años de edad, Dincin todavía tiene la habilidad de cubrirse el rostro con una mascarilla que al abrir la válvula del gas lo llevará a un lugar del que sólo ha escuchado rumores y que algunos llaman “el más allá”, aunque él no cree que exista.

“La muerte es la muerte y no creo que pase nada más”, dice con un gesto de desgano.

Dincin empieza a padecer los dolores de ese mal que le carcome los huesos y está dispuesto a suicidarse con un método eficaz que lo hará olvidar ese sufrimiento.

Lo que el señor Dincin explica no es eutanasia, ni suicidio asistido, es una acción que dice hacer de manera consciente y racional, por su propia mano.

¿Tiene el ser humano derecho a morir?

“No hay derecho constitucional y no creo que deba haber un derecho moral para morir”, expone el doctor James Walker, director del Instituto de Bioética de la Universidad Loyola Marymount.

“El derecho a morir es una frase muy cargada, la Corte Suprema de Estados Unidos estableció en 1997 que la gente tiene derecho al control de dolor al final de la vida, pero no tiene derecho a la muerte como tal”, recalca.

En ese sentido, bajo a Constitución de los Estados Unidos no existe un derecho a morir, aunque los estados de Oregon y Washington permiten el suicidio asistido, que no es lo mismo que la eutanasia.

“La eutanasia es quitar la vida del paciente al hacer algo o al no hacer algo para preservar la vida, mientras que el suicidio asistido es cuando el médico provee los medios para que el paciente se quite la vida”, explica el doctor Walker.

La eutanasia puede aplicarse de manera activa, cuando se provoca la muerte mediante drogas u otros métodos letales, o pasiva, cuando se eliminan los medios destinados a prolongar la vida.

Pero Dincin no utiliza ninguno de esos términos para la decisión que ha tomado.

“Simplemente es mi derecho a morir”, insiste.

Walker, quien obtuvo su doctorado en teología en Bélgica, donde al igual que Holanda se permite la eutanasia activa; dice que todo paciente en fase terminal debe ser tratado con medicamentos para mitigar y suavizar los dolores, pero a toda costa evitar la muerte como solución.

“Entiendo por qué ciertas personas quieren quitarse la vida, porque tienen miedo del dolor y el sufrimiento al final de sus vidas, pero cada estudio que se ha hecho en Holanda y Bélgica es que cuando la gente recibe cuidados paliativos al final de sus vidas, deciste dramáticamente de la eutanasia o del suicidio asistido”.

El cuidado paliativo es el camino a seguir, insiste este teólogo, por lo que se requiere ser más agresivo en aconsejar a la gente al final de sus vidas a que busquen esa ayuda.

“Yo soy médico y he trabajado por mucho tiempo en unidades de cuidados intensivos, y no creo que vayas a encontrar un número significativo de médicos que estén a favor de matar a sus pacientes o asistirlos para morir, creo que los médicos son sanadores y la eutanasia y el suicidio asistido son contrarios al propósito de lo que practican, que es la sanación, porque matar no es sanar”, agrega Walker.

Para Dincin se trata de una decisión que tiene que ver con tener una muerte digna.

“Los paliativos no te dan calidad de vida y yo no quiero vivir así, eso no es vivir con dignidad”, dice el hombre que en abril de 2011 fue diagnosticado con metástasis en el tejido óseo y cuyo síntoma más evidente es el dolor.

Para la Iglesia Católica, tanto la eutanasia como el suicidio asistido niegan la dignidad al ser humano.

“La dignidad no viene de la muerte”, apunta Richard Doerflinger, portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB).

Todo ser humano, señala, tiene el derecho de recibir cuidados paliativos que vayan acorde a la dignidad de las personas.

“Durante el proceso de muerte, el aceptar el suicidio asistido mermaría la dignidad”, recalca Doerflinger. “Los derechos en la Declaración de Independencia se refieren al derecho a vivir, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad… no se refieren a la muerte”.

Desde una perspectiva filosófica, Vicente Torres explica que el instinto del ser humano es conservar su vida hasta donde pueda y el hecho de querer quitársela es ir contra ese instinto natural y de esa ética natural que toda persona lleva en su conciencia, independientemente de una motivación religiosa.

“Si en algún momento de nuestra existencia queremos cortar la vida antes de que se extinga sola, eso conlleva un planteamiento ético y moral. Los filósofos con una creencia religiosa dirán que el suicidio tiene una carga moral negativa, inclusive hay filósofos ateos que lo plantean de esta manera, independientemente de su falta de creencia en un Dios”, señala el filósofo.

Pero hay filósofos, aclara, que sí consideran que el quitarse la vida es un derecho individual.

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