Más choques en El Cairo

Ruptura de tregua vuelve a aumentar tensión en la zona, pese a intentos de mediación

Varios manifestantes egipcios ayudan a un compañero afectado por gas lacrimógeno en enfrentamientos con fuerzas de seguridad.

Varios manifestantes egipcios ayudan a un compañero afectado por gas lacrimógeno en enfrentamientos con fuerzas de seguridad. Crédito: EFE

EL CAIRO, Egipto (EFE).— Los choques entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes prosiguieron ayer en el centro de El Cairo, después de que la ruptura de una pequeña tregua volviera a aumentar la tensión en la zona.

En el cuarto día consecutivo de disturbios en las inmediaciones del Ministerio egipcio del Interior, próximo a la plaza de Tahrir, los policías continuaron disparando gases lacrimógenos contra los manifestantes, que a su vez les lanzaban piedras.

Decenas de personas presentaron síntomas de asfixia por los gases y tuvieron que ser atendidas en los hospitales de campaña cercanos, indicó el médico Karim Salam.

Si durante la víspera las negociaciones para una tregua no dieron resultado, ayer los intentos de mediación continuaron hasta lograr que al menos un grupo numeroso de manifestantes abandonara la calle Mohamed Mahmud, principal foco de los altercados que desde el jueves pasado se extendieron a otras ciudades dejando al menos 12 muertos.

La agencia estatal de noticias Mena informó de que la iniciativa partió de varios jeques de Al Azhar, la institución más prestigiosa del islam suní, de parlamentarios y otras personas sin vinculación política, que lograron aliviar la tensión, si bien los choques estallaron de nuevo con fuerza al cabo de unas horas.

En la calle Mansur, donde la policía levantó ayer un nuevo muro de contención, un cordón de personas vestidas de civil separaba a los manifestantes de los policías para evitar más disturbios.

Mientras, en Tahrir, epicentro de la revolución que hace un año obligó a renunciar al presidente Hosni Mubarak, los ánimos estaban más templados, si bien los manifestantes se negaron a bajar la guardia.

Mosab Shahrur, responsable de las tiendas de campaña levantadas en la plaza por el movimiento juvenil 6 de Abril, destacó que las fuerzas de seguridad les atacaron ayer cuando negociaban una posible tregua y que Ahmed Maher, uno de los líderes del grupo, fue herido en la cabeza.

“Seguiremos presionando porque no queremos que los policías se acerquen a la plaza”, apuntó Shahrur.

En otro de los puntos de contestación social, frente al recientemente constituido Parlamento de mayoría islamista, decenas de madres pedían la salida del poder de la Junta Militar y justicia para los culpables de las muertes registradas durante las manifestaciones.

“Tengo dos hijas y vengo a protestar porque sabía que esto iba a pasar desde el primer momento. Los militares llevan 60 años en el poder y no lo van a dejar fácilmente”, aseguró Hadian Mohamed, mientras coreaba con la multitud lemas como “Los policías son ‘baltaguiya’ (matones)” o “El Parlamento no hace nada para proteger a nuestros niños”.

En cuanto a la actuación de las fuerzas de seguridad en los disturbios, el ministro egipcio del Interior, Mohamed Ibrahim, aseguró ayer que la policía mantiene el “máximo autocontrol” para no herir a los manifestantes y se limita a defender la sede del Ministerio.

El ministro pidió a los activistas revolucionarios que convenzan a las personas concentradas frente a la sede para que se dirijan a la plaza de Tahrir y se manifiesten de forma pacífica.

Además, Ibrahim dio órdenes ayer para reorganizar a los exmiembros del antiguo régimen encarcelados en la prisión cairota de Tora entre distintas cárceles del país, en un intento de calmar los ánimos ante las demandas en este sentido de los ciudadanos.

El titular de Interior también indicó que se renovará en “un tiempo récord” el hospital de la cárcel de Tora, lo que para algunos implica que Mubarak podría ser trasladado allí, como pidió el Parlamento.

Esta nueva ola de violencia en Egipto estalló tras la tragedia del pasado miércoles en el estadio de Port Said (noreste), cuando más de 70 personas murieron en una batalla campal entre seguidores del equipo de fútbol Al Ahly y del equipo local, Al Masry.

Al día siguiente, miles de personas volvieron a las calles de El Cairo para protestar contra la actuación de la policía en el partido, a la que acusan de no haber intervenido para impedir la tragedia.

A los seguidores de los equipos de fútbol, enfrentados a menudo a las fuerzas de seguridad, se unieron los jóvenes revolucionarios que en los últimos meses han exigido, entre otros puntos, el traspaso del poder a una autoridad civil.

Un año después de la revolución del 25 de Enero, los choques violentos y las protestas se han convertido en la nota característica de la convulsa transición a la democracia en Egipto.

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