Nacida para la ópera

A Ana María Martínez le hubiera gustado ser una artista como Norah Jones. O quizá como la estrambótica Lady Gaga.

La soprano Ana Maria Martinez.

La soprano Ana Maria Martinez. Crédito: La Opinión

A Ana María Martínez le hubiera gustado ser una artista como Norah Jones. O quizá como la estrambótica Lady Gaga.

Pero el destino y su voz prodigiosa la llevaron por otro camino, el de la música clásica.

“Yo no hubiese querido ser cantante de ópera… Yo no quería hacer eso, yo quería hacer comedia musical, actuación o algo así porque veía a la ópera como algo aburrido y cursi”, reconoció entre risas la soprano puertorriqueña.

Una maestra de canto le reafirmó a la artista lo que no quería aceptar: que su voz estaba hecha para el repertorio clásico.

“Poco a poco fui descubriendo que me gustaba [la ópera]”, dijo Martínez la semana pasada por teléfono minutos antes de comenzar los ensayos de Simon Boccanegra, obra escrita por GiuseppeVerdi y que presenta la LA Opera a partir de hoy en el Dorothy Chandler Pavilion.

La cantante hace el papel de Amelia, y en esta ocasión, por primera vez en los 16 años que lleva de conocerlo, cantará en una ópera en la que también actuará Plácido Domingo -director de LA Opera-, quien hará el rol de Simon Boccanegra.

“Hemos grabado discos juntos y hemos dado conciertos juntos, pero no habíamos cantado una ópera entera”, dijo la soprano, quien no escatima a la hora de halagar tanto el trabajo como la calidad humana de Domingo.

“Siempre es una alegría trabajar con él, te lo digo que todo corazón…Trata a todo mundo con una elegancia, con una consideración…”, dijo Martínez.

Simon Boccanegra es un drama intenso de política y traición. Y Amelia, como hija ilegítima de Simon, tiene sus propios conflictos.

“Es una joven que tiene tanta complicación dentro de ella… pero mucho está en secreto. Es díficil encontrar la manera como actriz de transmitir esos sentimientos al público porque son cosas muy internas”, dijo la cantante.

Pero es más complicado aún, reconoce Martínez, ganarse un nombre en el mundo de la ópera. Llegar a las “grandes ligas” de este género es tan difícil como llegar a un equipo de la NFL.

“En ambos casos, menos de 1% puede lograr mantenerse en su vida hacienda esto, así de competitivo es”, comparó.

Muchos quedan en el intento, dijo, pero los que tienen “la piel dura” para seguir intentado, son los que triunfan.

La vida de Martínez, cuya madre, Evangelina Colón, también cantaba ópera, cambió cuando fue una de las ganadoras del concurso Operalia, fundado por Domingo en 1993 y donde compiten solo artistas jóvenes. Ella fue una de las 40 elegidas en 1995 de entre cientos de solicitudes.

“Eso fue recién comenzando la carrera; fui una de las ganadoras… Aunque siempre tienes que seguir haciendo audiciones, eso [del premio] estaba presente, y como que me prestaban un poquito más de atención, eso no se puede negar”.

Además, también ha ayudado ser una de las protegidas de Domingo y de su esposa Martha, con quienes lleva una estrecha amistad.

“[Luego del premio] empezaron a llegar las ofertas y ha sido tocar madera constante”, dijo la soprano, que radica en Houston, Texas.

Martínez es específica cuando explica lo que se necesita para triunfar en el mundo operístico, algo que va más allá de poseer una voz de ángel.

Uno de los requisitos es la precisión sobre el escenario, “donde todo parece fácil, pero donde en realidad todo marcha con exactitud”, describió.

La voz, además, debe entrenarse como si fuera un deporte.

“Mucha gente no sabe, y por esa razón nada más -y por la curiosidad deberían ir al teatro-, es que nuestras voces no se amplifican. Si son dos mil butacas o más, y con una orquesta de 80 músicos y un coro enorme, la voz de uno tiene cortar por encima de todo eso”, dijo.

Esa razón no es la única que tiene Martínez para convencer al público a que vaya a la ópera. Muchos de los dramas que plantean estas obras bien pueden ser temas como sacados de una telenovela mexicana.

“Es lo mismo que van a ver sobre el escenario, con traducciones que dicen palabra por palabra lo que se está diciendo y cantando”, dijo Martínez. Simon Boccanegra se interpreta en italiano.

Pero si esto no es suficiente para convencer, la soprano sugiere que para el 14 de febrero, las parejas celebren con una cita en la ópera.

“Cuando ven una ópera quedan prendados para siempre”, aseguró; “basta ver una y ya”.

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