Orgullo por las raíces

Haydeé Sánchez, en defensa de los pueblos indígenas

Haydeé Sánchez

Haydeé Sánchez Crédito: Suministrada

Entre los salvadoreños, Haydeé Sánchez ha sido más que una líder que sale en defensa de los derechos humanos. Es la mujer que trabaja incansablemente para impedir que su comunidad se olvide de sus raíces indígenas y tenga en claro su identidad.

Por eso hace dos años fundó el Centro Cultural Techantit, a través del cual intenta rescatar y valorar las costumbres y tradiciones de los pueblos indígenas que en El Salvador, su país natal, intentaron “borrar” con un decreto constitucional en 1932 que aún no ha sido revocado.

Sánchez dice que esa ley prohibió hablar dialecto, utilizar apellidos indígenas y llevar la vestimenta propia de estos pueblos.

“Yo quiero mostrarles a los salvadoreños que no hay de qué avergonzarse”, expresa Sánchez. “La cultura de nuestros antepasados es muy rica y conocer nuestras raíces es conocer nuestra identidad. Y eso es muy importante”.

Sin embargo su activismo no siempre ha estado enfocado en este tema. Durante tres décadas contribuyó a la lucha para lograr una regularización migratoria de muchos migrantes radicados en el sur de California y por el respeto a los derechos humanos y legales de la comunidad indocumentada.

“Viví en carne propia lo que es estar sin documentos y cuando una conoce y sabe lo que eso significa, se entiende mejor las necesidades del que está en esa situación”, explica. “Y entonces se siente la necesidad de hacer algo para que haya un cambio”.

Durante varios años trabajó para organizaciones no lucrativas como El Rescate y Catholic Charities con el padre Richard Estrada, que le dieron la pauta para involucrarse en las necesidades de una comunidad desprotegida, necesitada de leyes justas y derechos.

Sánchez emigró de El Salvador en 1983 con sus dos pequeñas hijas -ahora ya profesionales universitarias-, con quienes sobrepasó las dificultades, primero de una madre soltera, y luego de estar en un país extraño y con apenas los recursos para vivir.

“Es difícil, y lo es también porque a veces por ayudar a otros, no das el suficiente tiempo a quienes más quieres. Pero cuando las cosas se hacen de corazón no lo sientes tan pesado”, expresa.

Ha estado involucrada en defender los derechos de comunidades como la Maya, la Nahuatl-pipil y Lenca, que habitan en El Salvador. A través de CCT realiza talleres para promover el rescate de raíces ancestrales.

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