Piden fin de estereotipos raciales

Pastores de diversas iglesias angelinas hacen el llamado

“No queremos tomar una pistola, ni queremos vengarnos”. La expresión se escuchó con fuerza ayer en una iglesia del Sur de Los Ángeles, donde un grupo de pastores afroamericanos pidió erradicar los estereotipos raciales, que habrían provocado el asesinato de Trayvon Martin, en Florida.

Un mes después de la muerte del joven de raza negra, baleado por un hombre blanco que supuestamente lo consideró una amenaza por cubrirse la cabeza con la capucha de su sudadera, continúa criticándose la actuación de la policía de la ciudad de Sanford, donde ocurrió el incidente.

Y no se ha dejado de pedir el arresto del sospechoso, George Zimmerman, de 28 años, libre desde el día en que le disparó en el pecho a Martin.

“Si pasa allá, también puede pasar aquí”, advirtió el concejal afroamericano y exjefe de la Policía de Los Ángeles (LAPD), Bernard Parks, quien indicó que, desde su perspectiva, la Policía de Sanford no condujo las investigaciones necesarias para determinar que Martin fue la víctima y no el atacante.

“No puedes decir que personalmente te sentiste amenazado si no hay evidencia de esa amenaza”, señaló Parks, quien acompañó a los pastores en el rezo.

Si el incidente hubiera ocurrido aquí, dijo el funcionario, se habría realizado una investigación “masiva” para validar que el sujeto que le disparó a Martin en el pecho lo hizo en defensa propia. Lamentó que conforme pasa el tiempo las evidencias para probarlo se siguen borrando.

Congregados en la iglesia bautista McCoy Memorial, del sur angelino, los religiosos hablaron de la equidad racial, de los cambios sociales que han bajado el tono de la discriminación y de la necesidad de hacer todo lo posible para impedir que casos como el de Martin se repitan en este país.

Algunos colocaron sobre sus cabezas la capucha de sus sudaderas.

“Es una vergüenza total que cuando nos acercamos al 44 aniversario del asesinato del doctor [Martin Luther] King [muerto el 4 de abril de 1968] continuemos enfrentando este tipo de violencia en nuestro país”, lamentó Eric Lee, presidente de la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur (SCLC).

Al templo también acudieron padres de familia y jóvenes latinos, preocupados por el peligro que puede representar la forma de vestir para un adolescente de color. “Yo pude ser el muerto”, dijo Henry Sandoval, un muchacho latino que vive en el Sur-Centro de Los Ángeles.

“Es una injusticia que uno sea discriminado por el color de su piel”, añadió.

Los pastores pidieron reiteradamente el arresto de Zimmerman; aunque ayer una nota periodística que cita una fuente de la Policía de Sanford expuso que el joven afroamericano fue quien golpeó primero a Zimmerman y que éste sólo reaccionó al ataque.

“Pedimos el arresto del señor Zimmerman, al menos que sea un policía que disparó en la línea del deber”, señaló L.A. Cassee, de la iglesia bautista Bethany, quien cubrió su cabeza con un rompevientos. “Es muy difícil probar que lo hiciste en defensa propia cuando tú eres el agresor”, manifestó.

Al final, los pastores enviaron un mensaje a los jóvenes afroamericanos de Los Ángeles y de todo el país: no es un crimen vestir con una capucha, ni ser de color.

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