Los ancianos exigen recursos para vivir

Al menos 300 ancianos de 13 asilos que funcionan en Guatemala cumplieron ayer tres días de protesta en las afueras de la casa presidencial

Tres días de protestas han cumplido decenas de personas mayores que piden ayuda al gobierno.

Tres días de protestas han cumplido decenas de personas mayores que piden ayuda al gobierno. Crédito: EFE

GUATEMALA (EFE).- Al menos 300 ancianos de 13 asilos que funcionan en Guatemala cumplieron ayer tres días de protesta en las afueras de la casa presidencial, como medida de presión para exigir al Gobierno recursos para su supervivencia.

La coordinadora de uno de los 13 asilos del refugio “Dulce María”, Carmen Brok, explicó a Efe que decidieron instalarse con toldos y colchonetas en las afueras de la sede del Ejecutivo porque el Gobierno no ha entregado 2.33 millones de dólares del presupuesto para el funcionamiento.

Según Brok, es la primera vez en ochos años que lleva el refugio, que el Estado no les asigna los recursos para atender a unos 4,000 ancianos en todo el territorio nacional, 1,500 de ellos de forma permanente.

El presidente de Guatemala, Otto Pérez, dijo ayer a periodistas que ha propuesto que el Ministerio de Desarrollo Social se encargue de administrar los refugios de “Dulce María”, porque no se le dará dinero a la asociación debido a malos manejos en el pasado.

La decisión de no entregarles fondos en el 2012 fue del Congreso por lo que la protesta debería ser allí, anotó el mandatario.

Víctor Manuel Díaz, de 70 años, llegó desde la ciudad de Mazatenango, 165 kilómetros al sur de la capital, para sumarse a la protesta.

“Soy huérfano, ya sólo miro poco con este ojo (izquierdo) y el año pasado me operaron de un cáncer en el pecho que me detectaron hace siete años”, comentó Díaz a Efe mientras mostraba su gran cicatriz del lado derecho.

Según el anciano, en el refugio de Mazatenango al que llegó hace dos años, ya no tienen alimentos, medicinas, agua ni luz.

“Sólo contamos con el apoyo de la gente, ya no puedo trabajar, siento que mis ojos se queman”, manifestó Díaz entre lágrimas.

“Hay abuelitos que ni siquiera se pueden mover, están en silla de ruedas y es una injusticia lo que hacen con nosotros”, se quejó.

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