Años de avance para unos, pero no para otros

Grupos étnicos evidencian disparidad del cambio angelino tras conmemorar revuelta

Residentes del sur de la ciudad marchan de un lugar baldío  en la intersección de la avenida S. Vermont y la Calle 81.

Residentes del sur de la ciudad marchan de un lugar baldío en la intersección de la avenida S. Vermont y la Calle 81. Crédito: Ciro Cesar / La Opinión

Aunque han transcurrido 20 años de la revuelta civil ayer, cuando estalló el enojo multidudinario en 1992, fue un claro ejemplo de que para muchos de los grupos étnicos que conviven en esta metrópoli las cosas no son mejores que hace dos décadas.

Ayer se realizaron varios eventos conmemorativos de los disturbios y los mismos brindaron diferentes perspectivas sobre si ha habido progreso o no.

Mientras cientos de residentes del Sur de Los Ángeles mostraban la realidad que se vive en la zona, repleta de lotes vacíos y falto de progreso económico, el alcalde de Los Ángeles mostró la otra cara de la moneda.

“Pienso que sería inexacto decir que no ha cambiado nada”, dijo mientras enumeraba los diversos cambios.

Sin embargo, para los residentes del sur de la ciudad que marcharon de un lugar baldío en la intersección de la avenida S. Vermont y la Calle 81 a otro lote vacío tres cuadras al sur, las palabras del Alcalde carecían de mucho sentido.

Los carteles que cargaban leían: “Esto podría ser tienda de abarrotes” o “Esto podría ser una clínica.

Esa zona tiene múltiples espacios vacíos que nunca se reconstruyeron tras la destrucción que causó la explosión de ira de los afroamericanos tras conocerse el veredicto de absolución a los cuatro policías que le dieron la paliza a Rodney King. “Este lote vacío es el símbolo del potencial gastado”, anunció Tonna Onyendu, de 26 años, organizador de Community Coalition, una organización de justicia social enclavada en el Sur de Los Ángeles que se formó en el 1992 antes de los disturbios.

“En los últimos 20 años hemos visto que la mayoría de la inversión ocurrió en el centro de Los Ángeles y no en el Sur de Los Ángeles, entonces queremos levantar la conciencia alrededor de esta tema”, continuó Onyendu.

Mercedes Mejía, de 56 años, que vive al otro lado de la calle en donde se realizó la protesta y feria comunitaria, está totalmente de acuerdo.

“El evento no significa nada de progreso, es para que la gente venga para alegrarse un rato pero progreso…no hay ninguna evolución”, relató.

“Todos los negocios que se quemaron son lotes vacíos y se quedaron así. En los callejones hay basura, perros muertos, etc”, agregó.

Durante el evento, Villaraigosa enumeró a La Opinión

todos los avances que se han dado en las últimas dos décadas. Incluso, sostuvo que se han invertido 125 millones de dólares en el desarrollo económico de la zona en los pasados 12 años.

Dijo que los integrantes del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) en el 1992 eran 60% blancos, pero que actualmente el 64% de las personas son de otros grupos étnicos, incluyendo 42% de latinos.Aseguró que el LAPD es hoy “un departamento más constitucional y que patrulla a toda la comunidad”.

“Tenemos que reconocer que en el 1992 éramos una ciudad dividida por clase, raza, etnia, lenguaje, y desde entonces hemos trabajado duro para cambiar la cultura de nuestro Departamento de Policía”, indicó Villaraigosa.

Esa visión positiva de la ciudad y del LAPD no fue exactamente lo que los miembros del Black Riders Liberation Party evidenciaron ayer.

Ese grupo se reunió en la interseción de las avenidas Florence y Normandie, donde estallaron los disturbios el 29 de abril de 1992.

Mollie Bell, de 65 años y residente de Compton, dijo que “en el 1992 siempre decíamos que los blancos nos golpeaban. Ya tenemos a Trayvon Martin (Florida) , Kendrec McDade (Pasadena), más víctimas”.

Según Gwen Word, miembro de LAPD Community-Police Advisory Board (C-PAB), esa actividad de Black Riders Liberation Party se llevó a cabo para darle oportunidad a la gente de la comunidad de hablar sobre sus perspectivas sobre el progreso.

En un rally menos combativo, celebrado en otra esquina contigua, Édgar Hernández, de 49 años y quien vino de El Salvador en 1980, sostuvo que ya trabaja de cerca con la policía para enlazar a la comunidad hispana y para crear un ambiente más seguro en el área.

Michael Crosby Sr., que antes era el presidente de Police Clergy Council para LAPD, fue al evento para decir que “ha habido tremendo progreso” y reformas en el LAPD y que están trabajando para eliminar la práctica de perfil racial.

Linda Jay, de 55 años, una activista que escribió un libro sobre su experiencia de primera mano en los disturbios, dijo: “Sé que hay un poco de desunión entre algunos de los activistas y realmente quiero que no sea así. Si la gente se une y con amor, todos podemos intentar de resolver este problema”.

“Todavía hay muchos lotes vacíos, hay cuestión de eso. Pero mucho ha cambiado. Y pienso que sería inexacto decir que no ha cambiado.

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