Aprender a ganar y perder
La elección en México regresó al PRI en condiciones distintas a lo acostumbrado
El lunes pasado me levanté temprano; vi salir el sol entre los árboles por la ventana de la sala de mi departamento en Houston.
¡Era el mismo sol y la misma bella tranquilidad de otras mañanas!
No supe de momento por qué me parecía extraño que todo estuviera igual .
Poco a poco me vino a la memoria que me había quedado clavado frente al televisor hasta pasada la medianoche esperando noticias de las elecciones de México, con un anuncio de resultados precipitados y con un indefinido trasfondo de temor a violencia por la casi segura inconformidad de López Obrador en caso de perder o un ofensivo triunfalismo del PRI en caso de ganar y la actitud del PAN por su debacle política.
Ante los resultados anunciados hubo quienes presagiaron desordenes callejeros entre conformes e inconformes. Es que toda lucha por el poder trae, en sí misma, la posibilidad de violencia.
Pero nada sucedió esa noche. Claro las inconformidades requieren tiempo de incubación.
Este bello amanecer del verano me hizo pensar que finalmente, por mucho que pase no pasa nada (eso espero) excepto que algunos barren y otros son barridos.
El anuncio oficial, un tanto precipitado, de cifras no finales pero, según afirmaron, determinantes, dio el triunfo a Peña Nieto, del PRI (Partido Revolucionario Insituticional) aliado al Partido Verde Ecológico, con una ventaja sobre López Obrador del PRD (Partido de la Revolución Democrática) con más o menos cinco puntos porcentuales.
El PAN fue borrado del mapa, tras 12 años de haber derrotado al PRI en la primera elección del cambio, que ahora borra al PAN.
El triunfo fue celebrado por el PRI, pero la verdad es que el PRI de hoy llega al poder en condiciones distintas a las que tuvo cuando no solo arrasaba en las elecciones, sino contaba con una amplia mayoría tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.
Peña Nieto tendrá que navegar en aguas difíciles, porque si bien obtuvo el 38.15% de los votos, son solo el 24.09% del total de votantes registrados.
El caso es que si el 75.91% de mexicanos o no votaron o lo hicieron por otros candidatos, el resultado está lejos de ser un mandato.
En el Congreso la situación también es distinta. El PRI logró la representación mayor, pero está muy lejos de tener la mayoría.
Peña Nieto va a tener que manejar la política con mucha habilidad, que creo tiene, para sacar adelante su programa.
López Obrador que obtuvo el 31.64% de la votación fue el único que tras el anuncio oficial manifestó inconformidad con los resultados.
Días más tarde exigió el recuento de todos los paquetes alegando irregularidades en 110 mil casillas y la Coalición Movimiento Progresista (léase AMLO) lanzó amenazas de movilizaciones populares.
La violencia en incubadora
Casi un millón de mexicanos fueron voluntarios en las miles de casetas de votación lo que le dio a esta elección un carácter cívico y no burocrático como venía sucediendo. Resultado: más honestidad y participación. Para cada uno de ellos la demanda de un recuento debe ser ofensivo
Miguel Mancera del PRD triunfó aplastantemente en la Ciudad de México con el 63.56% de los votos y controla casi todas las delegaciones.
Conservó el PRD algunos gobernadores; el PAN se sostuvo en Guanajuato y el PRI venció en Chiapas, Jalisco y Yucatán.
Para quienes se pregunten el por que triunfó el PRI, les doy mi opinión:
* El PRI es el único con una verdera estructura de partido;
* Es el único con experiencia en el manejo de elecciones;
* Trabajó con una excepcional disciplina partidista.
¿Qué paso con Josefina Vázquez Mota?
A esa inteligente mujer, candidata del PAN, la derrotó su partido. Ella no tuvo apoyo; su campaña estuvo pésimamente dirigida, la corrupción de algunos de los gobernantes panistas y el mal manejo del combate al narcotráfico le quitaron el piso.
Por cierto que ninguno de los candidatos tuvo un plan de cómo combatir la violencia.
Cuando pasada la media noche el presidente Calderón habló reconociendo el triunfo de Peña Nieto, este, sin triunfalismo, celebró la victoria. Él leyó de un cuaderno, dando vuelta cuidadosamente sus hojas, algo que quiso ser un discurso, pero al que faltó contenido, cuya única frase repetible fue “Ganó México” y su afirmación que próximamente visitaría al presidente Calderón para planear el cambio de poderes.
Quadri aceptó su derrota rápidamente. Es más, con Alba Esther en el timón, estaba derrotado de antemano a pesar de su capacidad y su buena presencia.
México, en definida, se ha encaminado hacia una verdadera democracia, falta solo que en el futuro se establezca una segunda vuelta.
Y ahora con la demanda de recuento por parte de López Obrador, con la “amenaza” de movilizaciones, el IFE determinó abrir 50 mil paquetes para ser recontados.
Con esto queda en el aire el resultado final que, según se estima, va ser igual o parecido. Y claro, las cifras oficiales que he usado están sujetas a cambios
Es de esperarse que no se repitan las manifestaciones y protestas de hace seis años. Está en manos de López Obrador ser civil y si tras la revisión de los paquetes de esas 50 mil casillas sigue perdiendo, que lo acepte en bien de la tranquilidad de México.
En la democracia hay que aprender a ganar y a perder.