Colombiano sin brazos ni piernas pinta de optimismo a Queens

Y ahora se alista a convertirse en arquitecto

Juan Fernando Agudelo es testimonio vivo de que cuando algo se quiere, se puede.

Juan Fernando Agudelo es testimonio vivo de que cuando algo se quiere, se puede. Crédito: EFE / Marta Quintín

Nueva York, 10 de Julio – El colombiano Juan Fernando Agudelo demuestra que haber nacido sin manos ni pies no es motivo para no mirar la vida con optimismo y, con el apoyo de su madre, el motor que mueve su vida, es capaz de destacar en el dibujo, una de sus grandes pasiones.

“Lo que me impulsa es el amor de mi familia, especialmente de mi madre, que vino a este país conmigo, a apoyarme. Para ella no ha sido fácil estar aquí por mucho tiempo, dejando a mi hermano y toda la familia en Colombia”, señaló a Efe Agudelo sobre su progenitora, Dora Herrera.

Agudelo, que llegó a Nueva York cuando tenía 12 años acompañado por Herrera, es un joven de hablar pausado y apenas audible, lo que contrasta con sus enormes ganas de vivir y con su contagioso afán de superación. Para él las únicas barreras que existen son las que se impone la propia persona.

“Cuando uno tiene el apoyo y amor de su familia, yo no creo que las cosas sean difíciles”, aseguró en una entrevista el ahora estudiante de LaGuardia Community College, donde cursa su primer año con miras a convertirse en arquitecto y donde dice haber encontrado todo el apoyo que necesita.

“No hay que echarse para atrás porque no tengas brazos o piernas”, afirmó Agudelo, que camina gracias a una prótesis, y quien mostró desde muy pequeño su habilidad para el dibujo.

En declaraciones a Efe, su profesora Ira Gerald destacó que “Juan es un estudiante que ha aprendido a centrarse en sus enormes habilidades más que en su discapacidad” y, en su opinión, “todos los alumnos deberían aprender de su filosofía y sus logros”.

Su madre aseguró que el joven perdió a su padre cuando tenía tan sólo seis meses. “Fue muy angustioso saber cómo lo sacaría adelante tras la muerte de su padre”, recordó Herrera, quien tomó la decisión de mudarse con sus padres.

“Somos una familia de escasos recursos económicos”, por lo que “empecé a tocar puertas para ayudarlo, pero muy pocas se abrieron. Logré conseguir unas piernas de palo cuadradas para que empezara a verse con piernas y caminó a los dos años y medio con ellas sus primeros pasos”, explicó.

Juan Fernando “empezó a dibujar con el muñón y apoyaba el lápiz con la cara. Comencé a motivarlo comprándole lápices y cuadernos”, recordó la mujer, a la que resultó “muy difícil” encontrar una guardería donde le aceptaran.

“Lo rechazaban porque no sabían cómo bregar con él”, afirmó la mujer, quien finalmente consiguió que una escuela le aceptara y que un pintor, atraído por el interés del niño en este arte, le enseñara durante dos años.

La madre seguía soñando con darle a su hijo una vida mejor y luego de que su caso fuera dado a conocer por medios de comunicación dentro y fuera de Colombia, comenzaron a recibir ayuda económica y viajaron a Connecticut (EE.UU.) donde la organización Healing the Children le ofreció la ayuda para que pudiera ser operado de las extremidades inferiores.

Debido a que aún necesitaban dinero para completar el tratamiento médico, el niño pintó varios cuadros que, con ayuda de la organización, fueron vendidos. Así la familia logró reunir $18,000 para el tratamiento de su hijo, y además sobró para hacerle un donativo a la entidad.

De Connecticut, Juan y su madre se mudaron a Queens, en Nueva York, donde el joven ha recibido asistencia médica y con ayuda de su progenitora y su imparable deseo de superación, ambos han salido adelante.

“Juan es un ejemplo para mí y todo el que le conoce. Muchas personas tenemos nuestros brazos, piernas, cerebro y no los usamos como deberíamos, no sacamos provecho de la vida”, comentó Herrera.

“Las tristezas, el llanto, la ausencia de mi familia y de mi otro hijo Sergio, que espero tener pronto con nosotros, han valido la pena”, añadió.

Juan también está profundamente agradecido. “No pensé que nos fueran a dar tantas cosas- piernas ortopédicas, operaciones, educación”, dijo el joven, que ahora está centrado en continuar estudiando y más adelante espera ingresar en otra universidad para “lograr mi sueño de ser arquitecto”.

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