Exconvictos en la mirilla de las autoridades de LA

Más de 300 hogares de pandilleros en libertad condicional del condado de Los Ángeles fueron registrados exhaustivamente.

El operativo especial, en el cual participan policías de Los Ángeles y agentes del Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California.

El operativo especial, en el cual participan policías de Los Ángeles y agentes del Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California. Crédito: AP

Doce agentes avanzan en fila empuñando pistolas y escopetas. Todo puede pasar en territorio de la pandilla “Hacienda Village Bloods” de Watts. El blanco: uno de sus afiliados que recién salió de prisión.

El operativo especial, en el cual participan policías de Los Ángeles y agentes del Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California (CDCR), se ha planeado a detalle: anticipando rutas de escape del sujeto en libertad condicional, considerando el riesgo para otras personas que comparten la casa con éste y hasta un posible recibimiento a balazos, algo que ya ha ocurrido.

Los agentes se hacen señas con las manos para rodear la propiedad, contigua al complejo de vivienda pública Hacienda Heights. Unos se dirigen a la entrada principal. Antes de tocar la puerta una mujer abre y les dice que la persona que buscan, Darren Todd, está dormida en su habitación.

Apenas ha salido el sol en el violento y empobrecido Sur de Los Ángeles.

Todd, cuyo antebrazo izquierdo está marcado con las siglas de su banda (HVB), no ha tenido tiempo ni de ponerse una playera. Somnoliento, vistiendo sólo pantaloncillos cortos, el joven negro es esposado y sacado de la vetusta casa. Desconcertado, escucha que las razones del cateo son verificar que no esté involucrado en problemas y que no posea ni armas ni drogas.

Mientras él espera en la banqueta, adentro de la vivienda los agentes levantan cojines, abren cajones y revisan cada sitio donde se pueda esconder algo ilícito. No tardan en detectar once balas calibre 9 milímetros y un cargador. Entonces la inspección se torna aún más rigurosa.

“Descubrimos balas y donde hay balas hay pistolas”, justifica el agente R. Campos, de la División de Operaciones de Adultos en Libertad Condicional (DAPO) del CDCR.

Sin embargo, al final le dan el beneficio de la duda al pandillero. Las balas fueron hayadas en un mueble en la habitación de una de sus familiares, una jovencita que aseguró que hace tres meses una amiga las encontró y se las entregó. Los policías no le creen del todo, saben que muchas veces los parientes encubren a los delincuentes, pero así lo dejan.

Más de 300 hogares de pandilleros en libertad condicional del condado de Los Ángeles fueron registrados exhaustivamente por las autoridades la mañana del miércoles, como parte del Operativo Guardian, concluyendo con el arresto de más de 69 personas.

En uno de los dispositivos más grandes de los últimos años enfocado en exconvictos ligados a las pandillas también se decomisaron 61 armas, municiones, 20 plantas de marihuana, 156 gramos de la hierba, 30 gramos de cocaína, cientos de dólares producto de presunto tráfico de narcóticos y se desmanteló un posible laboratorio de metanfetaminas.

“La cantidad de personas en libertad condicional arrestadas y el número de armas, municiones y droga que se sacó de las calles muestran qué tan importantes son estas revisions, en cooperación con nuestros socios de las fuerzas del orden, para la seguridad pública”, dijo Matthew Cate, secretario del CDCR.

“El área de Los Ángeles sigue teniendo uno de los niveles más altos de homicidios y tiroteos relacionados con las pandillas, por eso hacemos este operativo, para ver las actividades de estos individuos”, explicó Campos, quien lideró el dispositivo que se realizó en el Sur de Los Ángeles.

Ahí, al menos tres integrantes de las bandas “Bloods” y “Crips”, las dos pandillas afroamericanas más temidas de la región, ambas peleadas a muerte, libraron la cárcel: no les encontraron nada que los comprometiera directamente, no estaban en casa por empleo o dieron un domicilio falso al CDCR.

“¡Agente estatal de libertad condicional! ¡Abran la puerta!”, gritó un agente luego de tocar con fuerza la puerta de una casa en la calle 104. Darrion Matthew, de la pandilla Grape Street Crip, ha vivido en casa de su madre y se ha reportado como desempleado desde su salida de prisión en 2010.

“Ustedes traen pistolas. ¿Es una redada?”, preguntó Matthew en tono molesto y sin dejar de cuestionar. “¿También van a sacar a mi mamá!”, reclamó moviendo la cabeza. Su actitud, la presencia de otros tres hombres en la propiedad y el no probar un modo honesto de vivir, levantaron sospechas.

Ni un amenazante perro de raza pitbull impidió que catearan también el patio trasero. “A veces estos individuos esconden cosas donde están los perros, creyendo que ahí no buscamos”, explicó Campos.

Pero, al menos en esta ocasión, no hayaron algo ilícito en la casa de Matthew.

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