Las cifras dicen todo
No se sostiene la narrativa que la seguridad peligra por falta de deportaciones
Para algunos críticos del Presidente Obama, el tema migratorio es ideal para asegurar que la Casa Blanca tiene una agenda en favor de una amnistía, al mismo tiempo que se retrata a los indocumentados como una alta amenaza a la seguridad pública. Sin embargo, las cifras muestran un panorama opuesto.
El reporte sobre la delincuencia y los inmigrantes, solicitado por el Comité Judicial de la Cámara Baja, tenía la intención de ser una plataforma para acusar al presidente Obama por no deportar a suficiente cantidad de indocumentados, especialmente a los más peligrosos. Es curioso que se haga este cargo cuando la Administración Obama ha batido todo récord de deportaciones, cerca de 400 mil anuales, justificándolo por su especial atención puesta, precisamente, en los indocumentados peligrosos.
Por otra parte, el reporte creado por la Oficina de Investigación Legislativa mostró que en un periodo de tres años cerca de 47 mil indocumentados fueron arrestados por autoridades policiales, supuestamente notificados a la Agencia de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) y puestos en libertad ante la inacción de los agentes migratorios. De estos liberados, siete mil volvieron a cometer delitos, señala el estudio.
No hay que restar importancia a cada delito y a su víctima; pero el 16% de reincidencia es un porcentaje muy por debajo al promedio nacional de 43% de reincidencia de la población penal, estimado en un estudio de Pew Center on The States. Se puede decir que los indocumentados arrestados son mucho menos proclives a cometer otro delito que el resto de los presos.
Pero esta conclusión, al igual que el reconocimiento del elevado número de deportaciones de los últimos años, no coincide con la narrativa deseada por el presidente del comité, Lamar Smith, de que la negativa de la Casa Blanca de deportar indocumentados está poniendo en peligro la seguridad pública de los estadounidenses.
En realidad, la comunidad latina bien sabe por experiencia propia que bajo el argumento de deportar delincuentes han caído justos y pecadores. Y el reporte indica que el peligro que corre la sociedad con la reincidencia delictiva de los indocumentados es mucho menor que la amenaza que hay con la reincidencia de nativos y residentes legales.
No hay que desmerecer el problema de la delincuencia, pero tampoco se puede permitir que la retórica antiinmigrante de algunos líderes del Congreso dé vuelta a la realidad para su propio provecho político.