Bibliotecas llenan diversas necesidades

Centros de lectura viven una transformación; ayudan a ciudadanos en múltiples facetas

Falta más de una hora para su apertura y ya hay impacientes en la entrada principal de la Biblioteca Central de Los Ángeles: estudiantes, desempleados, amantes de la lectura, indigentes, ociosos.

Dentro de este guardián del saber, como de sus 72 sucursales, todos encuentran algo interesante, asegura John Szabo, el nuevo bibliotecario de la ciudad. “Son lugares donde la gente encuentra empleo, los empresarios impulsan sus negocios, los jóvenes obtienen ayuda, los niños aprenden a leer, los adultos aprecian la literatura y las personas aprenden otros idiomas”.

Para sus 17 millones de visitantes en 2011, la cifra más alta en 137 años, las bibliotecas públicas significan eso y mucho más. Ahí, entre anaqueles repletos de libros, se echa a volar la imaginación, pero también se organizan reuniones vecinales, se ofrecen clases de naturalización y cursos de computación, y se desarrolla uno de los programas extraescolar más grande del país.

“¡Hasta usamos el jardín de la biblioteca para jugar y leer!”, exclamó emocionada Laura Sánchez, alumna del quinto grado de la primaria Dolores Huerta. “¡Amo aprender!”, continuó la niña de diez años.

A los usuarios del sistema de librerías de Los Ángeles, uno de los sectores más golpeados por la crisis de presupuesto, el futuro es más prometedor. Desde ayer las horas de operación se extendieron por la tarde, los días lunes y miércoles, y por la mañana, los viernes.

Se trata de la segunda fase de restauración de servicios en estos sitios, resultado de la Medida L, que los votantes aprobaron de manera abrumadora para tener más acceso a las bibliotecas.

Los nuevos horarios para las 72 sucursales serán: lunes y miércoles de 10 a.m. a 8 p.m.; martes y jueves de 12:30 a 8 p.m.; y viernes y sábados de 10 a.m. a 5:30 p.m. Los domingos y días festivos permanecerán cerradas. Más información en la página electrónica http://www.lapl.org.

Para 2014, nueve bibliotecas volverán a abrir los domingos.

“Eso significa más tiempo para que nuestros jóvenes estudien y pasen un momento tranquilos leyendo un libro”, celebró ayer el alcalde Antonio Villaraigosa en una conferencia de prensa.

En agosto de 2010, la operación de las bibliotecas se redujo a su nivel más bajo en 140 años, dejando a decenas de empleados de tiempo parcial sin trabajo.

“Claro que me ayuda que abran más temprano”, expresó Pedro Quesada, residente del Sur de Los Ángeles y desempleado desde 2011. “Tengo más opción de encontrar algo”, dijo.

Lupita Leyva, encargada de la biblioteca “Robert Louis Stevenson” en Boyle Heights, explica que ahora estos recintos ofrecen más recursos de los tradicionales. No sólo hay internet, sino que se ofrece tutoría en cualquier programa; y si bien hay una zona para hacer la tarea, también se imparte ayuda en línea.

“Es un centro comunitario”, engloba Leyva. “Hay personas que nos ven como un lugar donde se guardan los libros, pero somos mucho más que eso”, subrayó.

Y muchos están aprovechando todas sus bondades. El año pasado, según cifras oficiales, se prestaron 18 millones de artículos (libros, películas, discos, audiolibros), 10% más que en 2010. Mientras que su sitio electrónico registró 142 millones de visitas.

En toda la ciudad, de Venice a Cypress Park, y de San Pedro a Sylmar, nunca se vieron tantos usuarios.

“Nuestras bibliotecas son el corazón de nuestras comunidades”, aseguró el concejal Eric Garcetti, coautor de la Medida L.

“Juegan un rol crítico y multifacético: no sólo proveen acceso gratuito a los libros, sino que son lugares seguros para los niños, ahí se reúne la comunidad, ofrecen acceso a las computadoras, asistencia laboral”, enumeró el candidato a la Alcaldía.

La buena noticia es que la Medida L las ha salvado de un periodo donde ya se afila la tijera, por un déficit de 200 millones de dólares para el siguiente ciclo fiscal.

“El enfoque ha sido la seguridad pública, pero ¿qué ayuda más a la seguridad pública que la disponibilidad de las bibliotecas?”, expresó Paul Krekorian, presidente del Comité de Presupuesto y Finanzas del Concejo Municipal.

Villaraigosa coincide con este punto de vista. “Estar en la librería (biblioteca) evita que los chicos se involucren en problemas”, dijo.

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