Cuba pierde a Menoyo, un disidente

'Tenía una larga historia de lucha contra la tiranía del Gobierno'

Eloy Gutiérrez Menoyo.

Eloy Gutiérrez Menoyo. Crédito: Archivo AP

LA HABANA, Cuba.— Eloy Gutiérrez Menoyo murió ayer a los 77 años después de luchar junto a Fidel Castro en las filas rebeldes, intentar derrocarlo y terminar convertido en un disidente moderado abierto al diálogo.

Gutierrez Menoyo falleció en horas de la madrugada de un infarto en un hospital de La Habana, confirmó a The Associated Press su esposa Flor Ester Torres Sanabria.

Su hija Patricia Gutierrez Menoyo dijo a The Associated Press en Puerto Rico, donde reside, que “este llamado de libertad creció con él y marcó su vida”.

Explicó que después de largos años de prisión, su padre “se dio cuenta de que los adversarios dialogaban… Se dio cuenta de que la Guerra Fría había terminado, y de que en Cuba hacía falta una revolución. Llamémosla de paz”.

Para Oscar Chepe Espinosa, un economista de 71 años que cumplió una larga condena después de convertirse en disidente, la muerte de Gutiérrez Menoyo “es muy lamentable. Fue una persona con una larga historia de lucha contra la tiranía en Cuba”. Fue “honesto, vivió de una forma muy discreta los últimos años, pero siempre defendiendo sus puntos de vista y sobre todo la reconciliación entre los cubanos”, agregó.

Nacido en Madrid, España, el 8 de diciembre de 1934, se unió a las fuerzas comandadas contra la dictadura del Fulgencio Batista en 1957 y formó el Segundo Frente del Escambray, un pequeño grupo guerrillero independiente de Castro.

En 1961 salió al exilio para sumarse a Alpha 66, una organización anticastrista violenta y en diciembre de 1964 retornó a Cuba con una banda armada para derrocar al gobierno pero fue detenido y pasó 22 años en la cárcel, donde perdió la visión de un ojo y parte de su capacidad auditiva.

Recién quedó en libertad en 1986 a petición del gobierno español y tras una larga campaña internacional.

Se fue al exilio primero en Madrid y luego en Miami.

Finalmente, Gutiérrez Menoyo se instaló en Cuba en agosto de 2003 tras decidir quedarse de manera sorpresiva en la isla y sin pedir el permiso exigido por el Gobierno. “Vine a trabajar con una agenda abierta en favor de la paz y la reconciliación de los cubanos”, dijo en aquella oportunidad mientras su familia regresaba sin él a Estados Unidos, donde residió durante años. “Espero que un día los cubanos puedan entrar y salir de su país libremente sin necesidad de visa”, expresó con relación a la necesidad de los isleños de contar con la autorización gubernamental para esos movimientos.

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