No a la represión

El nuevo jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Mancera, asumió la responsabilidad de las personas que pudieron haber sido detenidas de manera arbitraria el pasado 1 de diciembre, durante los disturbios que se registraron el día de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto como nuevo presidente de México.

Está bien que Mancera asuma la responsabilidad, pero lo importante es que se realice una investigación certera que determine con exactitud quiénes fueron los responsables de los destrozos millonarios en la capital mexicana, y no se tome como culpable a cualquiera que haya asistido a protestar por la llegada al poder de Peña Nieto.

Es un derecho legítimo disentir y protestar contra el nuevo presidente. Lo que no es válido de parte de la autoridad es tomar como pretexto la revuelta para detener a gente que no fue culpable de la destrucción. Ojalá que la manera en que se respondió a las protestas del 1 de diciembre no sea el inicio de un régimen represor y autoritario y que los verdaderos autores de los destrozos reciban su castigo.

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