Historias de locos bajitos

Pregunta una niña: "¿Dios está en el cielo, como los pájaros? Entonces tendrá pico"

Un padre le dice a Manuela: "Manú, ahora pinta a papá". Manuela se acerca y le raya el pantalón.

Un padre le dice a Manuela: "Manú, ahora pinta a papá". Manuela se acerca y le raya el pantalón. Crédito: Morguefile

Papeles

Y ya que estamos de mucha Semana Santa les propongo la lectura de historias protagonizados por menudos:

“Magia es sacar un conejo de un sombrero. Abuelito: ¿tú puedes sacar a Dios de un sombrero?” (José Luis, 4 años).

El padre le dice a Manuela, 21 meses: “Manú, pinta un gatico”. Ella hace un par de rayones en una hoja mientras dice miaaaauuu. “Manú, pinta un perrito”; otro rayón al lado del del gatico, con su correspondiente uau, uau. “Manú, ahora pinta a papá”. Manuela se acerca y le raya el pantalón.

Daniel, 4 años, juega con sus amiguitos, incluidos unos gemelos. El abuelo le pregunta con quiénes estaba jugando: “Con los dos que son el mismo, abuelito”.

En el almuerzo, Pedro, 5 años, dice: “¿Sabes qué mami?, tengo una hipótesis. Creo que nuestro planeta la tierra es redondo porque la luna es redonda. Tengo muchas hipótesis. Creo que los pájaros cuando crecen se convierten en águilas”. La madre le dice: Pedro, me encantan tus hipótesis; creo que te cambio de nombre y te llamo Hipótesis. Me dice: “No, mami, me gustaría que me llamaras Hércules”.

De un abuelo que chorrea la baba: “A mi nieto, de veinte mesesitos, poco le falta para empezar a hablar. Por ahora habla en liliputiense… Nos entendemos a las mil maravillas. Nos turnamos para “leer” párrafo por párrafo, uno él y uno yo, el libro que ÉL saca de la biblioteca”.

Dos primitos, entre 7 y 8 años, se encuentran en la sala de espera de la sicóloga infantil porque presentaban desórdenes de comportamiento. Uno le pregunta al otro: ¿Oiga, y usted qué tiene dañado que también lo trajeron?

La maestra se acerca a la alumna y le pregunta qué está dibujando. “Estoy dibujando a Dios”, es la respuesta. “¡Pero nadie sabe cómo es Dios!”. La alumnita replica: “Lo sabrás dentro de un minuto”.

En una de esas vacaciones interminables, a fin de mantenerlo ocupado, le puse a mi hijo de tarea varias biografías. Cuando entregó el “trabajo” me explicó, furioso: “Falta la del Julio César ese que ni apellido tiene..!”.

“El viento se siente, pero no se ve. El viento es como Papá Dios. Papá Dios se siente pero no se ve. Es como los fantasmas que se sienten pero no se ven”. (Carlitos, 4 años)

El autor y conferencista Leo Buscaglia fue invitado a ser juez en un certamen para premiar al niño más amoroso. El ganador fue un pequeñín de 4 años que visitó a un anciano viudo que lloraba. Se sentó a su lado. Cuando su mamá le preguntó qué le había dicho al anciano, le respondió: “Nada, solo le ayudé a llorar”.

Pregunta Luisa, 4 años: “Mamá, ¿a vos te tocó la matanza del Niño Dios?”.

“Pienso que ya es hora de que haya un papá nuevo por aquí. ¿Cuándo expira tu mandato?” (Calvin).

Salieron los padres y dejaron a Tomás, 4 años, en poder de los abuelos.

-Te dejo con los abuelitos. Les tienes que hacer caso…

-No

-Debes hacerles caso…

-No les hago caso…

-¿Por qué no?

-¿Qué es caso, mamá?

Abuelito, la nieve, cuando la piso, hace cronch, cronch: es como cuando piso un paquete de papas fritas (Daniel, 3 años).

Pregunta una niña: “¿Dios está en el cielo, como los pájaros? Entonces tendrá pico”. (Contado por Ortega y Gasset).

“Soy niña, no tengo nada. Pertenezco al universo”.

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