Golpea el crimen a Michoacán

Varios poblados viven aterrorizados y la economía en el estado lo resiente

El general Alberto Reyes Vaca fue designado secretario de Seguridad Pública de Michoacán ante el aumento a la violencia.

El general Alberto Reyes Vaca fue designado secretario de Seguridad Pública de Michoacán ante el aumento a la violencia. Crédito: Notimex

MORELIA.— La batalla entre grupos de autodefensa y el crimen organizado no solamente ha sembrado terror en varios pueblos de Michoacán. También tiene lesionada su economía.

La Conferencia Patronal de la República Mexicana (Coparmex) denunció una disminución de alrededor del 15 por ciento en la dinámica económica de la entidad, principalmente en las zonas de conflicto.

Además, el sector agroindustrial reportó pérdidas por 25 millones de pesos tras el veto impuesto por el crimen organizado a los productores de limón en el valle de Apatzingán.

Jorge Hernández Gaona, presidente de los empacadores de limón en el Estado, reconoció que este problema paralizó durante un mes la cosecha y venta de cítricos en Buenavista Tomatlán, la zona líder en el ramo.

Sergio Ramírez, presidente nacional del Sistema Producto Limón, detalló que esa parálisis evitó la comercialización de 12 mil toneladas del cítrico y la actividad de 7 mil jornales.

“Estaríamos hablando de unas 12 mil toneladas que se dejaron de cosechar en esa área. Hubo pérdidas de alrededor de 25 millones de pesos en una zona que representa el 35% de la citricultura en la región”, expuso.

En abril, jornaleros y pequeños productores denunciaron amagos del crimen organizado para poder comercializar su cosecha en esa región michoacana.

Por esa amenaza, algunas empacadoras cerraron sus puertas y otras dejaron de recibir la cosecha y contratar a jornaleros procedentes de Buenavista Tomatlán. Pasar por el alto el amago podría implicar la quema de sus instalaciones, como ocurrió con una empacadora a la que sujetos armados le prendieron fuego el 13 de marzo pasado, ocasionando pérdidas millonarias.

El ataque estuvo dirigido a la industria “Cítricos Amatlán S.A. de C.V.”, ubicada en la comunidad de Santa Ana Amatlán, en Buenavista.

Quedaron calcinados tres tractores, tres tractocamiones, una cámara de refrigeración y cuatro máquinas seleccionadoras de limón que operan con sistemas computarizados, según peritajes de la Procuraduría de Michoacán. El veto a los limoneros fue atribuida al grupo Los Caballeros Templarios.

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