Sueña con su canal

Auge de Panamá impulsa el ansia de Nicaragua por el suyo

El presidente chileno, Sebastián Piñera (izq.), con el administrador de la Autoridad del Canal de Panamá, Jorge Quijano (der.).

El presidente chileno, Sebastián Piñera (izq.), con el administrador de la Autoridad del Canal de Panamá, Jorge Quijano (der.). Crédito: EFE

CIUDAD DE PANAMA, Panamá.— Curundú era en otros tiempos un laberinto de viviendas destartaladas de madera y pestilentes canales abiertos de drenaje, uno de los peores refugios de la Ciudad de Panamá para los pandilleros y narcotraficantes.

Entonces, hace tres años, el Gobierno derribó las precarias viviendas y construyó un dinámico vecindario de edificios de apartamentos, con calles asfaltadas, canchas de baloncesto y terrenos con césped artificial.

“Ahora se vive aquí de una manera más decente. La gente que pasa cerca de aquí ve un barrio más bonito, a los niños jugando al futbol”, dijo Ronny Murillo, un expresidiario de 45 años que trabajó en la construcción del nuevo barrio, uno de varios proyectos multimillonarios gracias a años de un auge económico impulsado fundamentalmente por la ampliación del Canal de Panamá, obras que costaron 5,250 millones de dólares. Detrás de Murillo, enormes grúas se alzaban sobre el perfil arquitectónico dela ciudad, transformado por decenas de nuevos rascacielos, muchos de apartamentos de lujos, tiendas de igual nivel y boutiques de moda.

En poco más de medio decenio, Panamá ha reducido en dos terceras partes el desempleo y casi ha triplicado el ritmo del gasto de Gobierno a medida que el crecimiento superior al 10% a causa del canal la ha convertido en la economía más dinámica de las Américas. Inmediatamente al norte, Nicaragua ha sufrido años de poco crecimiento y su condición del segundo país más pobre de la región, después de Haití, no ha cambiado.

La profunda diferencia entre las fortunas de estos dos vecinos centroamericanos explica mucho el ferviente apoyo del Gobierno nicaragüense a la vaga propuesta de una compañía china de construir una segunda vía interoceánica a través del centro de Nicaragua. A pesar de profundas reservas entre legisladores de la oposición, ambientalistas y expertos independientes en transporte marítimo, la Asamblea Nacional, controlada por el Frente Sandinista, votó abrumadoramente el jueves para otorgar a HK Nicaragua Canal Development Investment Co., con sede en Hong Long, la concesión exclusiva a 50 años, renovable, para hacer un estudio de factibilidad de un nuevo canal, así como construirlo y llevarse la mejor parte de las ganancias.

Buena parte del entusiasmo oficial en Nicaragua se centra en la esperanza de que el enorme nuevo canal pueda significar por lo menos un poco de la prosperidad de que goza Panamá.

“No creo que lleguemos a ser como Panamá, porque ellos nos llevan cien años de experiencia por delante, pero sí creo que esto va a ayudar a Nicaragua a salir de la pobreza y generar empleos”, dice Roberto Pasquier, un vendedor de electrodomésticos del popular mercado Roberto Huembes en Managua.

La prosperidad de Panamá ha atraído a decenas de miles de personas en busca de trabajo, en su mayoría de Nicaragua y de la cercana Colombia y la República Dominicana. Casi 40 mil han recibido un estatus legal en Panamá desde 2010 a tenor con un programa creado con el fin de satisfacer la fuerte demanda de mano de obra para proyectos que incluyen el primer metro subterráneo de Centroamérica, una inversión de 1,452 millones de dólares.

Panamá tiene el mayor nivel de desarrollo humano en Centroamérica, según el Programa de Desarrollo de la ONU, que mide factores como expectativa de vida, acceso a servicios médicos y educación.

“Parece [amigo] que aquí en Panamá se puede hacer dinero. Todos venimos detrás del dóla”, dijo Mauricio Hernández, de 29 años y oriundo de Medellín, Colombia. “Tengo menos de un año y he ganado dinero vendiendo comida [tortillas, hot dogs y pollo asado].”

El panameño Abel Aparicio, de 49 años y chef de un hotel, gana mil dólares mensuales, dos veces que cuando comenzó hace 20 años, y ha comprado dos apartamentos pequeños que alquila para suplementar sus ingresos.

“No hay tanta preocupación [en el caso de perder el trabajo]. Si sales de aquí se abren las puertas en otros lugares, además hay otras actividades en las que uno puede ganar dinero, aparte de los hoteles, que ahora son muchos”, dijo.

La economía de Panamá comenzó a tomar altura cuando las autoridades comenzaron la ampliación del Canal en 2007 y para 2010 el índice anual de crecimiento era de aproximadamente 10%, y sigue en ese nivel.

La ampliación del canal generó 30 mil empleos directos y el Gobierno del presidente Ricardo Martinelli, de inclinación derechista y populista, calcula que se han invertido 16,000 millones de dólares en obras públicas entre 2009 y 2014. Esa cifra fue de 4,400 millones de dólares entre 2000 y 2004. La tasa de desempleo de 13.5% de 2004 se desplomó a 4.6% en 2012, en una fuerza laboral de 1.6 millones de personas, y el índice de pobreza bajó de 36% en 2002 a 26% hoy.

Inversionistas acaudalados, muchos de Colombia y Venezuela, han construido proyectos de bienes raíces y turismo, restaurantes, tiendas de ropa, distribuidores de vehículos y empresas de informática en toda la Ciudad de Panamá.

Mientras tanto, Nicaragua sigue siendo el segundo país más pobre de la región y no tiene medios obvios, además de la esperanza del canal, de crecer con rapidez.

El Gobierno dice que ha creado 700 mil empleos desde que el presidente Daniel Ortega asumió el cargo en 2007 y el nivel de pobreza ha bajado de 50% en 2006 a 42% el año pasado, pero en el país todavía hay un millón de personas sin empleo, de una población de seis millones. El Gobierno afirma que si se construye el canal, en cinco años el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá de 11,000 millones anuales a 25,000 millones, lo que generaría cientos de empleos formales.

“Los que se oponen [a la construcción del canal] quieren que el país siga en el subdesarrollo y la pobrez”, dijo Edwin Castro, líder de la bancada del Frente Sandinista.

Nicaragua apuesta a que el empresario Wang Jing, que llegó al país el año pasado como jefe de la empresa de telecomunicaciones Xinwei Telecom Enterprise Group, que firmó un contrato con el Gobierno para mejorar el sistema de telecomunicaciones del país y prometió invertir un máximo de 700 millones de dólares, que hasta el momento no se han visto.

“No podemos creer que se va a construir un canal interoceánico por esta empresa cuando a estas alturas no ha puesto ni una sola línea telefónica ni ha hecho nada de lo que anunció, todo es mentira”, dijo a la AP, el diputado opositor Eliseo Núñez.

El jefe de la entidad rectora de las telecomunicaciones de Nicaragua dijo a los reporteros la semana pasada que Xinwei instalará las primeras nuevas antenas a finales de julio o principios de agosto, y que la demora se debía a las altas exigencias de manufactura de Xinwei. Sin embargo, esos problemas han alimentado amplias dudas en Nicaragua, donde muchos se muestran escépticos sobre los sueños de riquezas estilo Panamá.

“Todo esto es una gran ilusión que nos están vendiendo, que nos convirtamos en otro Panamá es falso. Creo seguiremos siendo la misma Nicaragua pobre, todo esto es política y negocios”, dice el taxista Francisco Siles mientras espera tomar algún pasajero en las afueras de un hospital capitalino.

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