Madre de mexicanos acusados en Malasia pide ayuda (video)

Madre de los hermanos juzgados por narcotráfico en Malasia, y que pueden ser ahorcados por ese delito, pide ayuda al gobierno mexicano para salvar sus vidas

Policías malasios escoltan a José Regino Villareal (centro) y Luis Alfonso  González a su salida del  tribunal.

Policías malasios escoltan a José Regino Villareal (centro) y Luis Alfonso González a su salida del tribunal. Crédito: EFE

MÉXICO, D.F.— “Le pido a Dios que no les pase nada a mis hijos”, atinó a decir Carmen Villarreal después de enterarse a través de un tuit que un juez malayo ratificó la pena de muerte para tres de sus hijos acusados de narcotráfico en el país asiático.

Villarreal estuvo cuatro horas a la espera de noticias, frente a una computadora que alguien colocó en el patio de su casa del poblado Loma de Rodriguera, una humilde región de la periferia de Culiacán, Sinaloa (noroeste), donde el patriarca se gana la vida cociendo ladrillos.

Al lugar llegaron siete hermanos de los inculpados, 32 nietos, vecinos y reporteros para escuchar el veredicto, todos juntos, como si se tratara de un evento dominical para ver la final de una liga de fútbol, aunque sin cobertura de televisión satelital porque la suerte de los sinaloenses sólo se siguió en ese momento desde México a través de la red social Twitter.

A las 2:30 de la mañana, uno de los mensajes detalló que los hermanos Luis Alfonso (44 años), Simón (37) y José Regino (33), capturados el 28 de mayo de 2008 por la Policía Real, que decomisó 29 kilos de metanfetaminas y precursores químicos con valor de 15 millones de dólares, eran culpables.

Los hermanos salieron cabizbajos de la corte en Malasia, mientras en Sinaloa el patio familiar se sumergió en el silencio hasta que la madre rompió en llanto y pidió justicia.

Ella cree en la inocencia de sus hijos, en la versión del abogado defensor de que los González Villarreal se encontraban en el lugar de los hechos sólo en labores de limpieza. “No merecen morir así”, dijo.

Horas después Leticia, una de las hermanas, recordó entre lágrimas sus pensamientos de ese momento: “Ellos no irán a la horca, no va a pasar, mis hermanos van a regresar”.

Con tal convicción pidió nuevamente ayuda al Gobierno porque aún tiene la esperanza de salvar a los suyos a través de la revisión del caso en la Corte Suprema Federal que podría cambiar la pena máxima por 30 años de prisión y muchos azotes o hasta la libertad. “Se trata de un asunto de vida o muerte”.

En meses pasados, Leticia viajó al puerto de Mazatlán, donde el presidente Enrique Peña Nieto realizó una gira de trabajo, pero no pudo hablar con él, la atajó un subalterno que le recibió la solicitud de audiencia y le advirtió que su caso “era muy difícil”.

La cancillería mexicana informó a través de un comunicado de prensa que utilizará “todos los medios a su alcance posibles” para luchar con el fin de revocar la sentencia.

Los hermanos son los primeros mexicanos arrestados en Malasia por cargos de narcotráfico. Ellos trabajaban en la producción y venta de ladrillos en México y la familia asegura que salieron tras una oportunidad laboral en el extranjero.

Los tres son de Sinaloa, cuna del narcotráfico mexicano, pero no tienen historial delictivo en México.

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