El uso de armas químicas

La utilización de armas químicas en Siria hace inminente la intervención de EE.UU. en el conflicto.

La utilización de armas químicas en Siria hace inminente la intervención de EE.UU. en el conflicto. Crédito: EFE / Archivo

Siria

La intervención en el conflicto de Siria por parte de una coalición militar liderada por Estados Unidos es cuestión de tiempo. Al gobierno norteamericano lo único que le resta decidir es cómo, cuándo y en qué lugares específicos se efectuaría el bombardeo.

Existen varios elementos que contribuyeron a una inminente intervención norteamericana en la guerra civil siria. Por una parte, el golpe de estado en Egipto, perpetrado por la dirigencia militar de ese país, indudablemente —a pesar de favorecer geopolíticamente a Estados Unidos— puso en tela de juicio la influencia norteamericana en el Medio Oriente.

Por otra parte, el asilo político concedido por Rusia a Edward Snowden reabrió viejas heridas de la Guerra Fría. El gobierno de Barack Obama no vociferó tanto con la decisión rusa, pero ahora percibe una gran oportunidad para cobrárselas con creces.

Sin embargo, la utilización de armas químicas por fuerzas militares del gobierno de Bashar al-Asad contra rebeldes y la población civil en Damasco ha roto el silencio de los países que firmaron algunos tratados que prohíben la utilización de armas de destrucción masiva.

Uno de los primeros convenios en contra del uso de armas químicas fue firmado en el Protocolo de Ginebra de 1925. La Primera Guerra Mundial fue el primer escenario bélico donde se abusó de estos armamentos. Entonces la Sociedad de Naciones (anterior a las Naciones Unidas) decidió acordar leyes internacionales para regular su utilidad.

A pesar de las buenas intenciones, el nuevo tratado no prohibió enteramente la creación de agentes químicos ni tampoco obstaculizó su total utilización.

Algunos países podían crearlos y guardarlos en bodegas especiales. Aunque no podían hacer uso contra los países firmantes delProtocolo, los Estados tenían la libertad de disponerlos contra países que no estaban contemplados en dicho tratado o contra su propia población.

En este contexto, el gobierno Nazi de Hitler utilizó, entre otros mecanismos, gases mortales en los campos de concentración para matar a más de 6 millones de judíos.

En septiembre de 1992 se adoptó la Convención de Armas Químicas en la Conferencia de Desarme de Ginebra (CWC). Fue el primer tratado multilateral que permitió prohibir totalmente el uso de agentes químicos mortales. Y en abril de 1997 se estableció la Organización para la Prohibición de Armas Químicas para dar curso a lo adoptado por la CWC. Actualmente 189 países toman parte de la CWC.

A pesar de que Siria no participó en la CWC, la comunidad mundial no puede permitir que un gobierno dictatorial haga utilidad de un agente químico mortal que está prohibido por más del 98% de la población mundial.

“…aquellos que usan armas químicas contra los hombres, mujeres y niños deben ser responsabilizados”, dijo el vicepresidente norteamericano Joe Biden.

Hoy, el mundo solo espera la resonancias y la incandescencia de los misiles de una coalición internacional contra el régimen de Bashar al-Asad .

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