El laberinto sirio

El Consejo de Seguridad busca alternativas a conflicto sirio.

El Consejo de Seguridad busca alternativas a conflicto sirio. Crédito: ONU

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El análisis del problema sirio rebasa los fundamentos básicos más utilizados en el estudio de condicionantes y repercusiones socio-políticas de lo que podríamos llamar conflictos normales. El caso sirio no sólo involucra componentes de legitimidad en cuanto al uso de fuerza internacional, de eficacia de logros al evaluar resultados, sino que también conlleva la creación de precedentes respecto a la forma de responder al uso de armas químicas. Es decir, el castigo a esta práctica, así como las repercusiones que se tienen con otras naciones que participarían en las operaciones armadas.

Uno de los primeros aspectos que surge es la condición de legitimidad. Desde ya ha se ha planteado el enredo —que algunos lo ven análogo— a lo ocurrido con Irak, en el sentido de que Estados Unidos ha decidido actuar sin los informes ni la aprobación de la Organización de Naciones Unidas. Desde luego que Obama se ha tomado también lo molestia de formar una coalición, de la cual Francia aparece como el socio más seguro; todo ello, dado el veto que prácticamente le dio la oposición laborista al Primer Ministro David Cameron en su aspiración a actuar por la libre.

En todo este escenario, a Obama se lo ve como reticente. Pareciera como que a regañadientes va moviéndose para llevar a cabo un ataque. Algunos incluso lo señalan de indeciso, pero la evidencia demostraría que el presidente estadounidense está preocupado por la legitimidad interna. Ha hecho esfuerzos por obtener la aprobación del Congreso federal previo a su reacción.

En todo caso, Estados Unidos insiste en jugar el papel de la “potencia indispensable”, la legitimidad buscada, en última instancia, es de carácter interno. En lo externo, está fuera de cuestionamiento, que Washington representa la única superpotencia militar, algo que también pasa factura y gravita en los bolsillos de los ciudadanos de ese país.

Uno de los aspectos que pone de relieve el caso sirio, como ha sido el de otras eventualidades, es hasta donde es eficaz el poder de Naciones Unidas. Esto se relaciona con los entresijos en la toma de sus decisiones y muy especialmente la fácil parálisis en la cual puede caer el organismo internacional.

Expliquemos. No obstante tener una Asamblea General, en lo fundamental, el poder real en la toma de decisiones reside en el Consejo de Seguridad. Empero y más específicamente, dentro de esta instancia, quienes tienen la decisión clave, son los cinco miembros permanentes con derecho a veto: China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia. Si uno de ellos simplemente veta una resolución, la misma se ve bloqueada y por tanto, no puede ser operativa.

Así de simple. Basta que uno de los cinco se oponga, para que se empantane cualquier iniciativa, independientemente de que tenga el aval de todos los otros miembros permanentes y aún del total de integrantes del Consejo de Seguridad —cinco con derecho a veto, permanentes, y 10 que son rotativos y cuya vigencia de mandato es de dos años.

En el caso de Siria, ha sido evidente y declarado que China y Rusia se opondrían a un castigo bélico que hiciera pagar al régimen de Bashar Al-Asad por el uso de armas químicas contra el pueblo y la oposición política; esta última plantándole cara al gobierno sirio desde abril de 2011. Nótese que ya son 28 meses durante los cuales una marea de sangre se habría cobrado no menos de 90,000 víctimas. De allí que la parálisis de Naciones Unidas en casos como este —u otros como Ruanda en 1994, Bosnia-Herzegovina en 1998 o bien Kosovo en 1999— sea un escenario casi automático de alcanzar, cuando los consensos no son factibles.

Otra de las situaciones es el uso de armas químicas. ¿Se trataría igual el caso de ataques que pudo haber realizado Israel contra los palestinos en 2008? En esto también se presenta una constante de poder político y de poder económico. En el caso de Israel el tratamiento es diferente, y es más que evidente que este país tiene un papel fundamental en la respuesta que se pueda tener a la situación Siria.

Incluso las salidas coyunturales no son fáciles para la situación siria. Es evidente que el haber podido alcanzar ya la formación de un Estado Palestino ahora sería de gran ayuda, pero el tiempo y las condiciones de castigo al uso de armas químicas se van imponiendo. Con todo, no hay carencia de razones: la lenta respuesta de Obama está justificada.

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